El cerebro de los Luises (por decir algo)

Tomás Vega Moralejo

Titulaba hace poco un tal Luis del Val como “El cerebro de los veganos”, una pseudoinformación con la que venía a poner en duda la salud mental de toda persona vegana.

Lo hacía dándole una vuelta de tuerca, con la “colina”, al tema “Vitamina B” que, precisamente, todo vegano conoce que debe suplir.

Con ese falaz insulto, supongo que se quedaría también muy a gusto comparando, además, la (in)capacidad de sentir de las plantas y la de los animales.

Está de moda esa comparación de animales con vegetales, para burlarse de las personas que tienen sensibilidad con los primeros, pero solo demuestra haber estado a otra cosa en las clases de biología.

Vamos a recordar, antes de seguir, a quienes se perdieron aquellas clases de biología básica, que las personas somos animales.

Es frecuente, si no seguro, que esa comparación la haga alguien que se altera cuando oye comparar a los demás animales con las personas en cuanto a capacidad de sufrir y sentir.

Incluso, a menudo, quienes hacen esas absurdas comparaciones de vegetales con animales, pero se ofenden al comparar unos animales con otros respecto al sufrimiento, son los mismos a quienes escuchamos en otras conversaciones hacer diferencias entre personas inmigrantes y españolas, por ejemplo.

No es nada extraño, en realidad: especismo, racismo, machismo, homofobia, … al final es un problema común de falta de empatía.

Que haya personas no racistas, no machistas, no homófobas, … pero sí especistas, es solo que les falta por persuadirse de lo que le estamos haciendo a los animales.

A todo esto, como un ejemplo más de la tendencia de arremeter contra veganismo, vegetarianismo, eticarianismo, … se le está dando mucho eco a un trío de veganas, que creo que han puesto una denuncia por violación de gallinas o algo así.

Las redes sociales bullen con ellas, e incluso medios de comunicación con espacios presuntamente serios, les dedican un tiempo que jamás han dedicado a hablar sensatamente sobre estas temáticas.

No seré yo quien diga cómo tienen que presentarse esas chicas, que allá cada cual, pero está claro que no es de la forma más apropiada para transmitir seriedad. Y confieso que no me he tomado la molestia de escucharlas, pero está claro que se las está usando para burlarse de un colectivo.

Como si diera por tomar a unos motoristas, o lo que sea, que hayan hecho alguna ridiculez, para representar a todo el conjunto.

El veganismo podrá compartirse o no, pero se merece el mayor de los respetos. Son personas que han optado por vivir de una forma con la que no hacen daño a nadie.

Sin embargo, hay cerebros que las toman como una amenaza… a su comodidad.

Ocurre así por ejemplo también con el tema del cambio climático.

Si se acepta que el cambio climático es real, no se puede seguir actuando irresponsablemente con la conciencia tranquila. Entonces, es mejor negarlo y seguir tan felices jodiendo el planeta.

Si se acepta que el veganismo tiene razón, no se puede seguir comiendo animales como si eso no conllevara un holocausto animal diario. Entonces, es mejor taparlo y seguir comiendo carne tantas veces al día como las que recomiendan los dietistas a la semana.

Definitivamente, estamos en la era de ridiculizar al movimiento animalista… y esto es un avance.

En las luchas por los grandes derechos se dan cuatro fases: primero se ignora, luego se ridiculiza, luego llegan las confrontaciones y finalmente se acepta.

Así ha ocurrido por ejemplo con la esclavitud. Hubo un tiempo en que era algo normal, y se ignoraba a quien alzaba la voz en contra. Cuando se fue viendo que esa voz iba calando, tocaba ridiculizarla para tratar de acallarla. Se llegó entonces a la confrontación, para hacer valer que las personas somos todas iguales independientemente del tono de nuestra piel. Finalmente se aceptaron los derechos de las personas de raza negra.

Hoy día no entra en la cabeza que hubiera un tiempo en que pareciera normal esclavizar a personas por su color, pero así ocurrió y de hecho hubo que luchar porque claro: quitarle un esclavo a quien lo tuviera suponía quitarle muchas comodidades.

Hoy día a muchas personas también nos cuesta creer que no se vea el salvajismo que hay hacia los animales… y esperemos que esta vez nos saltemos la fase de la confrontación, pero llegará el día en que al menos a los animales superiores (mamíferos, aves, …) se les admita y respete la capacidad de sufrir y sentir.

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