· Los ciudadanos de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), como los de todos los pueblos y ciudades de España, hablamos el pasado 26M. Y utilizamos el látigo del voto para dar su merecido al equipo municipal saliente, regentado por Carles Escolà. Como castigo a la ineficiente, despilfarradora y censurable gestión municipal de Compromís, la coalición Guanyem Cerdanyola (Compromís, la CUP y EUiA) sólo logró conservar 3 de los 5 concejales que, en 2015, obtuvo Compromís. ¿Cómo se explica esto?
· Durante 4 años, el Sr. Escolà, alcalde Cerdanyola, y su equipo han estado engañando a los ciudadanos-votantes. En efecto, de las promesas que hicieron en el programa electoral de 2015, sólo ejecutaron el 17% del mismo, según el digital Cerdanyola Informa. Por otro lado, también han hecho dejación de funciones: no se han ocupado ni preocupado de las cuestiones que interesan a los ciudadanos de Cerdanyola, ni de la solución de sus problemas. Y ya se sabe que con las cosas de comer no se juega. Ellos, sin embargo, estaban ocupados en otras cosas.
· Para ilustrar este “fare niente”, basta citar, por ejemplo, el abandono y el estado lamentable del barrio Canaletes (aceras impracticables, farolas degradadas y fundidas, maleza selvática aprisionando el tronco de los árboles, suciedad, etc.) y también del parque de la Riera (polvo o barro o charcos, según la época del año, en el camino central del mismo; destrucción del mobiliario urbano; vegetación abandonada y desbocada, accesos al parque no funcionales, etc.). Podríamos multiplicar los ejemplos. Basta con cotejar las promesas electorales (“verba”) con el cumplimiento de las mismas o con la gestión del día a día del Ayuntamiento de Cerdanyola (“facta”) (cf. el digital Cerdanyola Informa). Entonces, como hubiera dicho José Luis Corcuera, ¿a qué dedicaron el tiempo de trabajo y el tiempo libre el Sr. Escolà y sus acólitos?
· Durante la fenecida legislatura, el Sr. Escolà y su equipo han tenido otras ocupaciones y preocupaciones. Se han tirado al monte, cabalgando a lomos de la ilegalidad, para laborar en favor del “procés”. Y se han dedicado, como solía decir Jordi Pujol, a “hacer país”: a participar en la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI); a poner el Ayuntamiento al servicio del falso “derecho a la autodeterminación”; a apoyar a la Asamblea de Cargos Públicos, herramienta para la desobediencia en caso de aplicación de un 155 duro; a apoyar al Servicio de Catalán de Cerdanyola; a visitar, a acompañar y a apoyar al “gallina”, prófugo de la justicia, de Waterloo y a sus secuaces; etc.
· Ante estas ocupaciones y preocupaciones del Sr. Escolà y de su “staff” municipal, quiero recordarles que “hacer país”, según la legalidad vigente, es perseguir una quimera. Tendrán que esperar “ad calendas graecas” para conseguir la independencia de esa parte de España llamada Cataluña. Por eso, remedando a Calderón de la Barca, les digo que sus pretensiones independentistas son “una ilusión, una sombra, una ficción, un sueño […], y los sueños, sueños son”.
· Y mientras el Sr. Escolà y su equipo soñaban, conculcando la legalidad, la casa ha estado sin barrer. Sólo ante la proximidad de las elecciones del 26M, el Sr. Escolà y sus conmilitones hicieron como que se ponían manos a la obra, levantado aceras y movilizando un ejército de operarios, para hacer ver y hacer creer a la ciudadanía que hacían algo. En realidad, sus “facta” pretendían engatusarla, una vez más, para ganar las elecciones del 26M. Pero les ha salido el tiro por la culata. Los ciudadanos-votantes no nos chupamos el dedo ni tampoco estamos en Babia. Por eso, les hemos leído la cartilla y los hemos enviado al “carrer”.
· Los ciudadanos-votantes hemos dado un revolcón y una lección a los “apoltronados” y autistas de Compromís del Ayuntamiento de Cerdanyola. Ahora bien, este revolcón-lección no cambiará el comportamiento de la casta política ganadora (en Cerdanyola, el PSC, con 9 concejales). Por experiencia, sabemos que la casta política seguirá aplicando las palabras del cínico Tierno Galván (“Las promesas electorales están hechas para no cumplirlas”) y harán oídos sordos a ese aforismo de la sabiduría popular, según el cual “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Los políticos corrompen el ejercicio del poder y no al revés. A pesar de ello, les seguimos votando: unas veces, a unos; otras, a otros; otras a los mismos; otras, … Por eso, es razonable preguntarse: ¿los ciudadanos-votantes nos chupamos el dedo o no?
Manuel I. Cabezas González
Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas
Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada
Departamento de Filología Francesa y Románica (UAB)