Rodanillo se queda pequeño en su particular ronda de bodegas

Una multitud invadió las calles del pueblo de Rodanillo
Una multitud invadió las calles del pueblo de Rodanillo

Una vez más el pueblo de Rodanillo apostó fuertemente por una de las rondas de bodegas más peculiares, llena de espectáculo y de color, como si de un carnaval de verano se tratara. Cada uno de los seis barrios cambió por una noche sus calles y sus gentes, con una divertida puesta en escena que cautivó a los numerosos asistentes desde la primera hasta la última bodega.

El recorrido se abrió en un barrio que introdujo al público en la lámpara de Aladino, con el genio bien grande presidiendo la calle. Siguió con un peculiar cabaret donde las bailarinas (muy masculinas) no dudaron en enseñarlo todo ante la atenta mirada de El Padrino y otros mafiosos. La mitad de la ronda sirvió para conocer algo más de las costumbres rurales ejemplificando el proceso de la siega, igual que hubieran hecho el pasado año con el proceso del vino. Luego, los villancicos nos desplazarían a una inusual Navidad estival, con un Belén viviente donde no faltaba el Niño Jesús, acompañado por la Virgen y San José, los Reyes Magos tirando caramelos, y hasta el propio Herodes en persona. Poco después serían los hippies más auténticos quienes nos adentrarían en Hippinillo, un mundo de colores, paz y amor. La última parada, entre disparos y petardazos, volvería a introducir al público en un cabaret como si del Chicago de los años 20 se tratara.

Nada se dejó a la improvisación y todo el pueblo de Rodanillo quiso ofrecer el mejor espectáculo para que los asistentes se llevaran el mejor recuerdo de una divertida ronda de bodegas que aspira a conseguir la declaración de interés turístico provincial.

Este año se dio la circunstancia de que dos bodegas coincidieron en el mismo tema. Algo posible teniendo en cuenta que ni los propios vecinos conocen los detalles del barrio más próximo. Una sana rivalidad que caracteriza esta ronda que desde hace seis años consecutivos atrae cada vez a más personas hasta tal punto que el pueblo se queda pequeño.

En sus inicios, hace trece años, esta ronda de bodegas comenzó como un concurso de disfraces en el que poco a poco fueron involucrándose más vecinos hasta conseguir un evento como el que ahora presentan.

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