Los relojes de sol son antiquísimos y por ello desde hace años existen numerosas publicaciones que hablan de su diseño. Yo sin embrago no me fijé para nada al menos inicialmente, en lo que hasta el año 1992 se había publicado en torno a este asunto y es más creo que ni siquiera sabía algo esencial: que la hora que dan los relojes de sol digamos normales por norma general jamás coincide con la hora oficial , que es la utilizada en la vida cotidiana. Lo que yo pretendía era saber la dirección y la pendiente de los rayos solares día tras día y hora tras hora en el firmamento visible desde un punto concreto de La Tierra, en concreto desde Castropodame. Las fórmulas matemáticas precisas para ello tras varios meses de cavilar las hallé y hecho esto el primer escollo era la enorme cantidad de cálculos que había que hacer. Sin disponer de un ordenador era una tarea muy complicada y por ello pensé que debía tratarse de algo novedoso.
A medida que me iba informando sobre este tema, más me convencí de que en efecto era algo muy distinto a lo que generalmente se conoce como un reloj de sol digamos normal. El diseño de uno de estos se logra perfectamente en una mañana de trabajo y su construcción y colocación en otra y punto. Sin embargo un parque solar didáctico es una obra que requiere muchos meses de trabajo ( en Bembibre en concreto fueron unos 9 meses). El diseño en si y gracias al programa de Rogelio Cerdeira Crespo es algo que quizá en una mañana o como máximo un día de trabajo se pueda hacer. No obstante se trataría de un diseño del aspecto general y no del detalle de los miles de puntos que hay que representar en el parque. En cualquier caso y dado que se trata de una obra en la que las tareas de construcción propiamente dichas (albañilería) se han de prolongar varios meses, siempre es posible hallar huecos para ir con los cálculos por delante de la construcción.
Una de las características más importantes de un parque solar de este tipo, es que facilita siempre hora oficial y además los hace con una precisión de +/- un minuto, ya que este es un tiempo suficiente para ver el movimiento de las sombras a simple vista. Además, señala también la fecha, aunque en este caso hay que matizar que sólo en los días próximos a los equinoccios es fácil distinguir un día del anterior o el siguiente. Hay épocas del año (las próximas a los solsticios) en las que la altura a la que el Sol hace su recorrido diario día tras día varían muy poco y entonces no resulta tan sencillo saber la fecha por la posición del Sol.
Lo que si se refleja muy bien en el parque es la entrada de las estaciones; primavera- verano-otoño e invierno. Las curvas que las sombras describen día tras día son cóncavas hacia el Norte en otoño e invierno (ahora por ejemplo), pero son cóncavas hacia el Sur en verano y primavera. La máxima curvatura se alcanza en el solsticio de invierno y en el de verano. En los equinoccios la línea que describen las sombras es a efectos prácticos recta.
Otro de los fenómenos que se refleja en un parque solar de este tipo es la existencia de la conocida como ecuación del tiempo; que es un desfase que en términos de espacio y también en tiempo existe entre el movimiento del Sol real tal y como lo percibimos a su paso por el firmamento de cualquier lugar y otro sol ficticio (llamado sol medio), que sin embargo es con el que están sincronizados nuestros relojes. La ecuación del tiempo es un fenómeno o un concepto que para cualquier persona con unos conocimientos básicos de astronomía, es tan conocido como la existencia de los meses para el ciudadano corriente.
Debido a la ecuación del tiempo si queremos que el Sol real con su movimiento señale hora oficial, hay que trazar las líneas horarias no mediante rectas, como en los relojes de sol normales, si no mediante unas curvas que tiene una forma que recuerda a la de un 8. Son las analemas. Las analemas completas no es convenientes dibujarlas. Si se dibujan completas es esencial distinguir la rama que tiene la forma de Z (por la que “suben” las sombras) de la que tiene forma de S. Las sombras a lo largo del año y en una hora concreta cualquiera suben por la rama que tiene forma de Z y bajan por la que tiene forma de S. Para evitar confusiones lo mejor es dibujar sólo una de las ramas en la parte del año que corresponda. Esto es particularmente imprescindible en casos como el de Bembibre donde se señalaron horas en punto y fracciones de un cuarto de hora. Ver imagen adjunta. Las líneas de flores sirven para indicar las horas en punto y las medias horas. Las fracciones (y cuarto y menos cuarto) de 15 minutos se señalaron en la época a la que corresponde esta foto (año 2000 aproximadamente) con piedras pintadas de color azul. Incluso se representaron en muchas fechas y horas fracciones de sólo 5 minutos de tiempo.
La ubicación de estas sobre el suelo, su orientación, su forma e incluso su número varía en función de la posición geográfica. Un parque diseñado para Bembibre, por ejemplo, puede parecer igual a uno diseñado para Astorga; pero no pueden ser iguales pues aunque la hora oficial en ambas localidades es la misma la diferencia entre el paso del Sol real por Astorga y por Bembibre es de minuto y medio de tiempo. Como el paso de sólo un minuto ya es suficiente para ver el movimiento de las sombras está claro que si el diseño del parque solar de Bembibre se llevase a Astorga se vería a simple vista desfasado.
Podemos decir en consecuencia que el diseño de un parque solar es un reflejo de su posición geográfica (latitud y longitud) sobre el Globo Terrestre. La conexión entre el espacio y el tiempo queda bien reflejada en un parque de este tipo. En el mismo se refleja el paso del tiempo (horas y fechas), pero además para cada punto de La Tierra (espacio) es preciso un diseño concreto.
Rogelio Meléndez Tercero