A CIENCIA CIERTA / El imprevisible futuro, individual y colectivo

La preocupación por el futuro, tanto a nivel personal como colectivo ha sido una constante a lo largo de la historia de la Humanidad. Esta cuestión al igual que la de nuestros orígenes se ha intentado responder siempre acudiendo a creencias y religiones diversas. ¿Qué puede decir la Ciencia a este respecto?. Me servirá de guía para elaborar este breve artículo, otro que en el año 2.010 publiqué en la revista LEO que edita la Asociación Leonesa de Astronomía.

En lo que atañe a nuestro futuro a nivel individual y por más vueltas que se den al asunto, lo cierto al menos por lo que hoy sabemos, es que el destino de cualquier persona en nada difiere del de un perro o un pájaro. Con el paso de los años nuestro cuerpo y nuestra mente se van deteriorando más y más hasta que llega la muerte. Tras la misma se produce un proceso de descomposición del cuerpo, que da lugar a la reducción del mismo a diversos conjuntos de átomos que son en general de carbono, hidrógeno oxígeno y nitrógeno. Estos átomos eventualmente pueden formar parte de otros seres vivos o de materia no viva (rocas, minerales agua,…). Un átomo de carbono por ejemplo presente en el cuerpo de un ser humano vivo actualmente pudo formar parte en otros tiempos de un árbol o de una roca. Del mismo modo un átomo de oxigeno de una corriente de agua pudo haber formado parte de un ser vivo cualquiera.

La muerte lo que hace es reciclar la materia y nada mas. Los átomos que durante un tiempo forman parte de los seres vivos (entre ellos los humanos) después se dispersan y se asocian a otros átomos que forman parte de seres vivos o no vivos. La idea de que al cabo de un tiempo más o menos largo volvamos los humanos a resucitar y volver a tener el mismo cuerpo que tuvimos en vida es totalmente disparatada en base a lo que hoy sabemos. Por lo que respecta al alma y asimismo por lo que sabemos esta no es mas que la huella que dejemos en nuestra actividad como seres vivos y sobre todo seres vivos inteligentes. Los poetas, los músicos, los artistas, los científicos, los políticos,… de otros tiempos ya fallecidos siguen de algún modo presentes en base a los recuerdos que nos legaron y que se conservan. De hecho raro es el día que a través de los medios de comunicación por ejemplo; no sale a relucir tal o cual personaje de un pasado mas o menos lejano. Su alma es esto realmente ,…pero nada mas.

Por tanto la pervivencia futura de cada uno de nosotros depende de la pervivencia de la Humanidad. Todo el enorme legado cultural que desde hace siglos hemos acumulado los humanos, sería totalmente inútil si no hubiese humano alguno que lo pudiese contemplar e interpretar. A las hormigas por ejemplo de nada les sirve una buena novela o un magnífico cuadro. Así pues la pervivencia de la Humanidad es esencial para la pervivencia de cada uno de nosotros, aunque sea sólo como simple recuerdo sea bueno o sea malo. Creo que precisamente en el cementerio de Bembibre hay una especie de epitafio que dice “recordadnos y entonces no habremos muerto realmente” o algo similar. Así las cosas quizá haya que preguntarse que futuro le espera a la Humanidad.

¿QUE FUTURO ESPERA A LA HUMANIDAD?

Yo pienso que esta es una pregunta a la que absolutamente nadie es capaz de contestar. Si tenemos suerte y somos inteligentes es posible que durante muchos siglos e incluso durante muchos milenios los humanos podamos perpetuarnos como especie. De este modo si se perpetúa nuestra especie, se perpetuará el recuerdo (bueno o malo) de cada uno de nosotros y es por lo que sabemos la única posibilidad que tenemos de perpetuarnos tras la muerte. En este sentido y sólo en este sentido podemos decir que tenemos un alma inmortal. Mientras existan seres humanos podrá conservarse el alma de cada uno de los muertos de modo más o menos evidente. No obstante a medida que pase el tiempo los humanos serán más diferentes de los actuales y nadie sabe en que medida serán esas diferencias. Al cabo de un tiempo lo bastante dilatado las diferencias pueden ser tales que puedan parecer otra especie totalmente diferente a la nuestra. En realidad esto es algo que ha estado ocurriendo siempre con los seres vivos. Es lo que llamamos la evolución de las especies.

En cualquier caso hoy sabemos algo que hace siglos no se sabía y es que la Tierra es un planeta limitado. Por tanto esa ancestral idea de creced y multiplicaos debería ser matizada y expresada como creced y multiplicaos, pero con prudencia. Si el número de seres humanos se multiplica más y más es evidente que este planeta será incapaz de albergar a la Humanidad. En este caso la única salida sería poder hacer asentamientos humanos fuera de la Tierra.

Otra posibilidad absolutamente cierta es que la Humanidad se extinga por completo como se han extinguido otras especies. Quizá el caso más conocido es el de los dinosaurios. Esto sería realmente una tragedia no sólo para la Humanidad en su conjunto, si no para cualquiera de los humanos que hoy vivimos, que vivieron hace siglos y que vivirán en el futuro. En este caso todo el inmenso legado cultural (las obras de arte, la literatura, la ciencia, la música, los monumentos,…) se convertiría en un enorme sin sentido.

Seguramente más de un lector se preguntará que es lo que hay de cierto en torno a lo que nuestra religión dice sobre el Cielo, el Infierno, la Resurrección de los muertos o el Juicio Final. La respuesta es que la Religión se basa en creencias que no se han podido demostrar (por eso son creencias) …pero lo que no se ha podido probar, no es necesariamente incierto. Por otra parte es evidente que La Ciencia, no lo sabe todo y tampoco es infalible. Así pues al final todo depende de una decisión personal: creer o no creer. Yo escribo sobre lo que se o sobre lo que la Ciencia y hasta donde yo se conoce; pero nada más. Por ello no pretendo en modo alguno convencer a nadie de que nadie pierda su fe. Eso es algo muy personal de cada cual que hay que respetar.

Acompaño a este texto una espectacular imagen de unas célebres pinturas realizadas en el siglo XVI, por el no menos célebre pintor Miguel Ángel en las que se representa el Juicio Final del que habla la Religión Católica.

Rogelio Meléndez Tercero

 

 

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