En el 2010 nos contaba Benito González González en su libro Rodanillo: un pueblo del Bierzo Alto que “recuérdalo tú y recuérdaselo a otros”. Con ello hacía referencia a los sucesos acontecidos en Rodanillo en octubre de 1934.
Así quedó recogido de pluma y letra por el párroco de Rodanillo y Arcipreste de Boeza D. Clemente Arias Rodríguez, natural de este pueblo. Desde su casa, que a su muerte 1941 dejaría como parroquial, lo escribió en la primera página del libro de fábrica de la Iglesia de San Antolín como sigue:
“Año de 1934, memorable, vino la revolución”
El día 7 de octubre de 1934 fecha en que a las nueve de la mañana, día del Rosario, llegó a este pueblo la partida de revolucionarios de Villablino para abajo, compuesta de mineros con sus jefes, quemando la Iglesia de Matarrosa, Santa Marina (del Sil) y ésta que no la quemaron por estar en el centro del pueblo y las mujeres que principiaron a meter barullo, y pedir que no se quemase; por último, ante las amenazas de ruptura de la puerta, hubo que darles la llave.
Entraron, pusieron dos cartuchos, uno en la custodia que la hizo trizas, y cayó el copón con las partículas sin que se destapase, y cayeron varias imágenes, y el Sagrado Corazón también cayó quedando delante de la Mesa del Altar del presbiterio; sufrió bastante deterioro y la cara también se le rompió, pero ya se restauró. Y lo mismo la custodia; a pesar de tener tantas piezas, se volvió a restaurar, siendo de admirar, que se puede decir que está como antes y que no pasó nada y todo ello para volver a restaurarlo y lo mismo el Sagrado Corazón se arregló en 182 pesetas de 1935 por Sergio López pintor y restaurador de Villafranca, importe total de 200 pesetas que costó todo.
El otro cartucho lo pusieron en el armario de la sacristía, encima del misal nuevo, por eso está así hoy; se rompieron varias cosas y objetos, como los faroles, etc. Faltó la caja del portaviático.
También las turbas desenfrenadas cometieron otros desmanes; a la Virgen de Lourdes la tiraron un tiro, la imagen de la Virgen de la Concepción que sacaron en procesión, la dejaron malparada, destrozada puesto que es de armazón, etc.
El objeto de esos revolucionarios era destrozar o quemar los objetos de culto, para que la religión fuese abajo, entre otros fines más que traían, como robar, saquear y por esta circunstancia no mataron a nadie, sobre todo a ningún sacerdote, como aconteció en Oviedo donde se cebaron y ensañaron con el clero y personas de autoridad como magistrados, jueces y guardias civiles, etc.
El patrón del pueblo San Antolín se salvó de la dinamita, porque el 22 de septiembre de 1928 fue sustituido de su lugar central del retablo mayor por el Sagrado Corazón de Jesús, que fue entronizado ese día para celebrar las Bodas de Oro (50 años de sacerdocio) de su párroco D. Clemente Arias. Allí estuvo hasta 1998, cuando fue restaurado el retablo con la aportación de los vecinos, y volvió el patrón a ocupar su lugar.
David González Hernández