Según CSIF la mitad de los empleados públicos consume a diario ansiolíticos, antidepresivos y somníferos

La carga de trabajo, el escaso reconocimiento profesional y salarial y el mal clima laboral, son las principales causas, a juicio de CSIF, del consumo habitual de psicofármacos entre un gran número de empleados públicos, por lo que exige la incorporación de psicólogos, no solo en administraciones públicas sino también en empresas.

El estudio, que lleva por nombre ‘Encuesta sobre la salud mental en el ámbito laboral’ y se ha presentado con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, pone de manifiesto como los efectos de la pandemia y la crisis económica han provocado daños en la salud mental de la ciudadanía, con especial incidencia en los colectivos profesionales que tuvieron más exposición al virus.
 
El consumo diario de estos fármacos es casi generalizado, según la encuesta de CSIF, en todos los ámbitos de la administración, aunque con especial incidencia en el ámbito de la sanidad y educación. El perfil mayoritario es el de una mujer de entre 45 y 54 años, trabajadora de la sanidad pública o de un centro educativo que consume ansiolíticos a diario, por soportar un exceso de carga de trabajo o por pensar que carece del debido reconocimiento profesional.
 
DATOS DE LA ENCUESTA
 
Según la encuesta, los psicofármacos más consumidos son: ansiolíticos (66 por ciento de los que reconocen su uso), antidepresivos (43,6 por ciento) y somníferos (32,1). Un 51 por ciento de los encuestados aseguran consumir estos fármacos a diario, un 13 por ciento varias veces en semana, un 21 por ciento alguna vez al mes, y un 15 por ciento en el último año.
 
El 76 por ciento manifiesta que el trabajo le influye a la hora de consumir esta sustancias: un 54,2 por ciento lo relaciona por un exceso de carga de trabajo, un 44,6 por el escaso reconocimiento profesional y un 37,7  por ciento por el mal clima laboral (conflictos, situaciones de acoso) Además, un 21,22 por ciento relaciona el uso de estos fármacos con la inseguridad laboral (temporalidad, interinidad, etc), un 20,6 por ciento con los problemas con los usuarios a los que presta servicio y un 12,6 por ciento con los problemas económicos.
 
Otro dato significativo nos indica que más de la mitad (55 por ciento) de las/os encuestados reconocen que no consumían esta medicación antes de la pandemia, mientras que el 93 por ciento se quejan de la ausencia en sus centros de trabajo de iniciativas sobre protección de la salud mental
.
Precisamente CSIF denuncia el elevado número de bajas laborales por problemas de salud mental y su infradeclaración como contingencia profesional, ya que difícilmente puede justificarse la relación causal entre daño psicológico y actividad laboral.

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