A CIENCIA CIERTA / Vuelta al “cole” … ¿para calcular raíces cúbicas?

Un año más los medios de difusión se hacen eco de la vuelta al cole y del abultado número de libros que hay que adquirir. En mis tiempos sucedía ya lo mismo, pero eso si después de la etapa de enseñanza primaria, es decir de la etapa que transcurría en la escuela del pueblo. En el pueblo no era preciso tanto volumen de libros y se utilizaban la célebres enciclopedias Álvarez (Antonio Álvarez), que en mi opinión eran muy buenas en cuanto a sus contenidos; aunque añado que en materia de enseñanza de la religión católica iban muy cargaditas y también que el adoctrinamiento político (en pro del Franquismo como no) era descarado. No obstante, desde el punto de vista didáctico creo que eran muy buenas. En un solo libro se trataban todas las asignaturas desde Lengua Castellana a Educación Cívica, pasando por Aritmética, Geometría, Historia de España, Ciencias de la Naturaleza… Por ello en una pequeña cartera (un cabás) cabía todo lo que había que llevar a la escuela.

Soy consciente de que muchas personas, por el sólo hecho de que fuesen de aquella época (Franco y su régimen político) rechazan sin más esas enciclopedias. Sin siquiera mirar su contenido. Pero claro es que antes de Franco, en tiempos de la II República Española, también se utilizaba en las escuelas la “Enciclopedia”. En este caso su autor era un tal José Dalmau Carles y en líneas generales ya seguía el mismo esquema y el mismo temario, que la enciclopedia franquista, aunque eso si dejando a un lado una dedicación exclusiva y extensa a la religión y con unos contenidos en educación social y moral cívica que ni miran a la derecha ni a la izquierda. Como debe ser. Por tanto hemos de concluir que en las escuelas de nuestros pueblos de hace décadas, la enciclopedia era el libro estrella y fundamental. La enciclopedia “republicana” y curiosamente se siguió publicando y enseñando tras el año 1939. Entonces eso si, al hablar de la historia de España aludían a Franco y sin “ponerlo pingando”, como es comprensible. Había una enciclopedia de grado elemental y otra de grado medio por lo menos. Entiendo que también había otra de grado superior, pero esta no la conozco solo las otras dos. Así serían las equivalentes a las enciclopedias de primer, segundo y tercer grado de Antonio Álvarez. En la enciclopedia de Dalmau Carles (grado medio) había 16 asignaturas y en la Álvarez (segundo grado) otras 16.

En aquellos tiempos había que compaginar estudio con trabajo. Es más, aún hay quien recuerda, como en los pueblos muchas personas iban a la escuela por las noches, porque en el día había que ir a trabajar al campo o a cuidar el ganado. En mi época (a partir de 1961 aproximadamente) esas horas de escuela extraordinarias y por fortuna ya no existían. Al menos yo no las recuerdo, aunque si las muchas horas de trabajo en el campo tras salir de la escuela.

Lo que más me interesa de todo esto, es el nivel de enseñanza impartido en esas enciclopedias, (es lo importante), dejando a un lado todo lo relativo al adoctrinamiento político y religioso. He de decir que me parece altísimo, ese nivel de enseñanza o de conocimientos impartidos, si lo comparamos con lo que hoy saben nuestros estudiantes, por lo que yo tengo entendido. De hecho, hace ya algunos años (septiembre de 2020), publiqué un artículo al respecto. Se titula “Un, dos, tres…responda otra vez…pero en las aulas” y se localiza fácilmente en la Red (Astorga Digital). En ese artículo presenté un examen de 12 preguntas, cuyas respuestas se hallan en esa viejas enciclopedias de ¡la escuela del pueblo! Para “aprobar” ese examen basta con acertar cinco ya que dos son de “regalo” para estudiantes torpes. Esas preguntas tienen respuesta en los contenidos de las enciclopedias de segundo grado (Álvarez) y grado medio (Dalmau Carles). Creo que para nada consulté la enciclopedia Álvarez de tercer grado, (más nivel por tanto), que ya estudié en la escuela de mi pueblo (aún la conservo) cuando sólo tenía ¡ diez añitos ¡.Parece increíble. Pues bien estoy prácticamente seguro, que muchos universitarios de nuestros días no aprobarán ese examen. Se puede hacer la prueba. Incluso y hasta podría ser que el mismísimo ministro de cultura suspendiese ese examen.

