Carmelo y el Limonero – Capítulo 9: Las raíces

El rincón del huerto que había permanecido en el olvido comenzó a transformarse solo con la decisión de recuperarlo. Parecía como si las flores de la lista de su abuela aguardaran ese momento, ocultas bajo la tierra que alguna vez las había acogido.

Esa mañana, ella y el abuelo fueron al mercado del pueblo. Entre los puestos repletos de colores y olores, buscaron semillas, plantones y las herramientas que necesitarían para devolverle la vida al rincón del huerto. Mientras caminaban, él señalaba flores que reconocía con absoluta claridad.

De regreso en el huerto, cargados con su botín de colores y fragancias, el rincón que habían despejado días antes parecía haberse expandido. Había en él una sensación de espera, como si la tierra estuviera lista para abrazar las nuevas raíces.

Se pusieron manos a la obra, en un silencio lleno de significado. El abuelo trazaba los surcos con la precisión metódica que siempre demostraba en el huerto, mientras ella distribuía las semillas con esmero, pronunciando en voz baja los nombres que había transcrito de la lista de su abuela.

Cada tanto, el abuelo pausaba su trabajo y alzaba la vista hacia el limonero, el lugar donde Carmelo descansaba ahora. Su mirada parecía buscar algo en el árbol, como si esperara un tipo de respuesta silenciosa.

—¿Sabes qué? —dijo el abuelo, rompiendo la quietud con un tono suave—. Tu abuela solía decir que las flores siempre regresan, aunque desaparezcan por un tiempo. Creía que todo lo que entregas a la tierra encuentra la forma de volver.

Ella asintió en silencio, sin querer interrumpir ese momento. Era extraño, casi inusual, escuchar al abuelo hablar de su abuela con tanta franqueza, como si hasta ese día hubiera evitado abrir esa puerta.

—Cuando trabajábamos juntos en el huerto, siempre repetía lo mismo: que las flores no eran solo para ella. Eran para los que vendrían después, para quienes las descubrirían y les darían un nuevo significado.

Pasaron horas dedicados a la tarea: removiendo la tierra, sembrando las semillas con cuidado y colocando piedras para delinear los bordes del rincón. Cada acción parecía un acto de homenaje.

Esa noche, antes de retirarse, regresó al patio y se sentó junto al limonero. Bajo la luz plateada de la luna, el rincón parecía haber cambiado. Había en él una plenitud misteriosa, como si las semillas ya estuvieran germinando en el silencio de la oscuridad.

 

En el siguiente capítulo, el momento de la despedida llegará. La nieta deberá tomar decisiones difíciles, pero el abuelo, con su sabiduría silenciosa, la acompañará en este nuevo paso.

 

Nicanor García Ordiz presenta su nuevo libro “Carmelo y el limonero”, que llegará por entregas a los lectores de Bembibre Digital

Prólogo y Capítulo 1: El regreso

Capítulo 2: Carmelo

Caítulo 3: El huerto

Capítulo 4: Fotografías del pasado

Capítulo 5: La tormenta

Capítulo 6: La enfermedad de Carmelo

Capítulo 7: Recuerdos compartidos

Capítulo 8: El álbum oculto

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