Trastornos psicológicos, psicotropos y neurotransmisores

Trastornos psicológicos, psicotropos y neurotransmisores
Trastornos psicológicos, psicotropos y neurotransmisores

I. Introducción:  Las sustancias psicotrópicas o psicotropos (que literalmente nos trastocan o nos dan la vuelta a la mente y/o el cerebro) no sólo pueden provocar determinados trastornos psicológicos sino que a su vez se emplean como tratamiento para éstos.
 
A través de estas sustancias, que se utilizan como fármacos y psicofármacos en medicina y psicopatologías varias, logramos cambios en nuestra percepción del espacio-tiempo, en nuestros estados anímicos, en nuestras conductas.
 
*Se podría hacer una distinción entre sustancias exógenas y endógenas (neurotransmisores químicos), entre otras las llamadas dinorfinas, endorfinas y encefalinas, que se encargan de modificar o alterar algunos procesos bioquímicos o fisiológicos de nuestro cerebro, a través de estimulación o inhibición. 
 

Las drogas, tanto las endógenas como las exógenas, modulan nuestra corporeidad, mente incluida, y se emplean, desde tiempos inmemoriales, por los humanos con fines religiosos, ceremoniales, festivos, por puro placer, acaso para encontrar un bienestar o felicidad.
 
Sólo desde hace unos pocos años, y sobre todo en la llamada cultura occidental, las drogas son un tabú, al menos determinas sustancias, cuando sabemos que algunos pueblos o tribus las usan en sus ritos, como hacen, por ejemplo, los Tarahumara con el peyote. Algo que cautivó al surrealista Artaud, entre otros, que viajó a la Sierra Tarahumara, en Méjico/México, para familiarizarse con esta sustancia psicodélica y de paso escribir un libro, Los Tarahumara.
 
También los yaquis de Sonora danzan hasta caer exhaustos bebiendo pulque, que es una bebida mexicana fabricada a partir de la fermentación del jugo del maguey, suponemos que aderezado con alguna otra sustancia… porque el pulque es sólo una rica néctar, extraído del maguey o pita.
 
Las sustancias psicotrópicas o drogas (fármacos) no sólo pueden ser un remedio, una cura o terapia a los males, sino un veneno, mortal, en algunos casos, aunque esto dependerá de la dosis, del individuo que la tome, así como de las circunstancias en que se produzca esa toma… De ahí que se hable de la dependencia física o síndrome de abstinencia (mono) o dependencia psíquica, y aun del grado de tolerancia, según la sustancia que se tome, y por supuesto el tipo de persona y el contexto.
 

II. Entre las sustancias exógenas cabría diferenciar tres grupos de psicotropos (aparte de las llamadas drogas inteligentes o nootrópicos*).
 
Una clasificación, más o menos aceptada y/o acertada, podría ser la siguiente: sustancias depresoras; sustancias estimulantes y por último sustancias psicodélicas o alucinógenos (la psicodelia se me hace muy interesante, y algún capítulo entraré en ella).
 
1. Entre las sustancias depresoras (psicolépticos) están el alcohol, el opio y sus derivados, como la morfina, heroína, codeína, metadona… y los barbitúricos y Benzodiacepinas o tranquilizantes.
2. Entre las estimulantes (psicoanalépticos) se hallan la coca y la cocaína (farlopa), el crack, la cafeína (café, té, cacao…), las anfetas y sus derivados, la nicotina.
3. Y para finalizar están los alucinógenos (psicodislépticos) o drogas visionarias, mágicas o piscodélicos, que pueden subdividirse en Menores (Cannabis y derivados: Marihuana y Hachís; Éxtasis); Mayores (el o la LSD, psilocibina, el peyote, la mescalina, Ibogaína, etc), Disociativos (Fenciclidina o polvo de ángel, Ketamina, Salvia Divinorum, etc.), alucinógenos clásicos (atropina, escopolamina, hioscinamina…).

Resulta fascinante saber que los trastornos psíquicos obedecen en buena medida a este déficit o bien un incremento de los llamados neurotransmisores que están en nuestro organismo, dependiendo, eso sí, de otras circunstancias de vida, que inevitablemente están interrelacionadas con el incremento o disminución de estos neurotransmisores. Y que asimismo las psicopatologías pueden tratarse con sustancias psicotrópicas y/o neurotransmisores.
 

III. Neurotransmisores
 
Sustancias químicas o biomoléculas producidas por una célula y capaces de alterar otra célula. Son los mensajeros químicos de la actividad cerebral.

