Si la música os pone los vellos de punta en el cine, tenéis que probar esto si no lo habéis hecho ya:
Presenciar una orquesta sinfónica en directo es un espectáculo incluso aunque no guste particularmente la pieza que toque. Ves de dónde salen los sonidos. Te das cuenta del trabajo de precisión que es la buena música.
Contemplar la mágica coreografía de una treintena de personas moviendo los arcos al unísono sobre los violines y sus parientes de cuerda mayores…seguir la vista hacia atrás, hacia la sección de viento, y ver en el centro de la orquesta a una hermosa flautista que embelesa con su movimiento a la vez que toca, y terminar al fondo con la fuerza de la percusión.
Tener todo eso delante, tocando en perfecta sincronía y poder escoger en todo momento en qué músico o instrumento concentrar vista y oído.
No os vayáis a ir de este mundo sin ver esto.
La “Film Symphony Orchestra” (FSO) nació en 2012 con una gira al estilo de la de esta temporada: un especial de John Williams, seguramente el más grande compositor de bandas sonoras para películas.
En aquella ocasión se estrenaron con dieciocho conciertos. La gira 2018/2019 habrá sido de cuarenta más, y en la mayoría de sus actuaciones se agotan las entradas. No es para menos.
Los “FSO TOUR” en realidad nacieron como tales al año siguiente (2013), con una gira con música variada de cine aunque esa vez de solo cinco conciertos… pero ya once en 2014… veinte ciudades en 2015… cuarto de centena de conciertos en 2016… más de treinta en 2017 (sin contar la exclusiva gira de “La música de las galaxias” dedicada en a la saga Star Wars en su 40 aniversario).
Este año, por primera vez, se propuso un concierto en nuestra provincia, León, que finalmente se desestimó por problemas burocráticos y de agenda, pero os aseguro que vale la pena acercarse por ejemplo a Valladolid, que son un par de horas de viaje, o a la que os parezca mejor de las cada vez más ciudades en que dan conciertos.
En realidad somos unos afortunados los españoles: es la primera orquesta sinfónica de Europa especializada en música de cine, lo cual debemos agradecer principalmente a su ideólogo y director (aunque su dedicación va más allá de la FSO): el valenciano Constantino Martínez-Orts.
Un tipo así no podía ser sino especial; es pura vitalidad, y aunque lleve decenas de conciertos a cuestas, cuando dirige transmite tal entusiasmo que parece que se haya preparado todo el año para ese concierto concreto en el que estás teniendo la suerte de estar.
Además, el tío casi siempre tiene el detalle de salir al finalizar a hacerse fotos con los fans. En una de esas tuve ocasión de cruzar con él unas palabras, sobre el libro de Vangelis escrito por mí que le había enviado semanas antes -Ah, eras tú-, me dijo.
Es otra de las cosas que hace aún más grande a esta orquesta: y es que se hace cercana.
En redes sociales contestan diligentemente y aceptan sugerencias de piezas a tocar en próximos conciertos. A mí me tienen prometido que Vangelis sonará en la próxima gira variada (no lo ha hecho hasta ahora y es uno de los grandes).
Aunque sean tan buenos como la mejor orquesta que se os ocurra y eso suene muy serio, en los conciertos hay lugar para sorpresas, para que el dire nos cuente curiosidades de las piezas que vamos a escuchar, para graciosas despedidas de cada grupo de músicos, … para músicas peculiares además de las más famosas, como el memorable momento en que tocaron “Typewriter” (de la película “Lío en los grandes almacenes”) cual Jerry Lewis con una auténtica máquina de escribir, o el alucinante momento de las espadas láser cuando parecía que todo se acababa e irrumpieron con la fantástica marcha imperial de Darth Vader.
Incluso composiciones de melodía relativamente sencilla como la del ataque de Tiburón o el asesinato de Psicosis, en vivo y en directo suenan realmente espeluznantes.
El primer concierto en que estuve de la FSO fue uno de los mejores ratos de mi vida, y desde entonces no pienso perderme una gira.
Os aconsejo que no os las perdáis vos tampoco.
Tomás Vega Moralejo