A CIENCIA CIERTA / El año empieza el uno de enero… pero solo por imperativo legal

Desde hace muchos años, en concreto desde 1994, según mis apuntes; he venido hablando y escribiendo sobre la Navidad y todo lo que la rodea. Entre otros aspectos la fecha del comienzo, del año que ocurre (oficialmente), a las cero horas justas del día uno de enero. Es decir al cabo de escasas horas. Al ser un tema que he tratado de modo reiterado, es lógico que aquí aparezcan ideas o datos ya expuestos. Soy consciente de ello, pero también de que a menudo hay que insistir en las mismas ideas, para que lleguen a una cantidad de personas cada vez mayor.

Son muchos, los apuntes que tengo sobre este asunto y trataré de hacer una pequeño resumen de lo que cabría señalar recopilando todos los datos. Lo haré en gran medida un poco de memoria y sin revisar, más bien re-comprobar, con detalle mis datos porque ello me llevaría una espantosa cantidad de tiempo y porque creo que los datos principales me los conozco “de carrerilla”; como se suele decir.

El año es teóricamente el tiempo que La Tierra en completar una vuelta en torno al Sol. Por ello lo lógico sería situar el inicio del año, en una fecha en la que La Tierra ocupase una posición singular o especial respecto al Sol en su trayectoria en torno al mismo. Una posición singular podría ser el día en que está más próxima o más alejada del Sol. Asimismo las fechas de los solsticios y los equinoccios son fechas especiales ya que los rayos del Sol inciden sobre el plano del Ecuador formando unas medidas o unos ángulos singulares. El día uno de enero sin embargo no tiene desde el punto de vista astronómico nada, absolutamente nada, especial. Luego primera anomalía. Por otra parte es evidente que si el Nacimiento de Jesucristo es la fecha que sirve de marca o referencia en el tiempo para contar los años, tal fecha debería coincidir con el inicio del año. Es decir el año debería iniciarse el día de Navidad. Sin embargo por una larga serie de circunstancias, no hay coincidencia en las fechas de La Navidad ( 24 ó 25 de diciembre) y el inicio del año. Segunda anomalía pues.

Se llegó a esta situación por una larga serie de acontecimientos ( y errores) acaecidos a lo largo de muchos siglos, en concreto 20. El calendario que hoy utilizamos es ya muy similar (casi igual) al que se utilizaba en tiempos de Julio César, es decir hace (a efectos prácticos), 2065 años. En aquellos tiempos los romanos ya eran conscientes de que en la época más fría del año, había un día en el que el Sol “remontaba de nuevo el vuelo” y a partir de entonces los días comenzaban a crecer. Ese día es el solsticio de invierno y la fiesta que celebraban representaba el triunfo del Sol o de la luz. Julio César se ocupó de ordenar la medida del tiempo y el calendario que aún hoy usamos es como he dicho en buena medida, el que este político y militar romano dispuso de hace mas de 20 siglos. En tiempos de Julio César el solsticio de invierno y la consiguiente fiesta coincidían hacia el 24 de diciembre. Cuenta Luis Carlos de Hita Ledo, que al parecer es un estudioso de estos asuntos; que Julio César quería que el inicio del año coincidiese con esa fiesta, pero el Senado Romano que tradicionalmente consideraba que el año se iniciaba el 1 de Enero se opuso y Julio César acabó cediendo. Lo siento por los ilustres senadores; pero de ser cierto esto, fueron uno “burros”. J. César tenía razón. Aquí pues tenemos ya una circunstancia que en buena medida explica la primera de las incongruencias. Pero hay más.

