La sección Carboncillo y Pluma nos trae en esta ocasión, de la mano de Luis Miguel Rodríguez Blanco y Nicanor García Ordiz, el retrato artístico y literario de Yolanda Busto, religiosa y activista social. Porque un activista social es alguien firmemente comprometido con la sociedad que le rodea, que continuamente está pensando en los demás, y que nunca podría aceptar la idea de que haga lo que haga dará lo mismo.
Por eso el trabajo de Yolanda Busto, desde que llegó a Bembibre en la década de los años 60 del pasado siglo, ha sido incansable, y no ha dejado de dar frutos en beneficio de toda la sociedad.
Contribuyó a la formación y educación de los más jóvenes, no solo como docente del colegio Virgen de la Peña, sino también, y de manera muy importante, ayudando a que esos jóvenes pudieran ampliar sus horizontes culturales facilitándoles el acceso a libros y discos que no estaban permitidos durante la dictadura franquista. Trabajó por la integración de las diferentes culturas que llegaron a la comarca (portugueses, caboverdianos, pakistanies) en busca de un futuro en las minas de carbón, siempre desde la tolerancia y el respeto a sus creencias y costumbres. Fue pionera en la implantación de Proyecto Hombre en España, gracias al cual muchos jóvenes consiguieron abandonar la adicción a las drogas. También colaboró en la creación de Arabi, Alcohólicos Rehabilitados del Bierzo. E incluso llegó a dirigir el grupo de teatro Benevivere.
Pero el compromiso de Yolanda Busto con la sociedad no termina aquí. Actualmente dirige un nuevo proyecto, el Centro de Escucha de Bembibre, para atender a quienes sientan la necesidad de desahogarse, de hablar con alguien que les escuche y compartir sus pequeños o grandes problemas personales.
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