El escritor Enrique Gil y Carrasco llega a Bembibre para convertirse en próximo Hijo Adoptivo

El XLIII Festival Nacional de Exaltación del Botillo de Bembibre se vistió hoy de gala para recibir, con emoción y sentimiento, la presencia de un mantenedor insólito: el novelista berciano Enrique Gil y Carrasco. Un festival que ha tenido entre la nómina de sus pregoneros en los últimos cuarenta años a personajes ilustres de las artes, la cultura y la política, no podía rehuir en este Año Romántico la ocasión de contar con la reencarnación del poeta.

Había cierta expectación en Bembibre y en todo El Bierzo por ver de qué modo comparecía ante los bembibrenses Enrique Gil, “algo deteriorado por el paso del tiempo”, como él mismo dijo, con suave ironía; pero la sorpresa no decepcionó: a las siete de la tarde, el Alcalde y miembros de la corporación municipal recibieron a don Enrique Gil, que llegó a las puertas del Ayuntamiento paseando desde la Villavieja.

Ya en el Salón de Plenos, el Alcalde dio la bienvenida al poeta con las palabras: “Don Enrique: ¡Bienvenido a vuestra casa!”.

Manuel Otero recordó cómo Gil “soñó batallas, amores y leyendas, aquí, a orillas del Boeza, y de su frente clara y despejada, nació la mejor novela histórica de todos los tiempos: El Señor de Bembibre”. Recordó Otero cómo la villa y el pueblo de Bembibre han recordado siempre a Gil y Carrasco: “Nuestros institutos de enseñanza media lo rememoran con sus nombres: Don Álvaro Yáñez y Señor de Bembibre, tiene un busto en el parque, sus personajes más queridos viven en las calles de la villa: calle de doña Blanca de Balboa, de doña Beatriz Ossorio, calle del comendador Saldaña, etc., y recientemente le hemos dedicado una bella estatua ecuestre en el camino real de Mojasacos”, para finalizar su intervención con esta declaración solemne:

“Es para todos nosotros un honor que este año, con la complicidad del afecto de todos los convecinos de Bembibre, seáis nuestro Pregonero del Botillo: para que también “el Botillo de Bembibre” vaya unido para siempre a vuestro nombre universal. Como Alcalde, quiero anunciaros que, en este año en que se cumple vuestro II Centenario, propondré a la Ilma. Corporación de Bembibre vuestro nombramiento como Hijo Adoptivo de la Villa”.

Don Enrique Gil, ataviado para la solemne ocasión con elegante levita y vistoso lazo romántico, correspondió a las palabras del Alcalde conmovido:

“La emoción me hace un nudo en la garganta; gracias por el afecto y cariño que he sentido, como un aliento cercano en mi soledad, cada uno de estos días, ¡tantos días!, ¡casi dos siglos!, desde que me he ausentado de entre vosotros… Mi vida no ha sido sencilla: viví la posguerra de la invasión de Napoleón, que dejó en el Bierzo un rastro de incendios, violencia y hambre; conocí el desapego, el desgarro de la pérdida de mis seres queridos, sentí de cerca la enfermedad y el dolor, la soledad; ¡y le vi la cara a la muerte!”

“Ya enfermo, volvía al Bierzo cuantas veces pude, visité el Lago de Carucedo, Cornatel, el valle del Silencio y, agotadas las fuerzas de mi frágil salud, ascendí a la Aquiana. Al ir y al volver hacia Manzanal con las caravanas de maragatos, me detenía siempre en Bembibre, y cuando quise contar los crímenes cometidos contra la Orden del Temple, y la historia de amor entre don Álvaro y doña Beatriz, Bembibre me dio su nombre. Soy yo, pues, quien os está agradecido para siempre.”

Luego, el poeta contó una anécdota de sus últimos días en Berlín, cuando entregó el primer ejemplar de la novela al Rey de Prusia, y Federico Guillermo pidió al barón de Humboldt que trajera al punto un mapa, en el que recorrió con la mirada los valles y montañas del Boeza, con mucha curiosidad, pues el Rey conocía la existencia de Bembibre por el libro de viajes de Borrow, la Biblia en España. A los pocos días, Gil fue condecorado por el Rey con la Gran Medalla de Oro.

“Y aunque mi salud duró poco, hoy he revivido gracias a vuestro cariño, feliz de unir mi nombre una vez más a la Villa de Bembibre y honrado de pregonar su Festival Nacional del Botillo. Alcalde: acepto emocionado ser Hijo de la Villa”, concluyó el poeta.

Tras firmar en el Libro de Oro de la Villa, la comitiva se dirigió al Pabellón donde la Gala está a punto de comenzar y la expectación iba en aumento.

 

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp
Telegram

También podría interesarte

Destacadas de Bembibre Digital cabecera