La Peña de Montañeros Gistredo, a pesar de la situación especial motivada por la pandemia del COVID-19, cumplió con la tradición de subir el Belén al emblemático pico del Catoute. Una tradición que alcanza ya las 51 ediciones, y que no estuvo exenta de dificultad debido a las condiciones climatológicas.
Fue una subida especial, sin convocatoria y con un grupo reducido de una docena de participantes, divididos en dos grupos de 6 personas, para cumplir con las medidas de seguridad y garantizar que todos los aficionados a la montaña que cada año -en torno a los 200- acuden a la subida del Belén, puedan reencontrarse para volver a subir el próximo año.