A CIENCIA CIERTA / Conocimiento de la geología berciana en el siglo XVIII. Informes de Datoli y Munárriz

Libro Datoli y Munarriz

Hace ya muchos años (1992 por lo que veo); se publicó un interesante libro del cual es autor el conocidísimo historiador José A. Balboa de Paz y cuyo contenido gira en torno a sendos informes que en el siglo XVIII y primeros años del siglo siguiente realizaron sobre El Bierzo los militares Datoli y Munarriz. En el citado libro de A. Balboa se presta atención al tema de la siderurgia (elaboración del hierro), pero lo cierto es que ambos informes, hacen alusiones a la mineralogía del Bierzo en general y a otros detalles más o menos curiosos que son los que voy a citar en este artículo. No pretendo hacer un análisis exhaustivo del libro. Sólo citar las partes o los detalles que me parecen más curiosos y/o interesantes.

INFORME DE DATOLI

El informe de Francisco Xavier Datoli (16-12-1797), se centra básicamente en el mineral de hierro, citando varios lugares donde se halla. Entre otros nombra aunque de modo muy escueto a Parada Solana, localidad ésta que yo considero señalar dada la importancia que muchos años después tuvieron las minas de hierro explotadas en su entorno. Indica que este mineral de hierro se utilizó en las herrerías de Torre y San Andrés de las Puentes. En cuanto al carbón sólo alude al carbón vegetal. No cita para nada al carbón mineral. Es lógico. Es posible que F. X. Datoli ignorase por completo que unas décadas antes, el ingeniero Carlos Lemaur había descubierto carbón de piedra en El Bierzo o quizá si lo sabía pero también que Lemaur en sus intentos de utilizar el carbón de piedra en las ferrerías, había fracasado. J. A .Balboa indica que en efecto Lemaur intentó-sin éxito- utilizar el carbón mineral en las ferrerías de Torre y San Andrés de las Puentes. Sea como fuere lo que si parece claro es que a finales del siglo XVIII, las ideas que se manejaban entre los técnicos de la época respecto al carbón de piedra, indicaban que no era apto para el aprovechamiento (fundición) del hierro. Hasta donde yo se, en efecto el empleo del carbón de piedra para el aprovechamiento de los minerales de hierro, sólo sería posible muchos años después de la época en la que Datoli redactó su informe. Datoli lo que buscaba era el aprovechamiento del mineral de hierro (en concreto para construir fusiles). Si para tal menester el carbón de piedra no era apto, quizá ni siquiera consideró oportuno citarlo. Con el paso del tiempo sin embargo se logró que el carbón mineral (transformado en carbón de cok), si se pudiese utilizar en los altos hornos para la transformación del mineral de hierro en productos diversos aprovechables para el uso cotidiano, como chapas, carriles, vigas, redondos,….

INFORME DE MUNARRIZ

En el inicio del informe de Munárriz se hace una descripción de los él consideraba límites del Bierzo, señalando entre otros detalles que es una tierra rodeada por todas partes de montañas que forman “una especie de antiteatro”. Asimismo habla un poco de la historia del Bierzo, pero en términos ambiguos y me da la impresión de que son datos concretos sin justificación alguna. Los datos sobre agricultura , ganadería y sobre los diversos ríos también son objeto de ciertos comentarios, que no me parecen de interés para esta artículo. Prefiero céntrame en los minerales que citan.

Me parece interesante en primer lugar que Munárriz aluda a “los pocos que han escrito” sobre la mineralogía berciana. ¿Qué escritores anteriores al siglo XIX citan la mineralogía berciana?. Sería curioso saberlo, no por la información en sí, si no por saber el nivel de conocimientos que en el siglo XVIII, se tenía sobre las rocas y minerales de nuestra comarca. Munárriz dice que no se fía mucho de quienes antes que él escribieron sobre el tema, pero en cualquier caso sería interesante conocer dichos escritos.

Hace una somera descripción de las que llama “sustancias térreas”, citando las pizarras, el granito (en Ponferrada y Somoza), la cal (caliza), la arenisca y los “terrenos de acarreo o fluviales, compuestos de cascajo, cuarzo, pizarra , arena y arcilla”. Alude a la existencia de brecha cerca del Puente de Domingo Flórez y a algunos cristales de roca cerca de la Abadía de Espinareda. En el lugar de Balouta señala la presencia de “espato calizo duplicante, como el de Islandia en Suecia”. Entiendo que es lo que hoy llamamos espato de Islandia, del que dice haber hallado algún ejemplar de hasta ¡dos arrobas de peso¡. Esto supone más de 20 kg. Cita a las grutas que hay en calizas con estalactitas, “ que la ignorancia y estupidez” de aquellos vecinos de la zona toman por “habitaciones y encantamiento de los moros”.

