La Inteligencia Artificial y cómo cambiará el mundo es algo fascinante. Hablé un poco sobre ella en un artículo (IA, ea) de hace un tiempo, pero ahora quiero tocar otros puntos.
La singularidad tecnológica será ese punto en que la Inteligencia Artificial será superior a la humana. Es también lo que se llama posthumanismo; y se puede decir ya que estamos en la etapa del transhumanismo, que tiene como fin precisamente llegar a esa superación del humanismo.
Es una de esas cosas que la ciencia nos dice que “va a pasar”.
Siempre y cuando, por supuesto, dé tiempo y no lo impida una de esas cosas que “pueden pasar”, como que un gran meteoro se cargue nuestro planeta.
Estamos ahora viviendo una de esas cosas que “podían pasar”, una pandemia, y supongo que a todos nos invade cierta sensación de surrealismo, porque no nos había dado tiempo para prepararnos mentalmente para ello, por más que nos dijeran que era algo posible o hasta probable.
Los efectos devastadores del cambio climático son algo que “va a pasar” (si seguimos haciendo el cafre… es decir: “va a pasar”); aunque, como eso va in crescendo pero poco a poco, mucha gente hace como si no fuera con ella la cosa….
La singularidad tecnológica puede llegar tan de repente como el CoronaVirus.
…
Aún me sonrojo, por cierto, cuando releo algún artículo mío (como “El reinovirus”) en el que en una parte me metí a entendido sobre la COVID-19 (el coronavirus de diciembre del 19, como dice una dirigente que seguramente ya fue hace tiempo superada por la IA). Lo cierto es solo la ciencia puede predecir parcialmente el futuro, pero ni siquiera en la ciencia hay expertos para algo nuevo y todos los demás, políticos inclusive (aquí en España parece que la oposición tiene que ser literal: a oponerse sean cuales sean las circunstancias), haríamos mejor en fiarnos de que el gobierno sin duda lo está haciendo lo mejor que puede.
El futuro dirá si se pudo hacer mejor… pero es que ahora no hay forma de saberlo. Dejemos el experto que llevamos dentro a un lado, y ayudemos desde la responsabilidad individual que nos toca.
Ahora hay quien tiene mucha prisa por abandonar el Estado de Alarma, cuando hace semanas le decía al gobierno que debió decretarlo antes ¿Os imagináis haber decretado el Estado de Alarma sin que se hubiera liado parda? No hubiéramos aguantado ni diez días de confinamiento sin poner el grito en el cielo, porque hubiera parecido exagerado. Así que, como dice un meme: “Sé paciente o sé paciente (de hospital este último)”.
Ale, que ya me he ido bastante por las ramas, como me suele pasar, pero es que: ¿Se puede escribir algo ahora que no se vea infectado por la situación actual? Mi anterior artículo publicado, por ejemplo, “Teoría psicológica de la despoblación”, tendría sin duda coronavirus de no ser realmente un guión escrito hace meses para un documental.
Decía: que una vez que la Inteligencia Artificial supere a la Inteligencia Humana, la primera será capaz de automejorarse… con tendencia al infinito. De ahí que a partir de ese momento las cosas podrían precipitarse.
Puede que el “post”-humanismo lo sea en el sentido de “después de”, porque puede que dejemos de ser.
Se habla ya de que podría llegar la posibilidad de hacer una copia de nuestro cerebro y abandonar nuestro cuerpo para “vivir” digitalmente; y atención, que puesto que se trataría de una copia exacta del cerebro: sentiríamos y de todo, y en la práctica no nos daríamos ni cuenta de que habríamos dejado nuestro cuerpo.
Pero la singularidad es más probable que llegue por medios no biológicos y que por tanto no impliquen para nada nuestro cerebro, ni siquiera la integración de tecnología en nuestro cuerpo para mejorarnos.
Desde luego, el desarrollo de la biotecnología a ese nivel podría llegar pero ¿Quién se arriesgaría a implantarse tecnología en el cuerpo o, más aún, pasar a una vida digital… teniendo en cuenta que se estaría expuesto a, literalmente, ser pirateado?
