Mª Luz Fernández es una médico bembibrense, que trabaja en el hospital Gregorio Marañón de Madrid como médico residente de segundo año de Cirugía General y del Aparato Digestivo. Recientemente se celebró en Madrid el Congreso Nacional de Cirugía, donde Mª Luz presentó un caso clínico real, que trató ella misma junto al resto de profesionales de su unidad, y que vamos a tratar de explicar a continuación.
Se trata de un caso de “Esclerosis Peritoneal Encapsulante”, tras recibir “Quimioterapia Intraperitoneal Hipertérmica”, dicho en términos médicos. Pero vamos a explicarlo de forma que todos podamos entenderlo.
En algunos tumores, cuando ya se han extendido por el abdomen, existe la posibilidad de aplicar un tipo de tratamiento denominado “Citorreducción” con Quimioterapia. Es un tratamiento quirúrgico que consiste en primer lugar en extraer el tumor mediante cirugía abierta, y a continuación en el mismo acto, aplicar dentro del abdomen quimioterapia a más de 42 grados durante 30-90 minutos (dependiendo del tipo de fármaco utilizado para la quimioterapia), para así disminuir también los restos de células tumorales que no son visibles y que por tanto no se pueden extraer con cirugía.
Se presentó el caso de una mujer de 48 años diagnosticada de Adenocarcinoma seroso de ovario de alto grado, con metástasis intraabdominales. La paciente fue tratada en su Hospital inicialmente con quimioterapia y posteriormente se remitió al Gregorio Marañón.
Se le aplicó el tipo de cirugía que explicamos anteriormente, extirpándose el tumor y además todas las metástasis que tenía dentro del abdomen. A continuación se le aplicó quimioterapia a más de 42 grados durante 1 hora.
En este tipo de tratamiento, una vez eliminado todo el tumor visible, se rellena todo el abdomen de quimioterápico (el fármaco utilizado para la quimio) para eliminar todas esas células tumorales que no son visibles.
Tras el tratamiento quirúrgico la paciente continuó con tratamiento de quimioterapia en su Hospital de origen.
A los tres meses de la cirugía la paciente comenzó con pérdida de peso, líquido dentro del abdomen y episodios de obstrucción intestinal. Se le realizó un TAC donde se creía que el tumor había regresado, y se le modificó el tratamiento de quimioterapia, pero la paciente no mejoraba.
Se le repitieron todas las pruebas, y todas fueron negativas respecto a la existencia del tumor. Se propuso entonces, en primer lugar, renutrición y cirugía para comprobar realmente cuál era la causa de su situación actual.
A los 25 días de ingreso se realizó la intervención quirúrgica y lo que se pudo observar fue una coraza fibrosa y encapsulante de todo el intestino delgado y colon. El diagnóstico intraoperatorio (el que el cirujano solicita al patólogo de forma inmediata en el momento de la intervención) fue de esclerosis peritoneal encapsulante. Es decir, una intensa fibrosis de la membrana peritoneal, que es la que permite a los vasos sanguíneos alcanzar el abdomen, actúa como aislante térmico de los órganos del abdomen, y como barrera defensiva contra los microorganismos, con importantes funciones inmunológicas contra bacterias y virus.
Se realizó entonces adhesiolisis (liberación de adherencias) y extirpaciones parciales de la cápsula fibrosa hasta la liberación de todo el paquete intestinal. La anatomía patológica confirmó el diagnóstico de “Esclerosis Peritoneal Encapsulante” y no de recidiva tumoral (del regreso del tumor).
La paciente presentó un postoperatorio sin complicaciones. Restableció el tránsito intestinal, la ingesta digestiva y finalmente pudo ser dada de alta.
La esclerosis peritoneal encapsulante es una entidad patológica poco frecuente (relacionada principalmente con diálisis peritoneal). Se presenta como un cuadro de obstrucción intestinal crónica y pérdida de peso simulando un regreso tumoral. La sospecha de un regreso tumoral peritoneal de un adenocarcinoma exige confirmación bioquímica, por imagen y/o patológica.