Entrevista a José Manuel Otero, alcalde de Bembibre
«No hemos abandonado la idea de plantear a asociaciones u organizaciones que se impliquen más en las fiestas»
Bembibre celebra durante estos días sus fiestas grandes del Cristo que vuelven a estar marcadas por el control del gasto para ajustarse a un presupuesto que en pocos años se ha reducido a la mitad. De los más de 120.000 euros a los poco más de 60.000 que han obligado a la negociación con los promotores, la búsqueda de los precios más bajos o la supresión de algunas actividades tradicionales.
El alcalde, José Manuel Otero, ha calificado estas fiestas como “dignas”, y en cualquier caso acordes al nivel exigible para Bembibre. Partiendo de una base ya establecida con actividades al uso, el programa combina apuestas de años anteriores con novedades que se incluyen en estas fiestas, así como un concierto de primer nivel, el del asturiano Melendi.
Al margen del programa, hay otros elementos que el alcalde echa en falta, y muy concretamente la participación general y popular. Otero apuesta por implicar a diferentes colectivos para que participen de forma activa en las fiestas, pero también hacer destinatarios de las mismas no sólo a los ciudadanos de Bembibre, sino también de las poblaciones limítrofes.
¿La organización de las fiestas sigue siendo uno de los aspectos que más debe cuidar un gobernante?
Yo no creo que sea una de las cosas que más trabajo lleve. Hay cosas que necesitan estar mucho más encima de ellas y más organización. Pero aquí al final se repiten muchas cosas cada año: tenemos juegos para niños, actividades para jóvenes y para más mayores. Tenemos que organizar actos culturales, eventos deportivos, espectáculos musicales, y rellenarlo con actividades llamativas como el ‘correfuegos’, mercado medieval o feria de Alfarería. La base ya está hecha de un año para otro, pero luego hay que trabajar con ella.
Este año hemos prescindido de algo que se venía celebrando y que era una de las cosas que tenía más empaque como son las carrozas, pero debido al coste ya el año pasado no se hicieron y este año tampoco. Porque hemos hecho esfuerzos en temas culturales y mucho, mucho, para que esté aquí Melendi, y no queríamos pasarnos del presupuesto que tenemos para las fiestas, que es un poco menos que el del año pasado.
Con estas posibilidades económicas elaboramos un programa digno, un programa que va a tener suficiente empaque como para que las fiestas sean de un nivel exigible para un municipio como el nuestro y una población como Bembibre.
Dicho así, parece fácil organizar unas fiestas.
Lo cierto es que no, y requiere de mucho tiempo. Al día siguiente de terminar unas fiestas empezamos a trabajar en las próximas. Pero este trabajo no sólo lo hacemos los políticos, hay funcionarios que están dedicados a trabajar para que todo esté en orden. Hay una serie de personas que están a disposición de los concejales de fiestas y de cultura para ayudarles, y que son los que llevan una parte importante del trabajo.
El trabajo es compartido entre el político y los trabajadores municipales. Aunque la última palabra la tiene el político y ya en última instancia el alcalde.
Ha citado tres aspectos que son los más criticados: que se repiten muchas cosas y falta imaginación; la ausencia de carrozas; y el concierto de Melendi que, como se paga una entrada, no supone un esfuerzo para el Ayuntamiento.
Empiezo por lo último. El que dice eso es porque no tiene ni idea de lo que cuesta Melendi. El caché de Melendi no es de 15.000 euros, es un coste muy alto y es cierto que hay que pagar una entrada pero hay una parte muy importante que lo paga el Ayuntamiento. Si no, no serian 17 euros si no que podría ser 30 euros ó más.
En unas fiestas patronales tiene que haber actos deportivos, culturales, juegos para niños, actuaciones musicales. Y luego hay una serie de cosas en las que se innova año tras año: por ejemplo el correfuegos, las estatuas vivientes, o este año los magos. Pero también es verdad que nos vamos moviendo con las posibilidades económicas que manejamos, y no son muchas, porque nosotros no queremos que lo sean. Porque entendemos que en la situación actual debemos, más que nunca, mirar por la economía del Ayuntamiento.
