El Paseo de la Castellana se convirtió en un campo de batalla entre Policía y manifestantes desde que la marcha llegó a su fin frente al Ministerio de Industria. A pesar de que las dependencias ministeriales estaban literalmente blindadas con más de una treintena de vehículos policiales, los grupos antisistema pudieron romper el cerco retirando las vallas de protección así como lanzando todo tipo de objetos. A partir de ese momento se inició una profunda batalla que terminó con al menos una veintena de heridos y cinco detenidos.
Todo transcurría con normalidad, incluso a pesar del ensordecedor pitido de los manifestantes a la llegada al Ministerio de Industria. Sin embargo, en ese momento comenzó a librarse una profunda batalla que llevó a la Policía a cercar a los manifestantes en las inmediaciones del Estadio Santiago Bernabéu, donde se encontraban los autobuses.
Al grito de “Sí podemos”, y consignas contra la Policía a la que los huelguistas llamaron continuamente “mercenarios”, los efectivos policiales comenzaron a disparar pelotas de goma en el mismo momento en que se vieron acorralados en pleno Paseo de la Castellana por los manifestantes que, siendo muy superiores en número, pudieron arrinconar a los grupos antidisturbios.
Comenzó una guerra entre ambas partes: por un lado, los manifestantes lanzaron todo tipo de objetos, desde vasos, botellas, latas, piedras y pedruscos, y la policía respondió abriendo fuego con pelotas de goma.
El resultado fueron varios heridos, entre ellos civiles no manifestantes que se encontraban de paso por pelotas de goma, periodistas que se vieron alcanzados por piedras y pelotas, y también efectivos policiales.
La batalla se prolongó hasta que los manifestantes fueron acorralados en las inmediaciones del estadio Santiago Bernabéu. En ese momento la protesta cambió de tono: los mineros se mostraron implacables ante el avance de la Policía que tuvo que reprimir la violencia y aguantar la mirada persistente de un nutrido número de mineros que, manos en alto, les increpó entre cánticos y consignas que son el “enemigo del pueblo al servicio del Gobierno”. Muchos mineros intentaron sin éxito que los policías se quitaran sus corazas y se unieran a ellos en una sublevación contra el poder. “Os van a bajar el sueldo, y seguro que tenéis familiares que están al paro, en un ERE, que no tienen ni para comer”, reprendieron los mineros.
La Policía se mantuvo fiel al servicio del Estado y no cedió ante estos intentos de los mineros para que se unieran a ellos. Pero los manifestantes consiguieron ahí que los efectivos policiales se retiraran.
Una victoria de fondo en una jornada en que el Ministro no ha dado su brazo a torcer. Es más, lejos de ello el Gobierno respondió a estas protestas ciudadanas, a las que se sumaron varias decenas de miles de personas de todo el país y prácticamente todos los sectores, con más medidas de ajuste que de forma general afectarán a todos los españoles. Entre ellas la tan anunciada subida del IVA.
De esta forma terminó la recepción de la Marcha Negra, que se vio empañada al final del recorrido por este brutal enfrentamiento cuyo balance final dejará un buen número de heridos y detenidos.