Rompo todas las cuerdas;
cuerdas están mis manos.
Manos doloridas que escarban el silencio.
¡Silencio, me estorban vuestras risas!
Risas, desprecio.
¿Decís que sigo presa? ¡Ja!
Jamás me rendiré.
Rendiré cuentas al borde del precipicio.
Salto al vacío y caigo.
Caigo de puro sueño.
Sueño que puedo amar.
Amo la libertad.
Erika Cipré