El año pasado el presupuesto fue de unos 65.000 euros, y este año está un poco por debajo. Yo he dejado muy claro tanto a la concejalía de cultura, fiestas y de deportes, en qué línea teníamos que movernos y de dónde no podíamos salir. Se han hecho cosas buscando que haya actividades con un coste mínimo, regateando por todos los lados, e intentar conseguir que nos cobren lo menos posible. Al final creo que tenemos un programa muy similar al del año pasado y, a pesar de las críticas que pudiera haber, y hay que aceptarla sobre todo si es constructiva, creo que hay unas fiestas más que dignas.
Son unas fiestas del nivel exigible para Bembibre en un momento de crisis.
¿Han variado mucho los números respecto a lo que había antes?
El año anterior al que llegamos a la alcaldía las fiestas patronales, en lo contable, se movían sobre 130.000 euros.
En esta tesitura, ¿qué ha cambiado? ¿Los promotores han bajado sus tarifas o el presupuesto debe adaptarse con una reducción de actividades?
Antes había actividades que tenían un coste altísimo, que de mano lo hemos suprimido. Una de esas actividades eran las carrozas. El primer año implicamos a las poblaciones limítrofes, a las Ampas, y tuvimos unas críticas feroces que si Bembibre no merecía aquello, si volvíamos al siglo pasado, o si el alcalde era una persona de pueblo. Yo jamás me plantearé que no haya carrozas en navidades, porque son fiestas de los niños, pero lo que no iba a hacer era gastar 20.000 euros para las carrozas en El Cristo.
Los ayuntamientos se sentían implicados en las fiestas con aquellas carrozas populares que hicimos hace dos años. Y la gente estaba ilusionada en venir a las fiestas de Bembibre. Esos lazos de unión que siempre existen y que deben existir entre las personas y entre los ayuntamientos, el volver a traer a la gente de los pueblos a las fiestas del Cristo y que participara, y que tiene su encanto porque la gente lo hizo con el corazón. Todo eso tiene su importancia. Pero hubo una crítica feroz y pensamos que no gustaba a la mayoría de la gente, y hoy ya no lo contemplamos.
Está claro que nos tenemos que ajustar al presupuesto, y hay que negociar a la baja con todas y cada una de las empresas. Por ejemplo, el mercado medieval cuesta a las arcas municipales menos de lo que costaba hace tres años.
En resumen, suprimimos algunas cosas y negociamos otras a la baja.
El mercado medieval cuesta la mitad, y las orquestas también han bajado considerablemente su precio. ¿Cree que los precios del sector están sobrevalorados?
Es cierto que hace años teníamos más dinero para gastar, tanto ayuntamientos como las comisiones, los ciudadanos y empresas podían aportar dinero, y los que teníamos que haber apretado las clavijas no lo hacíamos, porque había una cierta alegría. Ahora, con la situación que tenemos, todos exigimos un poco a las orquestas y con el resto de actividades. Quizá esta sea una de las cosas positivas de la crisis.
Pero el ejemplo del mercado medieval hay que recordar que en su momento fue el boom y luego empezó a salir competencia hasta que no queda otra que ir bajando. Por eso digo que es bastante menos que la mitad.
Antes expresó un deseo de “volver a traer gente a las fiestas del Cristo”. ¿Qué ha cambiado o qué se ha perdido con el paso de los años?
Los tiempos han cambiado. Recuerdo lo que ocurría hace años en La Ribera, cuando todo el mundo esperaba las fiestas del Cristo para venir a Bembibre a comprar los productos para todo el año, y celebrar unas fiestas que eran una referencia del Bierzo Alto. Se aprovechaba para venir al restaurante a comer o tomar unas tapas.
La vida ha cambiado y ha evolucionado y ahora no hace falta esperar al día de las fiestas, pero es verdad que tenemos que implicar a los pueblos vecinos. Y conseguimos carrozas de Castropodame, Albares, La Ribera, Almázcara; venía la gente de la carroza y del municipio para arroparla. A mí aquello me pareció interesantísimo, por encima de que a la vista a alguien le pudiera parecer más o menos cutre.