Puesto que esas enciclopedias tienen un altísimo nivel de conocimientos (esas enciclopedias eran para niños de ¡ menos de 10 años¡), sigo muy a menudo mirando sus contenidos. Así he visto que (enciclopedia de Dalmau Carles) aparecen métodos para realizar manualmente raíces cuadradas e incluso raíces cúbicas. En aquellos tiempos no había calculadoras. Había eso si reglas de cálculo, que no obstante yo jamás utilicé. Habría supongo también tablas de raíces cuadradas y cúbicas. Por lo que recuerdo en mi época de estudiante la calculadora, se empezó a utilizar ya en la Universidad. Pero la utilización de la calculadora (u otros artefactos más modernos), nunca ha de ser excusa para ignorar otros modos de calcular. Las máquinas (incluyendo las viejas reglas de cálculo), que sirvan para comprobar, pero las mentes han de servir para pensar.

En la enseñanza secundaria (una vez superada la etapa de la escuela del pueblo) también se explicaba como calcular las raíces cuadradas de números decimales. Pero para no “liar mucho la madeja”, quedémonos con la idea de que en aquellos años, en la escuela del pueblo se enseñaba a calcular raíces incluso cúbicas.

Con el paso de los años y siempre en enseñanza secundaria se adquirían otros muchos conocimientos matemáticos (logaritmos, por ejemplo) que sirven para hacer cálculos de raíces (cuadrada, cúbica, cuarta, quinta, sexta…) con relativa sencillez, aunque utilizando eso si las tablas correspondientes. De este modo y en la práctica la necesidad de hacer una raíz cuadrada o una raíz cúbica de un número de muchas cifras, utilizando los procedimientos de las enciclopedias del pueblo, por norma general nunca es necesario, aunque no está de más conocerlo o al menos analizarlo en detalle. En el terreno de las matemáticas no basta con memorizar. Hay que razonar.

MAS CUESTIONES.COMPROBACION DE RESULTADOS

En esas viejas enciclopedias hay otras muchas más cuestiones que seguramente incluso a universitarios de nuestros días sorprenden. Regla de tres compuesta, problemas de regla conjunta, de aligación y otros más. A mi modo de ver creo que se trata en cualquier caso, de problemas que cualquier estudiante normalito de secundaria (bachillerato) de mi época (años 70) debería poder resolver. Pero no hemos de olvidar que la escuela del pueblo y sus enciclopedias era la etapa previa y anterior al bachillerato.

Una de las muchas ideas y procedimientos de interés que enseñan esas viejas enciclopedias, es la comprobación de los resultados. Lo que entonces se decía hacer la prueba. Las comprobaciones de los resultados de un cálculo cualquiera es una labor esencial. Para ello además de tener conocimientos hay que pensar, como siempre ocurre cuando las matemáticas entran en juego. La comprobación consiste básicamente en llegar a un mismo resultado siguiendo caminos diferentes.

Así pues, lo de que los estudiantes de primaria o enseñanza básica, de nuestros días, (puntualizo), aprendan a calcular (sin calculadora, ni cualquier otro artefacto moderno) raíces cúbicas de un número cualquiera, es obviamente una ironía. Es como suponer que la catedral de León, quizá esté en Zaragoza. Aunque no soy profesor, las noticias que me llagan sobre el nivel de conocimientos de nuestros estudiantes, son francamente desalentadoras. La causa en mi opinión es muy simple: se ha perdido la cultura del esfuerzo. Los padres en buena medida admiten, que aunque sus hijos no aprendan lo que debieran, lo importante es que no sufran en clase y como estudiar y aprender supone a veces esfuerzo…pues mejor que aprendan poco, pero que se diviertan mucho. Tampoco está bien visto que les suspendan. Pobrecitos se llevan un disgusto. Esto supone en la práctica, malgastar el dinero público destinado a la

enseñanza…pero es lo que tenemos. Incluso con demasiada frecuencia se cuestiona la autoridad y la labor de los profesores, justamente lo contrario de lo que sucedía con los maestros-as del pueblo en mi época. Entonces los actos de indisciplina hoy cotidianos, no se toleraban bajo ningún concepto y si los había se castigaban en el acto, como creo que ocurría en el ejército, con lo que se llamaba “insubordinación”. Quizá por eso algunos hablan de la “escuela cuartel”. Pero la realidad es que los ejércitos y por desgracia siguen siendo necesarios a pesar de todos los avances modernos.

Rogelio Meléndez Tercero

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