A CIENCIA CIERTA / La geología básica de España partiendo de la escuela del pueblo

En un diminuto librito que se llamaba “El parvulito” y que se estudiaba en las escuelas más elementales de nuestros pueblos en los años 60, que estaba pensado para los niños-as que ¡comenzaban a leer! y que teóricamente habrían de tener como máximo 5 ó 6 años, ya se mostraban unos sencillísimos mapas de la Península Ibérica con sus principales ríos y sus “filas de montañas”. Esta información se ampliaba en años sucesivos y por ejemplo en la Enciclopedia Alvarez de segundo grado (alumnos entre 8 y 10 años) ya se insertaba un mapa de España (y Portugal) como el de la figura que acompaña a este texto. En este mapa ya es posible incluso situar la posición de la llamada Hoya Berciana, con rigor suficiente a la mayoría de los efectos prácticos. Compruébelo el lector por si mismo.

En estos mapas y aunque en aquellas edades tan cortas nada se decía al respecto, son ya un esquema básico y general para entender una visión global de la geomorfología de España y Portugal o si se prefiere de la Península Ibérica, llamada Península Hispánica por alguno de mis profesores…de la Universidad Complutense de Madrid. Es posible que los conocimientos geológicos del maestro de mi pueblo fuesen tan básicos en materia de geología general de España, que ni siquiera fuese capaz de establecer una relación entre aquellos sencillísimos mapas de los libros de la escuela y la geología de nuestro país; pero ya en la enseñanza media o secundaria (bachillerato entonces) el asunto se hacía más evidente. En la Península referida hay seis cadenas montañosas y también 6 ríos principales. Las primeras se conocían como la Cántabro-Pirenaica, la Ibérica, la Carpetana, la Oretana, la Miriánica y la Penibética. Hoy en día se utilizan otros nombres en ciertos casos. Los ríos eran Miño, Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Ebro. Esto ya se hace constar en los libros de la escuela del pueblo, junto a otros datos más como por ejemplo la referencia escueta el pico más alto de la Península, el Mulhacén al que se asignaba una altitud de 3481 metros. De esas 6 cordilleras todas excepto una, se orientan a grandes rasgos de naciente a poniente. Lo mismo sucede con los seis ríos. La Cordillera Ibérica y el río Ebro, son la excepción pues se orientan de noroeste a sureste.

Entiendo que todos estos datos se ampliaban más y más a lo largo del bachillerato y singularmente en lo que era el primer curso de bachillerato, donde se estudiaba durante todo un curso la geografía general y bastante detallada de España. Lamentablemente no tengo ese antiguo libro, que me parece esencial para comprender la visión (geográfica), que se tenía de España en los años 60. Ahora bien si tengo aún el libro de texto de ciencias naturales de quinto curso de bachillerato (15 años), en el que se pone de manifiesto la relación de ríos y cordilleras con la geología de España en este caso. Los autores de ese en mi opinión muy buen libro de texto son, P. Legorburu Igartua y G. Barrutia Larrañaga, licenciados ambos en Ciencias Naturales.

Las imágenes son a menudo mucho mas interesantes que las palabras para transmitir información. En uno de los mapas de ese viejo libro ya se hace un resumen de los elementos geológicos que forman la Península Ibérica. Una meseta central (que ocupa la mayor parte de la Península), delimitada al norte y sur por dos cordilleras y además recorrida por otras dos mas, que son la Cordillera Central y los Montes de Toledo. Son las llamadas antiguamente cordilleras Carpetana y Oretana respectivamente. Al este de la Meseta central se halla el Sistema Ibérico (Cordillera Ibérica). Al norte por la Cordillera Cantábrica y al sur por el Sistema Bético que es la llamada antiguamente Cordillera Mariánica.

