Este viernes, 19 de noviembre, a las 18.00 horas, en la “Casa de las Culturas” se abre al público una interesante exposición dedicada al pintor Toulouse Lautrec, que permanecerá abierta hasta el 14 de diciembre en el Centro Cultural de la Villa – Casa de las Culturas.
Henri de Toulouse-Lautrec fue, indudablemente, uno de los grandes artistas del siglo XIX.
Con una manera muy personal de entender la pintura, consiguió sorprender a sus contemporáneos por su incomparable capacidad de percepción y su habilidad para retratar lo cotidiano, trascendiéndolo y dignificando incluso aquello que puede parecer más sórdido.
Tal vez gracias a esa capacidad se movió a las mil maravillas en un terreno tan difícil por su interacción con la realidad de la calle como es el cartel, a través del que actuó como cronista de una época nacida al frenético compás de un cambio de siglo que traería nuevos y revolucionarios inventos pero, asimismo, dos grandes guerras.
Creador de la imagen del París alegre y noctámbulo que ya pertenece al imaginario colectivo, dio sus primeros pasos como cartelista en 1891. Desde ese momento, y en todos sus carteles, demostraría un agudo sentido de lo visualmente efectivo, gran habilidad para crear algo nuevo y una enorme facilidad para adaptarse a la tecnología disponible -en este caso concreto, la litografía-, a la que no solo sacó el máximo partido posible sino que supo también extraer de ella todo lo necesario para dar lugar a una gráfica original que abrió nuevas perspectivas al diseño gráfico del siglo xx.
Sin adoptar ninguna fórmula concreta, llevó al cartel los colores planos, las perspectivas trazadas a partir de los contrastes figura-fondo, la libertad tipográfica y la integración de la letra en la ilustración. En un rasgo de absoluta modernidad, abrió las puertas a la participación del espectador, pues su manera de construir las escenas obliga a este a integrarse en ellas.
A pesar de que su carrera fue truncada por su temprano fallecimiento, antes de cumplir los treinta y seis años, alcanzó una gran notoriedad, influyendo enormemente en numerosos artistas como los Beggarstaffs Brothers, Will Bradley, Ramon Casas y Adria Gual, por citar solo a unos cuantos.
Cien años después de su muerte, Toulouse-Lautrec sigue siendo para los creadores de nuestro tiempo un ejemplo de sinceridad, libertad intelectual e innovación. Entre esos creadores, son muchos los diseñadores gráficos que se sienten sus herederos más directos.
Eso explica, seguramente, que respondieran con entusiasmo a la convocatoria realizada en el año 2001 por el Club des Partenaires du Musée Toulouse- Lautrec de Albi que, con motivo del centenario de la desaparición del artista, se dirigió a cien de los mejo- res grafistas del mundo para que, bajo la dirección de Anthon Beeke, rindieran su homenaje a quien había sido un revolucionario visual.
Cada uno de esos diseñadores creó un cartel en el que dejó patente su punto de vista sobre el gran cartelista francés, demostrando un profundo conocimiento de su figura.
La Fundación «la Caixa» adquirió un juego de esos carteles, obras impresas que sirven de magnífico ejemplo de las distintas tendencias del diseño gráfico actual. De entre ellos, y para esta exposición, se han seleccionado sesenta que se presentan al público por primera vez en España.
La muestra se ha dividido en dos ámbitos. En el primero, encontramos los carteles que hacen referencia a la seductora personalidad del artista y a toda la icono- grafía que lo rodea. Bombín negro, bastón y las numerosas apariencias bajo las que Toulouse-Lautrec se dejó fotografiar han servido como fuente de inspiración a los diseñadores gráficos en su homenaje a este artista. A continuación, encontramos los carteles basados en el mundo del espectáculo y la noche parisina, de los que Toulouse-Lautrec fue excelente cronista.
Estas sesenta obras gráficas se exhiben junto a foto- grafías de Toulouse-Lautrec y reproducciones de sus carteles que sirven de contexto a las creaciones de los diseñadores contemporáneos, pues les han servido de referencia.
Raquel Pelta, comisaria de la exposición