Bembibre: Gil y Carrasco, Humboldt y Jefferson

Gil y Carrasco
Gil y Carrasco

El Bierzo es una comarca que antaño fue provincia y  hoy forma parte de la leonesa. La singularidad del territorio es patente si tomamos como referencia el puerto del Manzanal; y es que el paisaje de tonos dorados y característicos del llano leonés contrasta con los verdes y abundantes matices de las elevaciones y valles  bercianos.

Es habitual que la Comarca se asocie con un clima, unos paisajes, unos productos de la tierra o del trabajo manufacturado. Lo es también con hechos históricos, con obras arquitectónicas, con actividades deportivas, culturales o sociales. Pero el conjunto de peculiaridades se conocen gracias a la proyección que las personas hicieron, hacen  y harán de ellas. Y cuando hablamos de gentes, nos tenemos que referir tanto a los bercianos que viajan más allá de la Comarca como a quienes por diferentes motivos llegan a ella. Unos y otros exportan el conocimiento.

De  viajeros y viajeras incansables sabe mucho El Bierzo. Entre ellos, uno de  los que más admiración me causó  fue don Álvaro de Mendaña y en esa línea hubo otro, también perteneciente al pasado, que tuvo mucho que ver con la proyección berciana. Sin duda, casi todo el mundo, con placer por  la lectura, conocerá El señor de Bembibre cuyo autor fue un  natural de Villafranca del Bierzo llamado don Enrique Gil y Carrasco. No es propósito de este pequeño artículo hacer una recensión literaria sobre la obra aunque me atrevo a sugerir que sea leída (entre muchas opciones: incluida la virtual) en la edición  de Enrique Rubio, editorial Cátedra. Letras Hispánicas, Madrid, 2008. Y lo digo  porque incluye interesantes comentarios que suscitan interés en profundizar sobre el contenido de la obra: tal fue mi caso.

Como digo, el asunto que mueve la redacción de estas palabras es otro. Verán. Enrique Gil fue conocido, sobre todo, por la obra citada y lo fue porque con un estilo propio, con una línea argumental extraordinaria y unos recursos literarios adecuados hizo de su creación  una referencia española en el género de la novela histórica que Walter Scott, un escritor escocés de enorme influencia para Gil y otros, inició publicando en 1814 su “Waverley: or `Tis Sixty Years Since”.

Así que don Enrique le dio al Bierzo y a Bembibre un impulso literario reconocido al menos a nivel nacional y como veremos internacional.

 Iré más atrás en el tiempo puesto que El señor de Bembibre vio la luz en 1844 y aunque volveré sobre ella para hilvanarlo todo es preciso retroceder buscando la explicación. Seguro que casi todos y todas han oído hablar de Alexander Von Humboldt, seguro porque, como mínimo, se conoce la corriente oceanográfica que lleva su nombre (por ejemplificar). Pero verán, Alexander es considerado el “Padre de la Geografía Moderna Universal”, les propongo que lean, por ejemplo, el artículo de la Wikipedia que lleva su nombre, para introducirse en el conocimiento de su trayectoria vital. El caso es que Alejandro (así se le conocía en España) viajó por nuestro país (si visitan la web del Centro Virtual Cervantes y consultan la cronología de su camino español tendrán las fechas).

. Por alguna razón, que supongo llamativa, queda constancia de que un día entre el 13 de mayo y el 5 de junio de 1799, Humboldt pasó por Bembibre igual que lo hizo por Villafranca del Bierzo. Y si desde su entrada en España hasta su salida para tomar rumbo con dirección a América estuvo en muchos sitios, no todos quedaron plasmados documentalmente así que legítimo es pensar que alguna razón peculiar destacó a unos sobre otros.

Como les digo, Humboldt, iba camino de América al efecto de realizar allí la   más trascendente de sus exploraciones y en el recorrido hizo estancia en  una nación que, por entonces, no tenía ni la importancia ni el tamaño que tiene ahora aunque ya fuesen un conjunto de Estados y por haberse confederado se llamaran igual que ahora, Estados Unidos. Y allí estuvo como invitado del entonces presidente Thomas Jefferson que también era un apasionado de la Geografía. Me permito remitirles, si traducir un poquito de inglés no les parece mala idea, al intercambio de cartas que Jefferson y Humboldt mantuvieron y que acredita el interés del primero por conocer al segundo y cómo Jefferson supo aprovechar políticamente la inquietud científica de Humboldt (no podía éste imaginar las apetencias expansionistas norteamericanas). Para ello basta con que escriban en Google “Alexander Von Humboldt in Washington (1804)” o acudan a la dirección que les adjunto aquí:

http://www2.ku.edu/~maxkade/humboldt/main.htm

Llegados a este punto, y a modo de resumen, nos encontramos con tres personas relevantes: Enrique Gil y Carrasco, Alexander Von Humboldt y Thomas Jefferson. ¿Existe algún dato, algún indicio o algún ejercicio mental que nos permita conocer, suponer o imaginar  que el nombre de Bembibre fuese pronunciado por los tres en alguna ocasión?

