El Bierzo rinde honores a la Bandera en Albares

Más de 300 personas procedentes de muy variados puntos de la comarca del Bierzo principalmente participaron este domingo en el acto de Jura de Bandera para civiles que organizó el pueblo de Albares de la Ribera, bajo el paraguas del Ejército del Aire. El General Rubén Carlos García Servert, que ejerció de maestro de ceremonias junto con el alcalde de Torre del Bierzo, Manuel Merayo, pronunció un discurso de apertura donde relacionó valores de “libertad” con la bandera española, y destacó el papel de los caídos en sentido muy amplio, y muy concretamente en la mina.

Los actos dieron comienzo con una misa en la Huerta Grande de Albares que dio paso posteriormente a la entrega de la bandera de 6,5 x 4,5 metros que portaron militares acompañados de vecinos del pueblo, y que presidió el evento de principio a fin. Posteriormente tuvo lugar el juramento propiamente dicho con el protocolo militar característicio.

Primero, el General pasó revista a las tropas, saludó a los jurandos y se dirigió al público con un discurso en que hizo apología de la unidad de España en torno a su bandera.

A partir de ese momento, los participantes fueron desfilando en cola, uno a uno, hacia la bandera, cada uno con su estilo propio. Algunos con mayor sentimiento que otros, unos con una reverencia a la bandera, en algunos casos con saludos militares. La anécdota del evento la protagonizó uno de los asistentes, el atleta Gustavo Silván, que juró Bandera acompañado por su hija Lucía en brazos, que tiene un mes y medio de vida.

Entre los jurandos, caras conocidas del Bierzo Alto, autoridades de diversos puntos de la comarca del Bierzo, y, sobre todo, muchos ciudadanos anónimos.

Este acto también sirvió para rendir un homenaje a los caídos por España, y que también se centró de forma expresa en los mineros fallecidos en la mina. Un drama de todos los tiempos pero, sobre todo, muy acusado en la segunda mitad del siglo XX.

Un pueblo como Albares de la Ribera, que ha tenido una relación muy directa con la actividad minera, no pasó por alto este reconocimiento que se inició con una marcha militar, la entonación de Santa Bárbara Bendita, y se cerró con un disparo al aire de un grupo de militares asistentes al acto. 

En el acto recibieron la corona la madre de un Policía asesinado por ETA y el hijo de un minero fallecido. Una corona que colocaron junto al monolito por la memoria de los caídos.

A pesar de las altas temperaturas -no hubo que lamentar contratiempos reseñables- a la postre, tanto los jurandos, público asistente y quienes decidieron quedarse a comer, contribuyeron en un acto que se ideó y se convirtió en un evento para la convivencia de vecinos y amigos.

 

 

 

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