Donde cantan los urogallos y asoman el hocico los osos amorosos, donde fluyen las aguas balsámicas y las ninfas duermen plácidas siestas bajo milenarios castaños, esto es en Noceda del Bierzo, se celebró el pasado 13 de agosto el segundo encuentro literario. Allí nos dimos cita algunos amigos y amigas para recitarle poemas de amor a las lunas y a los lobos.
Un año más nos reunimos al amor de las palabras que ligan y religan en una suerte de alquimia hipnótica, emocionante, sobre todo para quienes amamos las palabras sobre todas las cosas. Y nunca mejor dicho. Las palabras que vibran y sienten con la belleza convulsa del mundo reinventado.
Un año más hemos vuelto al útero de Gistredo a cantarle nanas a las praderas y los montes, cobijados por las musas, arrullados por las sirenitas que rizan sus cabellos en las aguas curativas del Noceda.
Es menester agradeceros vuestra presencia, chicas y chicos, en cuerpo y alma porque nos habéis devuelto vida en forma de cuentos y poesías. Gracias, amigas y amigos, por asistir. Gracias, Fermín, por obsequiarnos tus micorrelatos y aun otras historias fulgurantes, con esos arranques y finales ciertamente antológicos. Gracias, Cano, por tus Noches de luna y esa voz de radio que logra engancharnos. Gracias, Sara, por tus sobrecogedores versos. Gracias, Ester, por invitarnos a salir volando al infinito, por ayudarnos a alcanzar las estrellas. Gracias, Abel, por sacudirnos las entrañas con tus poemas hechos con sangre y con alma. Gracias a todos y a todas por ser y estar.
Seguiremos batallando en este mundo en el que la poesía, la literatura siguen siendo un lujo, un lujo que, por fortuna, aún nos podemos permitir, que nos procura vivir más y mejor.
Hasta el próximo año.