Bueno, no me cabe duda de que habría gente dispuesta, al menos si esa vida digital no se limitara a digitalizar cerebros y pasarlos a una sociedad virtual sustitutiva de la real: Puestos a digitalizarnos, que nos metan en un mundo en el que vivir a placer. Aunque esa última opción supondría dejar de lado a la familia, amigos y etcétera tal y como la conociéramos.
A ver: que me dejo llevar y esto es complejo. No voy a poder explicarlo del todo bien en un artículo (espero, como siempre, despertar curiosidades y allá cada cual después) pero la cosa es que, de ser posible “vivir” digitalmente, podría hacerse de modo que unas y otras personas, o cerebros, se pasaran a digital interrelacionadas, de modo que más o menos habría los mismos problemas que ahora pero en digital.
O también estaría la posibilidad de pasarse a digital en un mundo diseñado a capricho. (Por cierto ¿Alguien puede asegurar que no seamos ya mismo una especie de videojuego? No, no se puede. La “hipótesis de simulación” es una de esas cosas que no se puede probar que sea cierta ni que sea falsa, como la existencia de Dios).
En cualquiera de los dos casos, no obstante, quedaríamos a merced de posibles pirateos, “estropeos”, o, en último término: de quien controlara ese “disco duro” en que nos metieran.
Abandono esa vía filosófica y vuelvo a la singularidad tecnológica pura: las máquinas nos superan en inteligencia general.
¿Qué pasaría? Lo dejo a vuestro pensar, pero es posible efectivamente que fuera el fin de la humanidad, ya que para nada les serviríamos a esos “sinseres” superiores.
Antes incluso de que llegue tal cosa, y voy acercándome al final, hay un tremendo reto con el tema del trabajo, porque cada vez más trabajos están siendo sustituidos por máquinas.
Hay unos cuantos artículos que hablan de un futuro sin trabajo para las personas… y se quedan tan anchos. Hablan de que prácticamente todos los trabajos los harán máquinas y que entonces se nos pagará una especie de renta por no hacer nada, ya que nada habrá que hacer para una persona excepto para aquellas supercualificadas que supervisen a los robots.
Supongo que eso no se lo creen ni los que lo han escrito, y supongo que dejan eso sin ir más allá porque la idea gusta. No entran a valorar quién o porqué iban a darnos el dinero de esa renta, o cómo se conjugaría eso con la superpoblación humana.
En otros artículos más serios plantean el problema pero concluyen que aún no se sabe cómo se regularán las cosas. Es casi seguro, de hecho, que la suplantación de más y más trabajos por máquinas conduzca a un mundo más desigual para las personas.
Dice el filósofo Byung-Chul Han que “ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”, refiriéndose a que muchas personas sentimos la necesidad de estar haciendo siempre algo, de superarnos constantemente… y, además, de exponerlo, porque “las cosas se revisten de un valor solamente cuando son vistas”.
La sociedad (del cansancio, de la depresión por un exceso de positivismo) habría llegado así a la “explotación sin dominio”, y habría conseguido que se tienda a la globalización, a lo igual, a todo porque nos den un “me gusta”… y al rechazo del distinto.
Y tal vez en ese sentido todos tendemos ya a ser máquinas… que se quedarán obsoletas.
PD: En el tiempo precoronavirus (ha supuesto un antes y un después, sin duda), pensaba que tenía un trabajo (el bar) de los que más aguantaría antes de ser sustituido por una máquina… Ahora resulta que tengo un trabajo de los más frágiles, por innecesario.
Esto me hace pensar también en si haría mejor en dedicar el tiempo que dedico a reflexionar y escribir, a pensar en otro trabajo… que tampoco sería escribir.
Desde luego, escribo porque me gusta, pero un par de veces ya había pensado en dejar de hacerlo ya que a la vista está que pierdo, en mis publicaciones, tiempo y hasta dinero (en las de formato físico). De modo que tal vez toca darme cuenta al fin de aquello de “mejor dedícate a otra cosa, que para ésta no vales”, y tal vez este artículo sea una despedida. Si finalmente es así (no consigo atisbar el futuro), habrá a quien le agrade… y a l@s demás: gracias por leerme y hasta siempre.
Tomás Vega Moralejo