Se han descubierto más de cincuenta sustancias químicas que pueden actuar como neurotransmisores en estado líquido, aunque también existe al menos un gas, el óxido nítrico.
 
Entre los más conocidos están, aparte de los péptidos opioides (dinorfinas, encefalinas, endorfinas), la Noradrenalina (facilita la atención y la capacidad del aprendizaje, nos ayuda a recordar y eleva nuestro ánimo), Adrenalina (que se forma a partir de la Noradrenalina y puede estimular al cerebro para que produzca dopamina; la adrenalina se secreta ante situaciones de peligro y estrés, y es una hormona que aumenta el ritmo cardíaco, la respiración –por eso se usa con asmáticos-, y la presión arterial, dilata las pupilas y se relaciona, en bajos niveles, con estados maníacos y depresivos); la Dopamina, la Serotonina, la Acetilcolina, el GABA (principal neurotransmisor-NT- inhibitorio cerebral, a partir de otro NT, glutamato-excitador-, relacionado con la epilepsia.
 
Algunas sustancias químicas depresoras del SNC como los barbitúricos o los ansiolíticos favorecen la transmisión de GABA. Por ejemplo, las Benzodiazepinas como el diazepam o la glicina (otro NT), cuyo efecto es similar al del GABA.
 

1.- Neurotransmisores y trastornos

Cada uno de estos neurotransmisores está implicado en alguno o varios trastornos psíquicos, a saber, niveles bajos de Noradrenalina se asocian con la depresión y en altos con gran actividad sexual y optimismo; la Dopamina (anormalmente elevada) se relaciona con las psicosis y la esquizofrenia así como con hiperactividad psicomotora e hiperactividad psíquica propia de la manía, mientras que disminuida aparece en el Parkinson y la depresión.
 
Conviene saber que la dopamina en niveles altos –no extremadamente altos- nos hace sentirnos con buen humor y con apetito sexual. Es un potente estimulante químico que disminuye cuando envejecemos; la serotonina -también conocida como la hormona del placer y del humor-, se relaciona con el sueño y vigilia, el ánimo, las emociones, el control de la temperatura, la dieta, la conducta sexual, y está implicada sobre todo en bajos niveles con estados depresivos (según moderna psiquiatría, que emplea como tratamiento los ISRS-Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina), autismo, esquizofrenia, etc. (Por ejemplo, los alucinógenos poseen efectos serotonérgicos); cuando se presentan bajos niveles de Serotonina, se nota malestar emocional, ansiedad e insomnio, incluso agresividad; la Acetilcolina (Ach): relacionada con la memoria, aprendizaje y ritmo circadiano de vigilia-sueño. La Ach alta se encuentra en personas con buena memoria, capacidad de concentración y facilidad para el aprendizaje, mientras que disminuida aparece en Parkinson y Alzheimer.
 
En cuanto al GABA, en niveles altos, supone relajación y sueño, y en niveles muy bajos genera ansiedad, manías, ataques de pánico, y se relaciona con corea de Huntington o baile de San Vito, patología caracterizada por los movimientos (coréicos) exagerados de las extremidades, una enfermedad neurodegenerativa que lleva a la demencia.
 
La Acetilcolina cuenta con dos tipos de receptores (colinérgicos): muscarínicos o estimulantes (muscarina-sustancia proveniente de la Amanita muscaria) y nicotínicos (estimulantes e inhibitorios).
 

2.-Péptidos opioides

 
Mención especial requieren los neurotransmisores llamados Péptidos opioides (por sus propiedades morfínicas y su acción similar al opio), entre los que se encuentran las endorfinas, encefalinas, dinorfinas.
 
Las dinorfinas regulan, en concreto, la libido, la temperatura corporal, los ritmos circadianos y el apetito.
Estos neurotransmisores los producimos nosotros mismos ante situaciones de relajación y situaciones donde forzamos al organismo, a saber, cuando nos excitamos, reímos o realizamos ejercicio físico intenso. Por eso, resulta tan recomendable reírse, hacer el amor o simplemente practicar algún deporte, incluso caminar, y aun correr una maratón, donde el maratoniano alcanza tales niveles endorfínicos, que tiene literalmente la impresión de levitar, como si sus pies no se posaran del todo en el suelo.
 
Las endorfinas (alfa, beta, gamma) son nuestros analgésicos naturales, que nos procuran sensaciones de placer, bienestar, incluso euforia.
 
