Los rostros de los cinco encerrados, ocho días después de la entrada en el pozo de Santa Cruz del Sil

Han pasado ocho días desde que una marea humana tomara el Paseo de la Castellana de Madrid para exigir soluciones al sector del carbón. El mismo día en que los siete encerrados en el pozo de Santa Cruz del Sil salieron a la superficie para ser relevados por otros cinco mineros que, entonces, no quisieron protagonismo. Hoy, una semana después, se mantienen a 700 metros bajo tierra, a 3.000 metros de distancia, para recordar al Gobierno que el sector minero no se rinde para recuperar los acuerdos incumplidos.

Eliseo Otero, Luis Ángel Castañeda, José Antonio Páez, Miguel Ángel González e Ivo Nitkov son los nombres propios de quienes han decidido sacrificar un poco de sí mismos para exigir las soluciones que no han llegado hasta la fecha.

Su reivindicación se centra en el futuro de la minería, máxime en un momento en que, a la vista de los últimos acontecimientos, “El Bierzo se muere”. Pero muy concretamente este sector del que la comarca ha mantenido una dependencia considerable a lo largo de los años.

Por ello, no sólo está en juego su futuro sino el de miles de familias en la comarca. Es la razón por la que han llegado a esta situación, recluidos voluntariamente en un espacio similar al de un pequeño apartamento que deben compartir cinco personas, en 40 metros cuadrados, en unas condiciones húmedas y reducidas que no les van a impedir mantener esta reivindicación bajo tierra.

Ahora tienen que pensar en cómo afrontar los días que les quedan por delante, sin todo lo que tienen en el exterior. Por ello, son conscientes que lo mejor es olvidar cuanto puedan disponer afuera, pero con el calor humano siempre presente de sus familiares y amigos, de los vecinos de las poblaciones próximas, y de las miles de personas que, de una forma u otra, día a día expresan el apoyo a la minería del carbón.

Fotos: César Sánchez

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