A CIENCIA CIERTA / La Iglesia, la cultura y el mundo rural

Desde hace ya muchos años (siglo pasado) me he ocupado de la cultura y conocimiento científico en el mundo rural. He publicado ya bastante sobre el tema, pero siempre hay algo más que aportar. Ahora pretendo indicar una serie de datos más o menos puntuales y aislados que he tomado en buena medida, de análisis realizados desde hace décadas en diversos archivos y en especial los de la parroquia de Castropodame y del Concejo de esta hoy pedanía. Ambos archivos en gran parte han estado y están juntos. Supongo que es sólo un ejemplo de lo que acaeció en otros muchos pueblos, por diminutos que sean. Puesto que las escuelas más básicas y elementales de nuestros pueblos (hoy muchas vacías) son históricamente muy recientes, tengo que señalar que durante muchos siglos (hasta el siglo XIX), fue la Iglesia una de las principales fuente de cultura, para las personas del mundo rural. También el concejo tuvo un papel destacado, pero de momento me centraré en la Iglesia. En un posterior artículo me ocuparé del concejo.

ROMA Y LA IGLESIA

Hemos de comenzar recordando que aún se conservan en pueblos del Bierzo, inscripciones de época romana. Hace unos 20 siglos por tanto ya se conocía la escritura, aunque la inmensa mayoría de las personas no supiesen ni leer ni escribir como es obvio. Por algo se empieza. La Iglesia, que ya debió estar presente en El Bierzo en tiempos del Imperio Romano, al explicar su doctrina y aunque de modo indirecto pudo hablar a los lugareños sobre una serie de cuestiones, que debieron servir para que los primitivos cristianos reflexionasen sobre asuntos que tienen relación con el conocimiento científico, como nuestros orígenes y nuestro destino. Asimismo en la Biblia se habla de antiguos pueblos y lugares. El concepto de geografía e historia se halla implícito en sus páginas. Es obvio que la Biblia para la ciencia es sólo un conjunto de leyendas; pero en toda leyenda suele haber un fondo o al menos una cierta relación con la realidad.

Cuando el Imperio Romano desapareció llegaron los llamados bárbaros. Eran mucho más incultos que sus predecesores y no creo que escribiesen mucho. En el siglo 8 llegaron los musulmanes, que si eran por lo que sabemos más cultos y amantes de la escritura que los bárbaros, pero que estuvieron poco tiempo en El Bierzo (menos de medio siglo) y así poco a poco la presencia de la escritura se debió hacer más habitual incluso en pequeños pueblos. Es en las iglesias y ermitas de los pueblos donde con más probabilidad pueden hallarse viejas inscripciones. No obstante la realidad es que cuando intentamos documentar la historia de uno cualquiera de los diminutos pueblos bercianos (y no tan diminutos por supuesto), nos hallamos con una laguna de datos que abarca ¡ varios siglos!. Los documentos que citen a uno cualquiera de nuestros pueblos anteriores al año 1000 deben ser muy escasos tal y como hace muchos años (Mercedes Durany), dejó entrever en un conocido e interesante libro. En el catálogo de documentos del Monasterio de San Miguel de las Dueñas (Gregoria Cavero Domínguez) el documento más antiguo citado es del año 1172. Esta enorme laguna y escasez de datos se explica sólo en parte porque a medida que retrocedemos en el tiempo, la probabilidad de hallar documentos es menor. Es algo evidente. Las diversas invasiones acaecidas antes del año 1000 así como otras diversas circunstancias (incendios, pérdidas accidentales…) provocaron esta escasez de documentación.

También influyó lógicamente la mentalidad. La Iglesia sustituyó la filosofía natural por la filosofía cristiana. Las escrituras eran de carácter religioso y durante muchos siglos todo giró en torno a la religión. Pero los monasterios fueron lugares donde se refugió la cultura y si hemos de buscar la historia hay que acudir a ellos. Por ejemplo en el monasterio de Santa María Magdalena del minúsculo pueblo de Cerezal de Tremor, había en 1823 había cuatrocientos tomos como mínimo, según publicación de Ainhoa Simón Simón. Una significativa parte de la historia de muchos pueblos se halla todavía hoy día reflejada en documentos redactados en monasterios. En el Archivo Histórico Nacional (Madrid) muchas veces tuve ocasión de comprobarlo. Obviamente no es que los monjes y monjas se dedicasen a realizar crónicas de lo que ocurría, pero parte de la actividad de la comunidad religiosa y también la administración de sus bienes han quedado reflejados en documentos que aportan detalles puntuales y más o menos curiosos e interesantes sobre pueblos diversos y a veces diminutos.

