La asociación Alzheimer Bierzo presentó este viernes a la nueva co-terapeuta que desde este momento participará activamente en procesos de rehabilitación con un grupo de personas que han sido diagnosticadas como iniciales. Se trata de Lola, una perra de raza Labrador que ha sido adiestrada específicamente desde el pasado mes de noviembre para trabajar con personas mayores con diferentes grados de la enfermedad.
Así lo pusieron de manifiesto durante la presentación tanto los responsables de la asociación Alzheimer Bierzo como la asociación Rebicán encargada del adiestramiento de Lola. “Empezamos con un adiestramiento básico, luego modificaciones de conducta ya que no es un cachorro, y a continuación tiene una educación específica para la propia terapia”, apuntó la representante de Rebicán, Liliana Alba. Lola no va a participar en ejercicios diferentes a los que venía desarrollando Alzheimer Bierzo, en definitiva su aportación será con terapias que ya están en marcha pero se comportará como “nexo de unión entre pacientes y terapeuta convencional”.
A este respecto, tanto Rebicán como Alzheimer Bierzo consideran que así se consigue una mayor motivación de los pacientes.
De momento hay una prueba piloto de un mes de duración que ha tenido una buena acogida, destacó Alba. Y así, las primeras conclusiones atienden al patrón esperado, “lo normal es que desarrollen una afinidad con ella y desarrollen incluso más empatía, y se abran más. Y que absorban mejor los fines que quieren conseguir el terapeuta”.
La psicóloga de la asociación, Ana Pilar Rodríguez, desarrolló estos beneficios para los pacientes, y en concreto se centró en que la aportación de Lola servirá para frenar el deterioro, mejorar habilidades sociales, estimular el lenguaje espontáneo y ayudar a que los enfermos puedan pronunciar una cantidad mayor de palabras. Pero, sobre todo, algo que destacó sobre el resto y es “que tengan ese interés y esa iniciativa, que es una de las cuestiones con mayor dificultad en personas con Alzheimer”.
Esta terapia, que es pionera en la provincia de León, es uno de los métodos de trabajo no farmacológicos que potencian el componente afectivo y emocional. Es decir, desde el cariño por un animal como es el perro, “una figura entrañable, algo positivo de lo que han vivido en su historia pasada», dijo Rodríguez.
Tal es así, que el objetivo de esta terapia es que la perra les pueda recordar “situaciones de su vida anterior [a la enfermedad], y es una perra con unas cualidades muy positivas y muy cercanas”.
En la demostración que tuvo lugar en el centro de Ponferrada, Lola participó en pruebas con las que mantuvo contacto directo con un grupo de personas. Había una relación entre los pacientes y la co-terapeuta, que debía entregar ciertos objetos a los participantes para que estos desarrollasen sus ejercicios. A pesar de estar cohibida por las miradas y las cámaras pendientes de todos sus movimientos, Lola superó esta primera prueba que dará paso a nuevas aportaciones, ya en un ambiente más distendido y en grados más avanzados de la enfermedad.
La terapia se va a desarrollar durante tres años inicialmente con enfermos en estadio inicial. Dentro de seis meses pasará a trabajar con enfermos en estado moderado hasta completar su aportación con enfermos avanzados.
La asociación también trabajará esta terapia con las personas que asisten a los talleres de memoria y unidades de respiro que tiene en Bembibre, Cacabelos y Fabero.