A Ciencia Cierta / El Catastro de Ensenada: luces y sombras

Según lo que recuerdo fue allá por el lejano verano del año 1978 cuando me enteré de la existencia del Catastro de Ensenada. Fue gracias a la lectura de un libro titulado “Historia de Bembibre” de Antonio Diaz Carro.

En aquella ya lejana época me impresionó mucho lo que A. Díaz Carro escribió acerca de este Catastro. Con el paso de los años he tenido ocasión de analizar de modo más o menos profundo ese catastro del siglo XVIII y su contenido referente no sólo a Bembibre si no a muchísimos pueblos de España. Así pues es el momento de hacer un análisis del mismo; análisis eso si que me parece que no es la primera vez que hago. No obstante nunca está de mas insistir en ciertas ideas, sobre todo teniendo en cuenta que sólo una muy escasa parte de lo que uno escribe ( me parece) es lo que queda grabado en la mente de los lectores.

El Catastro de Ensenada no sirve -en mi opinión- para tener una visión de los pueblos en los que se llevó a cabo allá por los años centrales del siglo XVIII, tan próxima a la realidad que nos permita “pasearnos” de modo por los mismo como en el año 1978 señaló A. Diaz Carro al referirse a Bembibre. Hoy día a través de las imágenes del “ Google” por ejemplo si nos podemos pasear por pueblos lejanos; pero la información que nos ofrece ese catastro del siglo XVIII dista mucho de llegar a este punto.

Es cierto no obstante que sirve para indicar de modo que a muchos efectos prácticos podemos considerar aceptable, el número de vecinos y de personas de  cada poblacion, los tipos de labores cotidianas que hacían sus moradores, el número de molinos y otros edificios singulares (lagares por ejemplo), los campos de uso común, el número de edificaciones y el uso al que se destinaban, el número de clérigos,…..en una palabra yo diría que a partir del análisis  este catastro se puede saber por ejemplo y con aproximación aceptable si un pueblo dado, Matachana por ejemplo era más o menos importante que otro vecino. No obstante este catastro tiene notables lagunas.

Desde el punto de vista geométrico es  muy, muy deficiente si los comparamos con los catastros elaborados en el siglo XX y XXI. Las fincas se dibujan mediante simples croquis a mano alzada sin escala. La ubicación de las mismas es muy imprecisa ya que  a este respecto lo único que se indica es su distancia en pasos a un “punto” de referencia dado como puede ser la población.

El término de cada pueblo es lisa y llanamente un simple croquis lógicamente sin escala. En consecuencia a pesar de que son cientos  las fincas reflejadas en ese catastro en cada pueblo; es imposible la localización actual de cualquiera de ellas salvo eso si casos muy excepcionales y con el apoyo de otros datos adicionales. Por otra parte y aunque es cierto que hay una enorme cantidad de datos numéricos referentes a extensión de terreno que se destinaban a uno u otro cultivo o que no se cultivaban ;es evidente que son estimaciones hechas muy a ojo. No se conocía por no haberse inventado el Sistema Métrico Decimal y la extensión de las tierras se estimaba en función del volumen de simiente empleada en su correcta sembradura, en función de la producción (prados) o en función de los jornales o jornadas necesarias para cavarlas (viñas). En reiteradas ocasiones y desde hace años he intentado analizar la fiabilidad de los datos del Catastro de Ensenada desde el punto de vista de la Geometría y las Matamáticas. El pasado año 2018 en mi libro “Historias del Municipio de Congosto” hice un estudio bastante complejo de la fiabilidad de los métodos empleados al realizar este catastro en lo que concierne a la Agrimensura. En nuestros días esta fiabilidad cabría calificarla como prácticamente nula por cualquier agrimensor o técnico similar.

En definitiva podemos decir que en aspectos cualitativos; este catastro puede tener datos de mucho interés pero a la hora de cuantificar las características de cada pueblo los datos numéricos indicados son muy poco exactos. Hoy día inadmisibles.

Bien es cierto que la tecnología de la época no daba para más y que por tanto la labor dados los tiempos fue digna de elogio; pero conviene tener las ideas claras. Nadie duda que fue una obra colosal y que gracias al Catastro de Ensenada, es posible tener una idea de como eran miles de pueblos de España  a mitad del siglo XVIII; que ya nos gustaría tener respecto a otras épocas anteriores; pero a ningún ingeniero ni técnico similar actual se le ocurriría utilizar ese catastro para un estudio de índole técnica.

Rogelio Meléndez Tercero

 

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