En la periferia tenemos en el sur la Cordillera Penibética y en el noreste la Cordillera Pirenaica. Entre la Cordillera Pirenaica y el Sistema Ibérico se halla la

Depresión del Ebro y entre la Cordillera Penibética y el Sistema Bético la Depresión del Guadalquivir. Después quedan algunos pequeños territorios más como el Macizo Galaico que forman parte de los rebordes montañosos y alguna zona llana limítrofe con el mar. En esta configuración de nuevo es posible ubicar al Bierzo que se halla en la confluencia de la Cordillera Cantábrica, el Macizo Galaico y la Meseta Central. Las dos principales depresiones de la Península son pues la del Ebro y la del Guadalquivir. Dos fosas tectónicas se las denominaba. Por otra parte y dado lo señalado respecto a la Meseta Central es obvio que en el interior de la misma debe haber tres zonas que se extienden de naciente a poniente siguiendo el curso de los ríos Duero, Tajo y Guadiana, que han de ser esencialmente tres grandes valles o cuencas fluviales de menor altitud que las cordilleras.

Todo lo señalado hasta aquí se refiere esencialmente al relieve ,pero sin entrar a relacionar ese relieve con la constitución o con el tipo de rocas que forman esos valles y montañas.

LA GEOLOGIA

Aunque el concepto de geología es muy amplio y dentro del mismo cabe incluir las formas del relieve, si comparamos un mapa geológico general y elemental de la Península Ibérica con mapas del relieve (ahora los hay muy bien realizados), hay evidentes similitudes pero también notorias diferencias. En este libro citado esto es justamente lo que se pone de manifiesto con los correspondientes mapas. Al hablar de mapa geológico, me refiero a mapas que distingan los terrenos por su edad y no en base a otros criterios, como por ejemplo el tipo de rocas (pizarras, calizas, areniscas, arcillas…) de las que están formados.

Como es de dominio público los terrenos se dividen en cuanto a su edad geológica en arcaicos, primarios, secundarios, terciarios y cuaternarios. Los arcaicos podrían tener como máximo unos 4600…millones de años. Es la Edad de la Tierra. Los más modernos, esto es los cuaternarios y según los datos más recientes que yo conozco, tendrían una antigüedad máxima de “solo” 2,588 millones de años. No obstante dentro de estos se distinguen varios sub-periodos de tiempo, el más reciente habría comenzado sólo hace unos 12 000 años. Es decir cuando ya los humanos estábamos “dando guerra” por este planeta.

Lógicamente hay terrenos cuya edad geológica, es de cientos de millones de años…Tengo que señalar que cuando los geólogos hablamos de edad geológica de un terreno, por ejemplo 100 millones de años, ello no supone en ningún caso y bajo ningún concepto, que desde hace 100 millones de años esos terrenos tengan el aspecto que hoy tienen. Precisando más añado que en el caso del Bierzo y si pudiésemos ver los valles y montañas que había hace sólo medio millón de años, sería imposible localizar donde con el tiempo se hallarían los valles y montes hoy tan familiares como el del río Boeza y todos sus afluentes. Los fósiles de plantas que hallamos en las minas de carbón eran seres vivos, hace unos 300 millones de años. Lógicamente los valles, ríos, arroyos y montes que entonces había donde hoy hay capas de carbón, no tienen absolutamente nada que ver con los actuales. En general se suele admitir que los valles y montañas que hoy conocemos se empezaron a formar hace “solo” un millón de años.

Aclarado esto continúo diciendo que el Sistema Ibérico, la Cordillera Penibética, la Cordillera Pirenaica, las depresiones y a la vez cuencas hidrográficas del Ebro y el Guadalquivir , la cuenca hidrográfica del Duero e incluso la parte más alta de la cuenca hidrográfica del Tajo…si parecen verse reflejadas al comparar mapas del relieve con mapas geológicos. No obstante y sobre todo en la parte oeste de la Península, la disposición de los diferentes tipos de terreno en función de su edad geológica, no se parece mucho a aquellos mapas del relieve (cordilleras y ríos principales de España), que nos enseñaban en las escuelas. La explicación de este fenómeno daría pie a un artículo distinto a este.

En el caso del mapa geológico de la provincia de León y siguiendo ese criterio de clasificar a los terrenos por su edad geológica , si hay una evidente correspondencia entre esa clasificación y el relieve de nuestra provincia. No obstante eso lo trataré, si procede en otro artículo. De momento con lo dicho…es suficiente para el que quiera saber un poco.

Rogelio Meléndez Tercero

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