“Íbamos a trabajar, a ganar dinero y a salir de esta crisis, y nos metimos en más”. Así es como el bembibrense Jesús Prieto comenzó la entrevista en FM Bierzo donde explicó los detalles de una pesadilla que, para él, ha terminado, pero que aún mantiene en vilo a seis compañeros españoles que están, literalmente, retenidos, sin pasaporte y sin la maquinaria que transportaron a Sierra Leona.
Todo comenzó en enero cuando una empresa les ofreció trabajo en una cantera de hierro de Freetown, la capital del país africano. Con un contrato mercantil firmado, este grupo de trabajadores se comprometió a llevar su maquinaria. Pero la realidad es que, detrás de todo ello, hubo otras intenciones en un país extranjero donde les han dejado indocumentados y sin sus vehículos, que utilizan como moneda de cambio.
Jesús Prieto (Susi), pudo contar los hechos en primera persona. Una serie de circunstancias le permitió volver el pasado mes de mayo, cuando consiguió hacer creer a los cabecillas de este supuesto entramado que regresaba a España a buscar la maquinaria que no pudo desplazar en el primer viaje. Previo pago de 400 euros para que le devolvieran su pasaporte, ahora, que han dado el paso para denunciar públicamente los hechos, lucha en España para conseguir la vuelta de sus compañeros.
“Yo pude venir porque supuestamente venía a buscar camiones y a llevar más material para allí”, explicó esta mañana en los micrófonos de esta emisora. Pero esta salida no fue sencilla, “me costó mucho conseguir el pasaporte”, denunció.
“El pasaporte nuestro nos lo retuvieron el día en que aterrizamos en Freetrown”, y en concreto, Susi destacó que las explicaciones que les dieron fue que tenían que dejarles el documento “para arreglar visados y permiso de trabajo”. “Decían que había que entregarlo, porque si no el papeleo podría durar año o año y pico”.
La realidad fue otra, y posteriormente para recuperar el pasaporte tuvo que pagar, y por partida doble, “una vez aquí en España y otra vez para recuperarlo en Sierra Leona”.
Durante todo este periodo de tiempo permanecieron a la espera de los movimientos de las personas que manejan este complejo entramado, pero vigilados muy de cerca por una persona que se encargaba de seguir los pasos de la expedición española. “El día a día era como una cárcel, encerrado”, lamentó. Estaban en un hotel “que estaba enfrente de la casa del hombre de allí de Sierra Leona, no sé si para tenernos controlados”.
Y todo ello con unas condiciones de salud muy cuestionables, sin agua suficiente y sin luz más que la que tenían con un generador. “Muchas veces tuvimos que pagar para que fueran a buscar gasoil”, recordó Susi. “Teníamos un caldero para ducharnos, y tenía que durar para todo el día”, explicó.
A pesar de todo mantenían el contacto con sus amigos y familiares en España, pero no siempre les decían toda la verdad “para no preocuparlos”. Entre otras, porque no conocían la verdad de las intenciones, y todo lo que descubrieron fue con el paso del tiempo. “Les decíamos que arrancábamos por no preocupar a la familia y a la gente de aquí que bastante tienen ya, que estamos lejos”.
Los españoles que marcharon a trabajar a Sierra Leona tuvieron que pagar el desplazamiento de la maquinaria que, una vez llegó a Sierra Leona, les han retenido. Llegaron a trabajar dos meses pero todavía no les han pagado nada, expresó Jesús Prieto. Incluso “de aquí se pagó para hacer un seguro médico, pero al mes y medio un compañero pasó la malaria pero no teníamos seguro”. Al final, expresó, “salió vivo de milagro” después de más de un mes con fiebre.
Hoy por hoy quieren llegar a la verdad y a todo lo que hay detrás, pero mientras sigan en Sierra Leona va a ser prácticamente imposible. “El hombre de allí es un tío poderoso y muchas de las cosas que mueven al día siguiente va él y con dinero o con otra amistad que tenga la tapa y no sale nada”. No oculta que se ha sentido “engañado y estafado” por la empresa Valencia, Aznar Quarring Logistic, y la empresa de Sierra Leona Tagsman.
En esta tesitura, decidieron no hacer nada hasta este momento que ya no aguantan más. “Me dicen que están mal, que necesitan ayuda económica y están a latas de mortadela y poco más”. “La familia y amigos intentamos ayudar peroa situación no es buena, la familia aquí está de forma parecida”. Y advierten de las prácticas “mafiosas” del gerente de la empresa Tagsman para intentar quedarse con la maquinaria de este grupo de españoles.
Noticia relacionada: La carta desesperada de seis españoles retenidos en Sierra Leona abandonados a su suerte