Las beta-endorfinas (bastante estudiadas) causan sensación de bienestar y relajación, refuerzan el sistema inmunológico y retardan el crecimiento de cáncer de las células.
 
La astenia (debilidad física y psíquica, tan presente en la depre) está relacionada con una disminución de las beta-endorfinas. Son algo así como nuestra morfina endógena.
 
Por su parte, las encefalinas, que son moléculas más pequeñas y menos potentes que las endorfinas, también funcionan como analgésicos naturales, y podemos producirlas a través del recuerdo de la persona que nos gusta, un determinado aroma, a través en definitiva de situaciones placenteras. En esto se basan algunas religiones y/o filosofías como el budismo o algunas técnicas de medicina alternativa, y aun las que emplean chamanes y curanderos, que hacen uso de la meditación, además de algunos “hechizos”, que podrían explicarse, cómo no, por la vía neuroquímica.
 
Entre las encefalinas cabe destacar la met-encefalina y leu-encefalina, indispensables para la memoria y moduladoras de la actividad afectiva.
 
Incluso lo que se entiende por amor, podría explicarse en términos neuroquímicos, cual si fuera una droga por la que sentimos dependencia física, y psíquica, pues el amor, la pasión, están impregnados de fluidos aromáticos, olorosos, feromónicos, como el resto de animalitos, con sabor, textura…
 
A menudo se dice que las endorfinas son las drogas naturales de la felicidad, y por ende, se podría concluir que funcionan como antidepresivos. Pues, deberíamos producirlas y activarlas.
 
Capítulo especial merecen asimismo las feromonas, que son sustancias químicas secretadas por humanos, animales y plantas para comunicarse, relacionarse, incluso sexualmente, con el otro. Son como señales de gran alcance porque viajan a través del aire. A través de las feromonas, a modo de aromas o mensajes químicos, se puede camelar, enamorar a otra persona. Se dice que las mujeres, cuando están ovulando, segregan feromonas sexuales que provocan, al menos en algunos hombres, una excitación, tal vez inconsciente, que a su vez les eleva determinados neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
 
Ya en la Antigüedad, se utilizaban feromonas en la fabricación de perfumes, que sin duda, al menos algunos, activan el deseo sexual, tanto en mujeres como en hombres. Al parecer, el sudor, sobre todo de personas sanas y enérgicas contiene sustancias, que podríamos llamar afrodisíacas.
 
*El Perfume, de Süskind, es como un intento, a través de su personaje principal, Grenouille, que posee un extraordinario sentido del olfato, por lograr el aroma mágico que subyugue a la humanidad.
 
En animales, tanto en abejas como en hormigas, las feromonas están a la orden del día. Las hormigas son un buen ejemplo de organización social a partir de las feromonas, que también usan como medio de atracción sexual.
 

*Drogas inteligentes
 
En la actualidad, se habla de drogas inteligentes o nootrópicos (literalmente que mueven –trópos- la mente –noús-), pues mejoran la memoria y el aprendizaje y facilitan el flujo de información entre los hemisferios cerebrales. No son adictivas y se hallan en alimentos y en plantas, como nueces, aceite de pescado, romero, etc., y cuyos efectos en el cerebro son muy saludables, porque además incrementan y elevan determinados neurotransmisores (nuestras drogas endógenas, a las que ya me he referido) y cuyo objetivo es potenciar el rendimiento físico e intelectual con escasos efectos secundarios.
 
Entre ellas cabe señalar: Acetil-L-Carnitina, que es un aminoácido natural con efectos beneficiosos sobre la depresión, la memoria, el envejecimiento. Se puede encontrar en herbolarios y tiendas de dietética. Dhea: una hormona con efectos contra la obesidad y envejecimiento. Ginkgo Biloba: mejora la memoria, atención y concentración. Fosfatidilserina: Mejora la memoria, aprendizaje, concentración, estado de ánimo y alerta. Se obtiene consumiendo lecitina de soja, que de paso sirve para reducir el colesterol. Pregnenolona: Alivia el estrés y mejora la memoria. Es antidepresivo. Deprenyl: Antidepresivo, estimulante sexual y eficaz contra el Parkinson y contra el Alzheimer. Dihidroergotoxina: Ralentiza el proceso de envejecimiento. Se encuentra en farmacias. Otras como Vinpocetina; Centrofenoxina, etc.

Continuará…

Manuel Cuenya

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