El perfil de la pobreza ha variado sustancialmente en muy poco tiempo. Ya no existe un segmento poblacional claramente definido, aunque prevalecen ciertos colectivos como inmigrantes y las denominadas en sociología familias desestructuradas; la pobreza afecta a indiscriminadamente a cualquier núcleo familiar, familias de todo tipo que ya no pueden aguantar más los efectos de la crisis económica y la imposibilidad de encontrar un trabajo.
Así lo ponen de manifiesto las estadísticas que maneja Cáritas en Bembibre, que actualmente atiende a 180 familias. O lo que es lo mismo, cerca de 500 personas. De este número total de familias atendidas, la práctica totalidad (170 familias) se encuentran en una situación de extrema necesidad.
Familias bembibrenses con todos los miembros de paro y pensionistas que ya no pueden dar de comer a sus hijos, a las parejas de sus hijos y a los nietos, son los dos grandes grupos que se suman al perfil tradicional de la pobreza.
Esta radiografía también pone de manifiesto otro gran problema que es el proceso de cronificación de la pobreza. Personas y familias enteras que una vez entran en esta situación de pobreza multiplican exponencialmente las dificultades para recuperar la condición anterior
Dependientes del programa de alimentos de Cáritas para poder comer
El programa de reparto de alimentos de Cáritas se ha convertido en el sustento de numerosas personas que pueden llevarse algo a la boca gracias al trabajo voluntario de una treintena de personas y las aportaciones de ciudadanos anónimos, bien sean económicas o en especie. Personas que ya no es que no puedan llegar a fin de mes, sino que directamente no tienen recursos para comer.
Consola Martínez es la coordinadora de actividades de Cáritas, y dedica buena parte de su tiempo a gestionar los escasos recursos con los que cuenta la ONG –que sobrevive gracias a las donaciones particulares- y el trabajo de voluntarios y voluntarias para ayudar a quienes tienen una mayor necesidad. «De las 180 familias, más de la mitad tienen una edad de entre 30 y 50 años, es decir, están en edad de trabajar», expresó Consola. Pero la precariedad laboral ha sido determinante para limitar las posibilidades de estos grupos de personas que, en muchos casos, incluso cuando encuentran trabajo es de carácter temporal.
«Cáritas es el último recurso», lamentó. Es decir, una vez que ya no tienen el sustento de sus familiares. En muchos casos, reconoció Consola, porque la familia ya no tiene capacidad para alimentar a más personas.
Otros programas de la ONG para apoyar a quienes más lo necesitan
Pero la ONG confía en aportar sustento más allá de lotes de alimentos, ropa o servir la comida en caliente. Y en concreto lo hace con un programa de arrendamiento de terrenos abandonados o en desuso para ceder a familias que tienen una mayor necesidad. De esta forma, consiguen aportar una parte de alimento mediante el fruto del trabajo y conseguir mantener la actividad de los beneficiarios. Pero, fundamentalmente, también se consigue evitar otro de los riesgos de la pobreza y es una situación de dependencia de la caridad.
Dentro de los ejes tradicionales de actuación de Cáritas se encuentra el comedor social que procura alimento a personas que vienen de paso o residentes con problemas serios que no tienen donde vivir. Actualmente sirve comidas para entre 3 y 4 residentes de la zona así como para los transeúntes que lleguen a las dependencias de la ONG en Bembibre. Sirve entre 2 y 8 comidas, dependiendo del día y de la época del año.
Otro de los programas que mantiene Cáritas con éxito es un proyecto de alfabetización de mujeres emigrantes con el único fin de fomentar la integración. Actualmente forman parte del mismo 11 mujeres que acuden con los niños. Éstos, tienen asistencia de cuatro maestros voluntarios que se van turnando para profundizar en las materias del día a día y la ONG también les prepara la merienda diaria. Este programa también incluye talleres de costura y de cocina para las mujeres.
Cáritas también recoge la ropa que los usuarios no quieren y luego reparte entre los beneficiarios del programa. Asimismo, cuenta con un servicio de asesoría con una trabajadora social que trabaja en Bembibre para atender todo tipo de necesidades, un servicio jurídico con un abogado voluntario que atiende todo tipo de cuestiones, principalmente laborales y de desahucio, y contribuye económicamente al pago en casos extremos tales como un viaje por cuestiones médicas o administrativas de los beneficiarios.
En las fotografías, diferentes voluntarios y voluntarias de Cáritas en Bembibre realizando las labores de un día cualquiera en el ropero, cocina y organización de las labores diarias