“Sensación de descontrol” e “inseguridad jurídica”. Así ha resumido el Círculo Empresarial Leonés la situación como consecuencia de los continuos cambios de criterio sobre la desescalada en el ámbito regional ante las últimas declaraciones del vicepresidente y varios consejeros sobre las medidas restrictivas. Mientras Igea habló de una desescalada gradual y provincial en función de la situación UCI, Suárez Quiñones matizó y llegó a contradecir ayer al vicepresidente asegurando que el lunes habrá desescalada en toda la comunidad.
Desde el Círculo Empresarial Leonés consideran que “es positivo conocer con la suficiente antelación los nuevos criterios y baremos y las previsiones que maneja la administración autonómica de cara a la reapertura de los negocios cerrados o muy restringidos en su actividad para saber a qué atenernos en cada momento y también de cara a Semana Santa”.
Sin embargo, han abogado por criterios provincializados en una comunidad “tan extensa y diversa como Castilla y León, la más grande de España, más incluso que Portugal, y con grandes diferencias en las tasas de contagio y de ocupación de Ucis”.
Lamentan la confusión derivada de los cambios de criterio para pedir un “marco estable y claro y una actuación política rigurosa que dé confianza a los ciudadanos y que permita encarar un proceso de desescalada ordenado y responsable por parte de todos”.
Ayudas directas
El colectivo empresarial ha recordado la necesidad de aportar ayudas directas para compensar el cierre ante esta emergencia sanitaria. “Siempre hemos defendido que la salud está por encima de todo, pero también la necesidad de conjugar economía y salud pública y el derecho de las personas a ganarse la vida ejerciendo su actividad”, explica el CEL. “Si, por razones científicas en la evolución de la pandemia la administración obliga al cierre de determinados establecimientos, lo lógico es que se compense con ayudas directas, como han establecido en otros países”.
En este sentido, aseguran no entender “por qué no se implementan ayudas directas a los sectores que antes de la pandemia eran competitivos y ahora se encuentran en una situación extremadamente compleja como es el sector turístico en todas sus vertientes, la hostelería, restauración, gimnasios y centros deportivos, pequeño comercio, empresas de eventos, culturales, salones de banquetes y un largo etcétera de negocios que están al límite de su resistencia, sin apenas ingresos o con pérdidas de hasta el 60% -en el caso del comercio minorista-, asumiendo el pago de impuestos y costes fijos y prácticamente sin ninguna ayuda o compensación”.