Es evidente que Gil y Carrasco muchas, muchísimas veces. Von Humboldt, como se dijo, estuvo, por lo menos de paso, en el pueblo pero es que además conoció personalmente a Enrique Gil  (sin duda los lectores conocen que don Enrique terminó sus días en Berlín donde era secretario de la legación española). Fue precisamente en su estancia berlinesa donde hicieron amistad; es más les reproduzco un extracto de un trabajo realizado por Miguel Ángel Puig-Samper y Sandra Rebok que con título “El reconocimiento oficial de Alexander von Humboldt en España” fue publicado en la Revista Internacional de Estudios Humboldtianos (HIN) V, 8 en 2004 que se puede visitar en esta dirección o escribiendo en Google el título y buscando la web.

http://opus.kobv.de/ubp/volltexte/2009/3503/pdf/rebok_ps.pdf

Nos dicen los autores en relación a la concesión a don Alejandro o Alexander, de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III que: “(…)Se ha comentado que la iniciativa de la condecoración fue debida al diplomático y escritor Enrique Gil y Carrasco, a quien Humboldt conoció en Berlín y de quien fue amigo hasta la muerte de Gil en  1846 . Incluso Gil y Carrasco llego a entregar –a través de Humboldt- el libro El señor de Bembibre al rey Friedrich Wilhelm IV, por lo que el escritor español recibió alguna condecoración. (…)” Como se puede verificar, el rey de Prusia tuvo constancia de El Bierzo y de Bembibre.

Hasta el momento ya hemos relacionado con datos a Humboldt y a Gil y Carrasco, y los dos tuvieron que hablar y suponemos que mucho del Bierzo. Conviene recordar que don Alejandro había pasado (ni siquiera había nacido Enrique) por Villafranca y por Bembibre). Y ahora falta por añadir a Jefferson en la línea argumental. Hasta ahora los datos e indicios nos avalan en la pretensión pero, ¿y Jefferson? Bien, ¿porque no hacemos un ejercicio de imaginación igual que don Enrique y a poco que nos dejemos llevar  tratamos de construir  un hipotético diálogo?

Alexander Von Humboldt  fue un invitado durante casi un mes del Presidente de los EEUU, ambos apasionados de la Geografía y contertulios de grandes charlas que el contexto presume llenas de evocaciones paisajisticas, históricas y costumbristas. Alejandro había recorrido España,  y no es nada extraño que se hubiera hablado de ella porque entre otras cosas políticamente los Estados Unidos limitaban al Oeste y Sur con ella (en esos momentos con el imperio español) ¿Qué iba a tener de extraño  hablar de España y sus diferencias naturales? El Bierzo es una referencia, como antes se dijo, contraste de una tierra de paisajes verdes  con otra de tonos dorados.  Y si se habló de El Bierzo, algo probable, y teniendo en cuenta los topónimos recordados por Humboldt: ¿por qué no se pudo mencionar a Bembibre?

Imaginemos una pequeña charla, muy informal, en algún sitio de Washington:

Humboldt: You know Mr. President … I remember a place specially for its sharp contrast with the neighbouring  plateau, in the vegetation, the fragance. That place is called El Bierzo. We were going through a montain pass and the landscape changed immediately. It switched from golden yellow to green in a short space.

Jefferson: El Bierzo…? The name is quite difficult to pronounce.

Humboldt: It is indeed, but you can make a pun out of it : there is a verb in english that sounds quite similar to a town in El Bierzo : Bembibre, like «remember», and «remember» like Bembibre.
Jefferson: Jajajaja….Mr. Humboldt…very witty  !

Que en español podríamos leer así:

H.: Sabe señor presidente; recuerdo uno de aquellos lugares por su contraste respecto a la meseta vecina: en la vegetación, en la fragancia. Ese lugar se llama El Bierzo. Habíamos cruzando un paso de montaña y el paisaje cambió inmediatamente del dorado al verde… en tan corto espacio.

T.J: ¿El Bierzo? Es difícil su pronunciación.

H.: Lo es, mas si quiere puede hacer un juego de palabras: en inglés hay  un verbo que recuerda  a una villa berciana: Bembibre por  “remember”, “remember” por Bembibre.

T.J. Jajaja, es muy ingenioso Mr Humboldt “Remember Bembibre”

 

Dedicado a Juan José Blanco y Mercedes Álvarez, bembibrenses que han sido motor de entusiasmo para elaborar estas palabras.

Oviedo, 10 de agosto de 2010
Juan Carlos García Palacio

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