La judería de Bembibre VI: La necrópolis judía de San Cebollón

Panorámica de Bembibre desde San Cebollón - años 60
Panorámica de Bembibre desde San Cebollón - años 60

El problema de  la localización del cementerio hebreo de Bembibre quedaría desvelado en 1581 con motivo del pleito acaecido entre los vecinos de Villar de los Barrios, Álvaro Carvajo de Quirós, hijo de Alonso Carvajo y María Álvarez e integrante de la cofradía de San Bartolomé de los Barrios; y Ares García de Valcarce, vástago de Ares García de Valcarce, el viejo e Inés Martínez Álvarez, componente del mismo modo de la enunciada hermandad y juez ordinario de esa villa.

Tumba de lajasLa disputa sobrevino al proceder a la lectura del padrón de hermanos, no aceptando el primero la posición en que se le había inscrito, por lo que puso en duda la autoridad judicial del segundo y le acusó de descender por vía materna de judeoconversos de Bembibre, subrayando a su vez que le “…llevaria a batiçar e despues de vatiçado le tirarian con cevollos motejandolle de judio…” e incidiendo en que sus antepasados estaban sepultados en aquella localidad, en el despoblado de “…Sant Çevollon, que era un termino e fosario antiguo, a donde se solian enterrar los judios…” .

Este paraje se ubica entorno a los 700 m de altitud al este de Bembibre, en una explanada denominada el “campo de Sant çevollon” o el “aro de Sant çebollon”; aunque también ocupa parte de la pendiente conocida por los “balgones”. Espacio donde los hebreos habían adquirido una parcela en la que inhumar a los fallecidos de la “…villa de Venbibre, e su tierra…”. El reconocimiento superficial de la zona en cuestión nada aporta al respecto, básicamente por que ya no se practican labores agrícolas que puedan sacar a la luz algún indicio probatorio. Es factible que la necrópolis estuviera delimitada por una cerca y que una vez expulsados los judíos de Bembibre, la parroquia se posesionase de ella, eventualidad corroborada por las partidas documentales y que ponen de manifiesto que esta institución detentaba tierras en aquel pago.

Monedas medievales procedentes de la necrópolis judía de BembibrePor otra parte, si damos credibilidad a las aseveraciones de Álvaro, cuando Ares iba a Bembibre visitaba los “…fossarios de San Çebollon…”, para honrar a sus precursores y señalar el futuro lugar de enterramiento de su prole “…como judio e desçendiente de judio…” que era. Lo que da a entender que en el momento del juicio aún eran perceptibles los soterramientos o que alguna lauda sepulcral con inscripción hebrea daba fe de ello. Luego el sobrecogedor libro del olvido cerró sus páginas y el silencio de las fuentes manuscritas selló su destino, el viñedo enmascaró la ladera y el cereal la llanura, borrando el aspecto exterior del camposanto. De no haber sido profanado, es posible que el subsuelo guarde celosamente las tumbas de quienes allí reposan y que una campaña de excavaciones exhumaría para el mejor conocimiento de nuestra historia.

El rey Felipe II conocedor del asunto, encargó al Licenciado Alonso Pérez de Pacios, corregidor de Ponferrada, su resolución, dictando el 10 de septiembre de 1582 sentencia favorable a la parte de Ares García de Valcarce y quedando probado que la rama de su prosapia proveniente de Bembibre era originaria de “…hijosdalgo notorio de padre, aguelo e antepasados, limpio de rraça ni macula de judios, ni cristianos nuevos e rreconçiliados…”. Álvaro Carvajo de Quirós y su mujer María Ares Álvarez obtuvieron un fallo condenatorio, siendo penalizado él, en 10.000 mrs y un año de destierro; y ella, en 2.000 mrs y dos meses de extrañamiento. Disconformes con el veredicto lo recurrieron y apelaron a Valladolid, sin que se modificara el auto. A pesar de todo la enemistad manifiesta continuó y volvió a desencadenarse el conflicto, cuyo dictamen de 31 de agosto de 1593 volvió a reafirmar la sanción.

La ejecutoria analizada para este apartado es la que desde Valladolid se remitió el 9 de agosto de 1595 a pedimento de Ares, por lo que obviamente adolece de un importante vacío documental. Faltando las probanzas de Álvaro Carvajo, determinantes en el interrogatorio  y que recogerían datos precisos sobre el pasado hebreo en Bembibre. Por otra parte los testigos presentados son en su totalidad laicos del entorno de dicha villa o recién llegados. Significativa es la ausencia en los actos del rector de Bembibre, Tirso Armador (1565-1590) y de Juan Rodríguez Raposo, “ffamiliar del Santo Offiçio de la Ynquissiçion” y parientes de Inés Martínez; y la no inclusión de las partidas sacramentales, de los padrones de hidalguía y del registro de los oficios concejiles.

San Cebollón, con los restos de la antigua cerámica - 2004

Incluso la genealogía de Inés plantea serias dudas, puesto que si bien es cierto que los declarantes reiteran conocer a sus ascendientes, ninguno va más allá de sus progenitores Juan Martínez Barbero y Catalina Álvarez. Matrimonio que gozaba de una boyante posición social e incluso el susodicho Juan había sido un personaje muy influyente en la Cuenca del Boeza, llegando a ejercer el cargo de juez ordinario.  Precisar al respecto que de esa estirpe procede la venerable Ana María de Gavilanes, hija de Juan Ramos de Santomé y  Ana María de Gavilanes y Valcarce, nieta por línea paterna del licenciado Gregorio Ramos de Santomé  y María Gómez y por línea materna de Juan de Gavilanes y Valcarce y Constanza de Valcarce y Villegas, descendiente esta última de Ares García de Valcarce, el viejo e Inés Martínez Álvarez.

Manuel I. Olano Pastor
Museo “Alto Bierzo” de Bembibre

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