Se hizo con ilusión, con ganas y de manera altruista. Es algo que habría que defender. Yo recuerdo el gentío de Bembibre cuando terminaron las carrozas y estaba la plaza Santa Bárbara hasta arriba por la gente de otros lugares también.
Con esta valoración, ¿por qué no lo vuelve a intentar?
Al año siguiente se intentó pero con mucha menos fuerza, porque estábamos lamiendo las heridas. Y Cristina Pastrana estaba un poco tocada quizá porque ya pensaba en que se iba a ir, pero también con el resquemor por cómo se nos trató.
Yo pido a la gente que recapacite sobre lo que supuso aquel evento para Bembibre y para las fiestas. Y que tengamos lazos de unión con los municipios limítrofes. Aquel proyecto que refleja el costumbrismo y los valores de cada pueblo me pareció que merecía la pena.
¿No le parece que las críticas pudieron estar motivadas porque el público se encontró con un espectáculo completamente diferente al que esperaba?
Seguramente fue un choque de lo que uno espera a lo que vio. La gente estaba acostumbrada a ver un espectáculo diferente. La culpa es un poco nuestra porque no supimos con anterioridad hacer legar a la gente lo que estaba ocurriendo. Pretendíamos tener unas carrozas con un coste reducido e implicar a la gente.
¿Qué echa en falta en estas fiestas?
En cuanto a actividades, si tuviéramos más tendríamos que tener más días de fiesta. Si hay más actividades puede suceder, como ya ocurrió el año pasado, que haya algunas que se solapen. Si queremos más actividades tendríamos que alargar los días de fiesta, y no es éste el momento.
Echo de menos participación ciudadana, que asociaciones, Ampas, o peñas presenten proyectos creíbles en el Ayuntamiento, esto iba a ser bueno para mejorar la calidad de las fiestas. Y estaríamos dispuestos a apoyarlo.
¿Lo han planteado a las asociaciones para implicarlas en las fiestas?
Sí se ha hecho, y cuando empezamos la legislatura desde la concejalía, que no estaba dividida en dos áreas, el planteamiento inicial fue ese, que las fiestas fueran un poco más participativas. Por una cosa u otra no salió adelante, la concejala dimitió, y hoy hay dos áreas. Pero no hemos abandonado la idea de plantear a asociaciones u organizaciones que se impliquen más en las fiestas.
Es costoso empezar, y si conseguimos que funcione será más fácil en años sucesivos. A ver si podemos así hacer cosas distintas.
¿Ve a la gente con ganas de fiesta?
Estamos todos muy preocupados por la situación del país. Por la situación económica de las familias y aquí por partida doble. Todo lo que sucede con la minería nos afecta de manera muy especial. Creo que haremos un pequeño esfuerzo y las fiestas son las fiestas, y habrá que tratar de divertirse aunque después haya que afrontar la cruda realidad.
Este año es difícil para nuestra villa por todos los acontecimientos y por la situación económica. Hay gente que no lo podrá pasar todo lo bien que quisiera por los problemas económicos o por estar en paro, pero animo a la gente a que trate de divertirse.
Ya para finalizar, ¿qué mensaje lanza a los bembibrenses en estos días de fiestas?
Mi mensaje, como el de cualquier alcalde, refleja ese sueño que tuvo Martin Luther King en su día, y es de lo que voy a hablar en mi discurso de presentación del pregonero: que Bembibre vuelva a ser lo que fue, o por lo menos que cogiéramos esa senda del empleo y del trabajo. Que vuelva a ser sitio de encuentro. Que seamos un referente en El Bierzo y la provincia. A mí me gustaría ver el polígono a pleno rendimiento con naves llenas repleto de trabajadores es lo que más me gustaría.
Me gustaría ver que el Gobierno y el Ministro trabajan en un Plan del Carbón bueno para la comarca, aunque quedarán pelos en la gatera, como se dice habitualmente, pero que beneficie a las comarcas mineras y que nos beneficie a nosotros para que la mayoría de la gente que está ahora al paro vuelva a tener un puesto y ganar dinero. Que seguro que así, las fiestas del Cristo del próximo año las va a pasar mejor.
{jomcomment lock}