Ciertamente no es lo mismo un monasterio que una parroquia. Mientras que los monasterios eran lugares adecuados para guardar libros y escrituras las parroquias eran otro tema. Los curas de los pueblos en la Edad Media y por lo que parece no siempre tenían una formación adecuada, pero en el Concilio de Trento se trató de paliar esta situación creando los seminarios. Fue también por esa época cuando se iniciaron los registros parroquiales. El más antiguo dato conocido a este respecto sobre Castropodame se inició en el año 1562 y en concreto según parece exactamente el día de San Juan. Coincide pues con el Concilio de Trento. El inicio de registros parroquiales (bautismos, matrimonios y defunciones), es una herramienta de inestimable valor para conocer la historia de un pueblo.

Pero los libros de los archivos parroquiales son muchos y muy diversos, aunque eso si todos relacionados con asuntos parroquiales. Hay por ejemplo inventarios de bienes (apeos) que son de gran interés y que muestran el cuidado que se ponía en identificar bien las fincas, haciendo incluso croquis de las mismas y señalando las longitudes de sus lados. Son inventarios que técnicamente son mejores que el Catastro de Ensenada (mitad siglo XVIII). En el caso de Castropodame (y supongo que lo mismo en otros), es en los olvidados libros del archivo parroquial donde se halla contenida aún buena parte de su historia. Esta es la contribución de la Iglesia a la cultura. Fue justamente la parroquia la que custodió durante buena parte de los siglos XIX y XX los libros de antiguo concejo y seguramente gracias a esa custodia aún hoy día se conservan en gran medida.

Ciertamente la omnipresencia de la religión provocaba una clarísima preferencia por asuntos religiosos. Si hacemos un repaso de los escritores bercianos anteriores al siglo XVIII ( Jesús García García. I.E.B. “Estudios Bercianos”. Año 1995) ello resulta clarísimo. Incluso hubo un escritor de Castropodame que ya a finales del siglo XVII había escrito un libro y como no de carácter religioso… pero un libro al fin y al cabo.

Los párrocos durante muchos siglos fueron las personas que formaron parte del reducido grupo de gentes con cultura. El párroco y el escribano (cuando lo había) eran en diversos casos casi las únicas personas que sabían leer y escribir. La máxima autoridad local (juez ordinario) incluso y en algún caso ya en el siglo XIX, no. Con saber leer y escribir ya se era una persona culta. En Castropodame incluso en el siglo XIX y ya con la existencia de los modernos ayuntamientos (año 1844) se recurría al párroco para que ejerciere de secretario en los procesos electorales de la época.

Al escribir esto soy consciente y mucho, de que gran número de personas critican la labor de la Iglesia, porque dicen adoctrinaba a las gentes aprovechándose de su ignorancia. Bueno la Iglesia es una institución que cuenta con 20 siglos de historia y en tan dilatado tiempo es muy difícil yo diría que imposible, que no hayan existido periodos y hechos oscuros y criticables…pero eso sucede actualmente con muchos de los partidos políticos, que a menudo tratan de convencernos de que “nosotros tenemos razón y los otros no”. Por otra parte hay que señalar que en nombre de bellas y seductoras ideas ( la libertad, la igualdad, el progreso…) se han cometido a veces muchas tropelías. No están muy lejanos los tiempos en que se destruyeron archivos y bibliotecas (algunas custodiadas por la Iglesia), en nombre de bellas ideas. Por tanto hay que tratar de ver siempre las dos caras de la moneda.

Las autoridades civiles y los concejos también tuvieron su papel en la transmisión y conservación de la cultura y el conocimiento en el mundo rural pero eso será como dije en un próximo artículo.

Rogelio Meléndez Tercero

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