No se explaya mucho en lo que respecta al mineral de hierro, aunque si alude expresamente al ingeniero Lemaur y a las herrerías que empezó a construir entre Bembibre y Torre. Cita varios lugares donde se localizan minerales e incluso minas de hierro. Hay unas serie de curiosas referencias a minas de plomo en las proximidades de Villavieja y asimismo a la existencia de piritas, que los naturales le mostraron creyendo que se trataba de oro o plata. Una nueva alusión a la falta de conocimientos de los bercianos de entonces.

También habla extensamente del oro y de los inmensos trabajos que se ejecutaron para su explotación. De nuevo vuelve a insistir en la falta de conocimientos de los lugareños al indicar lo que estos pensaban. Dice que la gente común y aldeana, cree que aquellos restos de la actividad romana eran antiguas moradas de los moros, que al ser expulsados de estas tierras dejaron allí escondidos tesoros. Sobre este asunto da varios detalles mas, que considera leyendas o creencias absurdas. En esta misma línea insiste al indicar que es otro error de gente que “se precia de alguna ilustración”, el creer que aún hay en aquellos terrenos minas ricas de oro y plata.

Munárriz desmiente esas creencias que atribuye a la falta de conocimientos de historia natural, mineralogía y metalurgia de los lugareños e incluso indica que él mismo hizo algún tipo de análisis y que se interesó por las labores que algunas mujeres realizaban en las proximidades de Puente de Domingo Flórez. Eran por lo que describe bateos para tratar de obtener pepitas de oro del río. La conclusión a la que llega Munarriz es que no resultaba rentable ( ya en su época) dedicarse a buscar oro en El Bierzo. Si cita grandes excavaciones, pozos y galerías que se comunican entre si y otras cegadas por las inclemencias del tiempo, aunque no indica lugares concretos. Es posible que viese muchas explotaciones que atribuyó-con razón- a los romanos. Parece evidente eso si que visitó el entorno de Las Médulas ya que expresamente alude a la existencia de “cinco altas pirámides aisladas de la tierra misma”. Estima que su altura es de 30 toesas ( es decir unos 60 metros). Las sitúa cerca del lugar de Las Médulas y dice que los naturales las llaman las Torres de Plinio.

En la parte final del informe se centra en las herrerías (ferrerías) y en el mineral de hierro. Es curiosa una relación en la que señala los diferentes tipos de mineral de hierro indicando los nombres vulgares y los nombres mineralógicos. Los nombres vulgares son: bazo de buey, reotita o vena cerrada, goroleira, muerta, bermellón, lápiz, barrera, y riorenca. Sobre cada uno de ellos indica los nombres mineralógicos que teóricamente habrían de ser digamos los nombres científicos. Sin embargo yo consultando los libros que tengo sobre mineralogía, no logro identificar ni uno sólo de esos minerales por su nombre “científico”. Los nombres de los diferentes minerales de hierra tal y como hoy se conocen ( magnetita, siderita, oligisto, limonita,…), no figuran para nada en el informe de Munárriz. En definitiva que el experto de la época quizá no era tan experto o es que los nombres de los minerales han cambiado con el tiempo.

Habla con cierta extensión del mineral de hierro de Acarares y de las producciones minerales de la Somoza, es decir de toda la extensa zona donde se ubican poblaciones como Campo del Agua y Porquerizas. Habla bastante de los restos de la minería romana y de otros minerales y rocas. Esta parte del informe habría que analizarla con calma y sobre mapas actuales o mejor aún sobre el propio terreno, para ver lo que queda de los minerales y rocas citados por Munárriz, que según cuenta hasta realizó un plano. Al igual que Datoli, no hace la más mínima referencia al carbón mineral. Sólo cita al carbón vegetal, es decir al que se logra a costa de la madera de los montes. El brezo parece que era de especial interés. Es lo que conocemos como urz. Supongo que lo más aprovechable para la siderurgia serían las raíces (una especie de cepas o bulbos), que aún hasta tiempos recientes han sido muy apreciados para diversos usos domésticos. En Castropodame se les llama “tuerganos”.

El informe de Munárriz se redactó ya en los primeros años del siglo XIX, época en la que las capas y reservas de carbón de piedra y por lo que se deduce de este informe, aún eran consideradas de prácticamente nula importancia ¡ incluso entre los eruditos de la época¡.

En mi opinión y tras leer (una vez más) este interesante libro de A. Balboa de Paz, considero que los actuales aficionados o estudiosos de la mineralogía y minería del Bierzo, deberían leerlo y analizarlo con calma. Sin duda hay algunos detalles más que pueden ser interesantes. Es importante sobre todo no para buscar minerales, si no para saber los conocimientos que sobre la geología y mineralogía de nuestra comarca se tenían en el siglo XVIII, en lo que entonces eran las más altas esferas del conocimiento científico.

Rogelio Melendez tercero.

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