La Historia como disciplina científica ha de tratar de esclarecer y delimitar nítidamente la realidad de la ficción o las leyendas. Ocurre no obstante muy a menudo, (sobre todo con noticias de transmisión oral) que se van produciendo ligeras matizaciones o deformaciones de la información original, que con el paso del tiempo se convierten en autenticas mentiras. En este artículo analizaremos este fenómeno tomando como ejemplo la llegada del ferrocarril a Bembibre.
Desde hace muchos años he oído contar en Castropodame, una historia según la cual el reloj de la casa consistorial de esta pedanía, se tuvo que ir a buscar a Brañuelas porque el ferrocarril entonces no llegaba a Bembibre. La historia parece bastante verídica, porque quien reiteradamente me la ha contado (mi madre) dice que fue un tal Joaquín Fuente (el abuelo de su padre) el que trajo ese reloj a Castropodame, en un carro lógicamente. Los hechos debieron suceder (según documentos escritos) en el año 1887.
En el año 1887 se colocó en la fachada NE de la casa consistorial de Castropodame ese reloj que aún existe. La fecha aún figura en el castillete de ese reloj y en la campana y por otra parte en el Archivo Histórico Municipal de Castropodame, hay numerosos datos que señalan que la colocación de ese reloj en la casa consistorial en ningún modo pudo ser una realidad antes de 1887.
Yo la verdad, es que no me fío mucho de las noticias históricas, que nos llegan por tradición oral, pero resulta que leyendo hace poco tiempo el diccionario estadístico, histórico, geográfico,… de Pablo Riera (1881-1887) comprobé que ciertamente, (aunque de modo no muy claro) se deja entrever que en Brañuelas se interrumpía la línea férrea y que la correspondencia que de León iba destinada a Castropodame, era preciso recogerla en Brañuelas. Por otra parte alguien más me contó (creo que alguien de La Granja de San Vicente); que en efecto durante años, la línea férrea estuvo interrumpida en Brañuelas. Claro que la clave es saber en que fechas concretas estuvo interrumpida y si era en 1887.
Todo esto viene a cuento de que documentos escritos señalan que en el año 1887, el tren si llegaba regularmente a Bembibre. Veamos.
Hace ya muchos años, cuando empezaba mi afición por la historia local adquirí el libro titulado “Historia de Bembibre” cuyo autor es Antonio Díaz Carro (año 1978). En este libro habla de la llegada en el siglo XIX del ferrocarril al Bierzo y en concreto a Bembibre. Habla extensamente de este asunto pero por lo que este artículo respecta lo mas importante es que fija la apertura del tramo de Brañuelas a Ponferrada el día 4 de febrero de 1882. También señala que durante varios años el ferrocarril se terminaba en Brañuelas y que para continuar el viaje en dirección (más bien sentido) a La Coruña había que dejar la línea férrea en Brañuelas y continuar viaje en diligencia (no había obviamente automóviles) durante varios kilómetros descendiendo el puerto de Manzanal, hasta enlazar de nuevo con el tramo de vía férrea que permitía continuar hacia Galicia.
Por otra parte A. Díaz Carro puntualiza que el señor Álvarez Villar (en su obra “El Vierzo”), señala la fecha del 12 de septiembre de 1881, como la del inicio del tráfico ferroviario. Añade otro dato importante más. La llegada a la estación de Bembibre el 1 de septiembre de 1883 del Rey de España, en viaje a La Coruña, viaje que era la inauguración oficial de la línea férrea. En cualquier caso esto supone que en 1887 el paso del ferrocarril por Bembibre era sin duda una realidad. Corrobora este dato el hecho de que D. José María Soler (Ingeniero de minas por lo que parece) escribiese en 1883 un conocido libro en el que cita la estación de ferrocarril de San Miguel de las Dueñas, dejando entrever que entonces el trafico ferroviario era ya normal por tal estación.
Por tanto esa historia (no escrita) que circula por Castropodame parece contradecir los datos documentados y escritos. Así las cosas y como quiero analizar el pasado de modo racional, pregunté a mi amigo el conocido historiador de Bembibre, Manuel Olano que opinaba de este asunto. Su respuesta fue bien clara: en el año 1887 el ferrocarril si pasaba por Bembibre. Entonces ¿Por qué los de Castropodame fueron a buscar su reloj hasta Brañuelas?. La explicación más lógica es que lo hicieron presumiblemente, no porque no llegase el tren a Bembibre ( o a San Miguel de las Dueñas, aún mas cercano a Castropodame); si no porque así ahorraban una parte del coste del porte por vía férrea. En una palabra que si bien parece fuera de duda que el tal Joaquín Fuente fue a Brañuelas; también parece claro que no fue debido a que el ferrocarril no llegase a Bembibre. Este es el pequeño matiz o detalle que, en este caso parece enturbiar la realidad histórica.
Otra leyenda urbana ( mas bien leyenda pueblerina en este caso) indica que cuando se planificó el trazado del ferrocarril, el terreno donde hoy se ubica la estación de Bembibre pertenecía al término municipal de Castropodame y que después y por razones ignoradas se incorporó al ayuntamiento de Bembibre. Según Manuel Olano es otra leyenda . ¿Cuál es su origen?. Pues quizá (supongo yo) que al analizar con cuidado los mapas del Instituto Geográfico Nacional de los años 20 del siglo pasado, la traza del limite entre los dos municipios parece “sugerir” (ver imagen ) que así fue, ya que tanto aguas arriba como aguas debajo de la zona donde se halla la estación el límite es el cauce del Boeza y sin embargo en la zona de la estación hace un “extraño” quiebro. Pero claro esto no deja de ser nada mas que una sugerencia,… que pudo dar origen a la leyenda.
En cualquier caso si algún día apareciese algún documento o alguna prueba que demostrase que esas leyendas son realidades, gustoso la reflejaría en cualquiera de mas artículos. De momento dejémoslo como esta.
Para terminar y hablando de leyendas, otra más que también recuerdo haber oído hace años y que tiene que ver con el ferrocarril. Se cuenta que bajo el monte situado justamente al SE del casco habitado de Castropodame hay “un brazo de mar”. Incluso creo recordar haber oído o quizá leído en alguna parte ,que en el siglo XIX los ingenieros que trazaron el ferrocarril no lo pudieron hacer pasar por el repié de ese monte porque surgían muchos manantiales. La verdad es que a la vista del terreno (y sobre todo analizando mapas topográficos); no parece muy creíble esto último. Por supuesto lo del “brazo de mar” lo mas fácil es que fuese alguna ocurrencia de cualquier persona del siglo XIX ( ó quizá de antes) al observar lo que se estimaba, como una surgencia de agua “anormal”.
Hay que tener en cuenta que dados los conocimientos de siglos atrás, para muchas personas no debía ser muy difícil admitir que en el interior del monte en cuestión pudiese haber un enorme lago,… incluso con sus correspondientes peces. La realidad es que en efecto pueden existir lagos (no muy grandes eso si) subterráneos . Los hay por ejemplo en la zona de Valporquero. Pero, para ello se precisan terrenos que no son los que hay en el monte en cuestión. La mentalidad y los conocimientos de hace siglos eran muy diferentes a la de nuestros días.
Está muy bien conservar las leyendas pero cuidando eso si de diferenciar lo que es realidad y lo que es pura leyenda, tal y como expuso A. Diaz Carro en su libro precitado al referirse a la leyenda del Señor de Bembibre.
Rogelio Meléndez Tercero