Me preocupa quién dará de comer a todas esas personas que habitan en el interior de los armarios roperos. El vestido sé que lo tienen asegurado, incluso puede que el calzado también, ¿pero la alimentación…? Sé a ciencia cierta que mis padres no les proporcionan nada, si exceptuamos esos indigestos caramelos de alcanfor. Sólo la abuela, a comienzos del otoño, camufla algunos membrillos entre las camisas recién planchadas.
Fermín López Costero
La soledad del farero y otras historias fulgurantes
Editorial Leteo. León, 2009