Aproximadamente unos 40 años después de que Julio César hubiese puesto en uso y vigor el llamado Calendario Juliano, que es prácticamente el mismo que usamos, pues ya tenía un día suplementario cada 4 años, es decir ya consideraba los años bisiestos; tuvo lugar el Nacimiento de Jesucristo. Este hecho y pese a lo que dicen los Evangelio, no tuvo en su momento y por lo que sabemos nada de singular ni de notorio. En consecuencia, los romanos para contar el origen del tiempo (los años) utilizaban referencias que les eran mucho más conocidas, como por ejemplo el inicio del reinado del Emperador o la (supuesta) fecha de la fundación de Roma. El origen de este computo de los años se situaban en cientos de años (entre 7 y 8 siglos), antes del tiempo en que nació Jesucristo. Los cristianos lógicamente hicieron lo mismo; pero unos 5 siglos después del Nacimiento de Jesucristo, alguien tuvo la ocurrencia de situar el origen de medida del tiempo, en el instante del Nacimiento de Jesús. Puesto que a estas alturas de la Historia el Cristianismo ya estaba muy arraigado, se aceptó la propuesta; pero es evidente que fue una operación de cálculo arriesgada. Para facilitar las cosas hubiera sido preciso, que el hoy célebre Nacimiento hubiera tenado lugar justamente coincidiendo con el origen de la medida de cada año. Es decir que Jesús hubiese nacido justamente en el instante preciso en que termina un año y comienza otro. Demasiada casualidad que sin embargo se pasó por alto. Se dio por hecho que había nacido coincidiendo con la fiesta pagana que celebraba el triunfo de la luz (Jesucristo es la Luz del Mundo); es decir con la fecha que en tiempos de Julio Cesar venía a coincidir al menos a efectos prácticos con el Solsticio de Invierno. Este sería el origen de la segunda de las anomalías aludidas al comienzo de este artículo, ya que el problema es que actualmente se sospecha y con fundamento que no nació en diciembre si no en abril. Por si fuera poco al situar el origen del tiempo coincidiendo con el Nacimiento en cuestión hubo un error en el cálculo de ¡¡varios año¡¡. Es decir Jesús no nació hace ahora 2.020 años, si no unos 5 ó 6 antes.

Por otra parte los antiguos sabios que (supongo) asesoraron a Julio César, supusieron que el año real es decir el tiempo que La Tierra tarda en dar la vuelta al Sol son exactamente 365 días y un cuarto más, es decir 365 días y 6 horas justas y clavadas. No es exactamente así, pues no se llega por poco a esas teóricas 6 horas. En consecuencia cuando habían transcurrido 3 siglos y pico tras el Nacimiento de Jesucristo se observó que el Solsticio de Invierno tenía lugar varios días antes del 25 de diciembre. Esta tendencia al adelanto del Solsticio de Invierno se siguió acumulando y para corregir esta situación en 1582 se suprimieron de golpe 10 días del Calendario. Entonces el Solsticio de Invierno tenía lugar hacia el 13 de diciembre (fiesta de Santa Lucía). Hay aun un refrán que dice, “por Santa Lucía mengua la noche y crece el día”.

A pesar de todo ello y a pesar de todas las medidas y correcciones (complejas) que se adoptaron en el año 1582, lo cierto es que tanto la fecha de entrada de los solsticios como de los equinoccios tiende poco a poco a adelantarse. Esto está perfectamente comprobado por lo que yo se y debe ser debido principalmente al llamado movimiento de precesión de La Tierra; (que no de precisión), …pero ese es ya otro tema.

Para terminar señalo que hay a menudo bastantes imprecisiones e incluso datos contradictorios al hablar de estos asuntos. Basta con mirar en la Red y por ello (es obvio) conviene contrastar toda la información con la que actualmente nos “bombardean” día tras día. Hay eso si una realidad que se puede comprobar por muchos caminos: que el día 1 de enero no tiene nada de particular. La imagen que adjunto del Parque Solar de Bembibre ( que está diseñado para señalar horas y fechas) lo muestra claramente. La sombra señalizadora de las fechas el inicio del año debería discurrir por el borde Norte del cuadrante y sin embargo no es así. La imagen adjunta lo explica perfectamente. Lo mismo sucede en el Parque Solar de Castropodame. Estos detalles si se pueden comprobar año tras año sobre el terreno.

Rogelio Meléndez Tercero

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