El Ayuntamiento de Castropodame ha sido el primero en hacer un reconocimiento oficial de la Provincia histórica de El Bierzo. El pasado 29 de mayo su alcalde descubrió la placa de la Avenida de la Provincia de El Bierzo. De esta manera, por fin se da el primer paso de cara a un mayor y generalizado reconocimiento municipal de la más importante institución histórica de El Bierzo.
Las calles de las poblaciones de nuestra región tienen diversas denominaciones de escritores, políticos, monumentos, ríos, montañas… además del reconocimiento a la toponimia menor más local. En el caso de Ponferrada, aparecen los nombres de Fueros de León y Reino de León, pero sorprende que no se dedique un espacio público urbano a la Provincia de El Bierzo, principal institución histórica de nuestra región. Está bien que la autonomía local sirva para elegir democráticamente el nombre de las calles de nuestras poblaciones, superando las imposiciones de la época franquista. Ahora bien, sería conveniente que el nombre de la Provincia berciana estuviese presente en todos los callejeros de los municipios de nuestra región, como digno homenaje a nuestro pasado institucional colectivo.
El reconocimiento en la actualidad de la Provincia de El Bierzo significa recuperar nuestra historia. Pero es que la simbología colectiva, caso de la Provincia, refuerza también nuestra autoestima y provoca la cohesión social frente a la excesiva dependencia territorial e institucional ajena. Los vínculos tradicionales y presentes pueden ayudarnos a afrontar mejor la crisis económica y social que atravesamos para confiar más en nuestro futuro colectivo.
Para los escépticos en este tema, recordamos que el propio Estatuto de Castilla y León insta a las Cortes de Valladolid a aprobar una Ley para El Bierzo, “teniendo en cuenta sus singularidades y su trayectoria institucional” (artículo 46.3). Esta expresa referencia a nuestro pasado institucional incluye la existencia pretérita de la Provincia de El Bierzo. Conviene que la distingamos de la más conocida Provincia de Villafranca de El Bierzo, creada por Decreto de 27 de enero de 1822, de tipo liberal, gobernada por la Diputación provincial, tras la elección de sus diputados por democracia censitaria. Los críticos afirman que esta institución tuvo una existencia temporal corta. Frente a esto último, conviene decir que la llamada Provincia de El Bierzo, del Antiguo Régimen, es conocida desde finales del siglo XV, y que pervive en los siglos siguientes de la llamada Edad Moderna. La Provincia de El Bierzo no contaba con un órgano de gobierno específico. Ésta tenía una delimitación territorial más amplia que la actual, caso de La Somoza astorgana y parte de Valdeorras. Nuestra Provincia de El Bierzo poseía un claro reconocimiento territorial y preinstitucional, al estar vinculada desde su origen al corregidor de Ponferrada y a su acción competencial (fiscalidad, judicial, militar, gobierno…). Eso sí, en la Provincia de El Bierzo eran mayoría los señoríos laicos y seglares, de ahí que la acción del principal oficial real, el citado corregidor, estuviese condicionada por la existencia de dichas jurisdicciones señoriales.
Todo lo dicho sirve para argumentar un mayor reconocimiento municipal de nuestra más importante institución territorial propia, la Provincia de El Bierzo. Los Ayuntamientos de la región deberían homenajear a nuestra Provincia histórica berciana, por lo menos dedicando su nombre a una vía de comunicación, caso de Castropodame, o con la creación de un monumento escultórico en su honor. El esfuerzo colectivo y secular que significó la Provincia de El Bierzo, así como la posterior lucha por su recuperación, en los siglos XIX y XX, es todo un ejemplo para los bercianos que exigimos hoy más autonomía política para nuestra región.