Dos bembibrenses desembarcan en el sector de las cervezas artesanas con ‘Limerence’

El negocio de la cerveza artesana está cambiando el concepto de la cerveza que parece predominar en España. Nuevos sabores fruto de la combinación de los ingredientes, alejados de los estereotipos de las principales marcas, empiezan a abrirse camino dando paso a las cada vez más extendidas cervezas artesanas. Un sector en el que desembarcan dos emprendedores bembibrenses, Pablo Gutiérrez y Rubén Pis, que nueve meses después del lanzamiento del primer lote de la cerveza ‘Limerence’ continúan con su comercialización y preparan una nueva línea de cervezas para este verano.

Todo comenzó en 2009 cuando uno de los socios, Pablo Gutiérrez, viajó a Bélgica donde comprobó que la percepción de la cerveza es muy diferente, con una importante producción de cerveza artesana e incluso con kits domésticos para que cualquiera pueda prepararse en casa su propia cerveza. Uno de esos kits llegó a Bembibre, y en ese momento empezó a experimentar con Rubén Pis sobre la elaboración casera de la cerveza.

“La cerveza no es sólo el botellín o la caña que ponen aquí en los bares, es algo mucho más complejo”, subrayó Rubén. Desde ese momento la idea de producir una cerveza artesana comenzó a tomar forma.

El pasado verano, en julio de 2015 sacaron el primer lote de la cerveza aprovechando una fecha muy especial, nada más y nada menos que la boda de Pablo. La producción total se elevó a 470 litros que prácticamente se agotó con motivo de aquella celebración. Poco tiempo después terminaron un segundo lote de 430 litros, y el pasado mes de febrero terminaron el embotellamiento de un tercer lote de 535 litros con el que continúan impulsando la comercialización de la cerveza.

Primero gracias a la implicación de amigos y conocidos hosteleros que se han ofrecido para servir esta cerveza en sus establecimientos mientras los dos emprendedores van cerrando acuerdos de distribución en bares fundamentalmente de la comarca, expresamente aquellos que apuestan por las cervezas artesanas.

En Bembibre, el primero fue La Reserva, un filón para comprobar la aceptación de la cerveza que además apostó fuertemente con un barril para servir cañas de ‘Limerence’. La cerveza artesana encontró un hueco privilegiado entre las marcas comerciales más reconocidas y la experiencia no pudo ser más positiva agotándose en muy poco tiempo.

Pero hubo más como el bar del Club Popular de Turienzo Castañero, que la pasada Semana Santa vendió un importante número de botellines de la cerveza y hoy se mantiene como punto de distribución; o el bar El Paseo, otro de los establecimientos que se acaban de sumar a la distribución de ‘Limerence’. A ello hay que sumar otros puntos de venta de la cerveza en Ponferrada, León e incluso Valladolid, un número que sigue creciendo conforme se van cerrando acuerdos con diferentes hosteleros.

¿Qué diferencia a ‘Limerence’ de las otras cervezas?

Las cervezas tradicionales tienen una línea similar independientemente de las preferencias de cada cliente. De hecho, lo más habitual es pedir al camarero “una cerveza” o “una caña” de forma genérica. Sin embargo, las cervezas artesanas tienen un toque personal que las diferencian tanto de las cervezas comerciales como del resto de cervezas artesanas por la combinación de sus ingredientes en la búsqueda de un sabor característico.

‘Limerence’ «es una cerveza apta para todos, es menos amarga y con olores tropicales”, describe Rubén.

Está fabricada con cuatro maltas diferentes y tres lúpulos que le confieren un olor y sabor entre floral y afrutado gracias a las variedades de lúpulos americanos Cascade, Centennial y Simcoe, con toques de galleta tostada proveniente de las maltas Pale Ale, Munich, CarRed y CaraMunich. Emplean levadura americana y tiene un 6,5% de alcohol.

Pero las claves para conseguir los mejores resultados no sólo radican en el uso de ingredientes de alta calidad, sino que parte del secreto “está en el agua”. Pablo destacó la importancia del manantial de donde se aprovisionan del agua en condiciones idóneas, fundamentalmente porque “el tratamiento del agua es un elemento muy importante en el resultado final”.

Pablo y Rubén producen la cerveza en una fábrica de Valladolid donde se ubica el manantial de aguas tratadas por ósmosis inversa y que acaban siendo neutras y sin sales. De momento descartan construir su fábrica propia, con más motivo cuando ambos tienen sus respectivos trabajos al margen de la producción cervecera. Es decir, aunque es una actividad económica en toda regla no deja de ser un hobby. Pero un hobby en auge.

El hecho de no tener fábrica propia implica que los beneficios van a ser menores, pero a su vez no les obliga a tener una producción ni ventas mínimas para garantizar la continuidad del proyecto, por lo que ambos coinciden que Limerence ha nacido con vocación de continuidad.

Después de la inversión inicial emplean los beneficios en la reinversión, “lo poco que sacamos es para reinvertir”, aseguró Pablo. “¿En qué hobby no gastas dinero?” se pregunta Rubén. Así han entrado en un círculo organizado que les permite ir aumentando la producción y plantear un desembarco comercial inminente más potente.

Maestros cerveceros

Además de la formación autodidacta de estos dos jóvenes bembibrenses, Pablo apostó por una formación específica y reconocida con el Título Propio de la Universidad de Alicante de especialización de cerveza artesana que completó en el curso 2014-2015. En esencia, una formación para maestro cervecero con todos los parabienes. “Es una de las pocas titulaciones para ser cervecero en España”, advirtió Pablo.

Rubén y Pablo han registrado la marca “Cerveceros del Bierzo”, que está detrás de la producción de ‘Limerence’. Han puesto sus miradas en nuevos proyectos, uno de ellos inminente: la producción de una cerveza para el verano que aporte un toque refrescante para la época estival.

Son los nuevos conceptos de cerveza que abren nuevos horizontes igual que en otros países. Cada vez más cervecerías deciden introducir una cerveza artesana como una vinoteca extiende su carta de vinos. Y aquí es donde Limerence, la primera cerveza de los dos bembibrenses, comienza a abrirse camino en este segmento que apuesta por el aroma y sabor que la diferencian del resto. Y, sobre todo, que confirma que no hay que buscar fuera las cervezas de calidad. Ahora, también se hacen aquí.

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