A CIENCIA CIERTA / Cálculo (antiguo) de la posición geográfica

Actualmente con un sencillo teléfono móvil podemos saber donde nos hallamos, pero hace siglos el asunto era muy diferente. Esto suponía que los mapas eran poco exactos y que la navegación era complicada, muy complicada. En tierra firme no era preciso saber coordenadas (latitud y longitud) pues las referencias eran montes, valles, ríos,… pero en el océano la situación era muy diferente. La posición matemática de cualquier punto de la Tierra, se define por la latitud y la longitud. La latitud es posición según dirección N-S y la longitud según E-O.

La latitud se puede determinar por la Estrella Polar (aproximadamente). También por la posición del Sol a mediodía, si se sabe la declinación en cada época del año. La longitud sabiendo la hora del puerto de salida y comparándola con la del barco. La relación es de 15º cada hora. Al parecer, fueron los españoles los que en principio más avanzaron en este asunto, aunque al final fueron los británicos los que más progresaron.

Esto que parece sencillo no lo es tanto por varios motivos. Hace siglos ( hasta el XIX), se usaba la hora solar verdadera. En este tipo de horario, el instante de la culminación del Sol, era denominado como las 12 en punto del día lo que obviamente es perfectamente lógico. Para saber la longitud geográfica en el mar, se llevaba en el barco un reloj mecánico, pero conservando o puesto con la hora del puerto o lugar de salida. Al ir al Poniente el Sol culmina SIEMPRE después de las 12 del mediodía de ese reloj. Por cada hora de retraso son 15º al Oeste. Por cada 4 minutos un grado (que pueden ser más de 100 km).

El problema es que el Sol no culmina a intervalos de exactamente 24 horas y por tanto hay errores que pueden ser de varios grados ,…salvo que se conozca esta circunstancia. Es lo que técnicamente se conoce como la ecuación del tiempo. En el siglo XVIII sin embargo los franceses y británicos debieron descubrirla, es decir comprobaron que el Sol no culmina en el firmamento a intervalos de tiempos rigurosamente regulares. Esta irregularidad del Sol en sus sucesivos pasos por el meridiano de un lugar cualquiera, suponen diferencias de hasta 30 segundos, respecto a las 24 horas exactas de las señaladas por los relojes que hoy usamos de modo cotidiano. Unos pocos segundos un día, sumados a otros pocos al siguiente y sucesivos suponen desfases de hasta ¡¡ algo más de 16 minutos¡¡. Esto supone un error en las técnicas de navegación antiguas de 4º es decir varios cientos de kilómetros sobre el Ecuador.

En el siglo XVIII; el problema de hallar con rigor la longitud geográfica aún era un serio obstáculo para la navegación segura. Fue precisamente en este siglo cuando los ingleses; debieron lograr construir relojes mecánicos que sólo se desfasaban dos minutos en largos períodos de tiempo. Dos minutos suponen un error de medio grado en longitud. En definitiva que fue en el siglo XVIII, cuando se lograron fabricar relojes mecánicos lo bastante precisos, como para poner de manifiesto que los días no duran ni mucho menos las 24 horas exactas antes aludidas.

En cualquier caso medio grado es muy poco. El Sol que parece un punto en el cielo, tiene un diámetro visto desde La Tierra de medio grado a muchos efectos prácticos. Si añadimos errores debidos al balanceo del barco y a otros varios factores; nada tiene de extraño que aúna finales del siglo XVIII; hubiese islas mal ubicadas en los mapas. Tan mal ubicadas que resultaba muy difícil encontrarlas. Esta circunstancia la aprovecharon unos marineros británicos que se habían amotinado contra su capitán; para refugiarse en una isla, Pitcairn ya que sabían que estaba mal ubicada en los mapas y así las autoridades británicas no les hallarían.

Los sucesos tuvieron lugar en 1789. Es una historia muy bien conocida. El barco perteneciente a la armada británica, se llamaba HMS Bounty y los marinos escondidos en la isla de Pitcairn, no fueron descubiertos hasta el año 1808 por un buque estadounidense. Sobre este suceso hay abundante documentación y además ha sido llevada al cine en sucesivas películas, ya que constituye una historia totalmente real pero con tintes propios de una novela.

La razón concreta por la que la isla Pitcairn (ubicada en mitad del Océano Pacífico , la zona conocida como la Polinesia), no la sé. Al parecer fue debido no a un mal cálculo de su posición, si no a que al anotar sus coordenadas alguien se equivocó.

Rogelio Melendez Tercero

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