Los comisarios de la exposición “En los límites de las sombras”, que recoge una muestra de la obra de Bernardo Alonso Villarejo, Amando Casado y Jesús Palmero, estuvieron en La Casa de las Culturas para ofrecer una conferencia sobre el trabajo gráfico (fotografía y cine en 8mm y súper 8, desarrollado desde finales de los años 40 hasta la década de los 60) de este bembibrense, adelantado a su tiempo.
Amando Casado, fotógrafo profesional y comisario de la exposición, descubrió la obra de Bernardo Alonso Villarejo tras una visita al museo Alto Bierzo de Bembibre, donde se encontraban expuestas algunas de sus fotografías de carácter etnográfico, y unos años más tarde en la Posada Real Chousa Verde en Vegacervera, donde encuentra una serie de fotografías originales que le llaman mucho la atención por la calidad de las mismas. A raíz de este descubrimiento y consciente de la importancia de su obra, se dedica a recopilar y trabajar sobre los negativos con el consentimiento de la familia.
Las excepcionales cualidades de Villarejo para la fotografía han posibilitado su inclusión por méritos propios entre los grandes profesionales que conforman la historia de la fotografía española. Su obra tiene como núcleo principal las imágenes de los hombres y la vida cotidiana de su tierra natal y sus alrededores, así como sus viajes por España y Europa. Su producción artística se centra más en la expresión de la fotografía como medio de creación plástica que en su utilización como soporte documental, a pesar de que sus obras son una crónica etnográfica de la práctica totalidad del siglo XX. El archivo adquirido por el Ministerio de Cultura se compone de casi 3000 negativos, más de 1000 diapositivas y más de 20 películas.
La exposición podrá visitarse en La Casa de las Culturas de Bembibre hasta el próximo 15 de febrero.
Les ofrecemos a continuación una biografía de Villarejo, elaborada por el historiador M.I. Olano Pastor
En su juventud dirigió un grupo de teatro local y fue jugador de fútbol.
El 4 de septiembre de 1931 contrajo matrimonio con Elisa Rodríguez Fernández, con quien no llegó a tener descendencia. Entre los años 1944 y 1947 ocupó el cargo de Mayordomo de la Cofradía penitencial de “el Santo Ecce Homo”, instituida en el s. XVI. Tras el fallecimiento de su madre, acaecido el 5 de junio de 1955, asume con su hermano Francisco la administración de los “Almacenes Villarejo” –que abrieron sus puertas en el año 1896- y de la tienda que, con el mismo nombre, se ubicaría en la vecina localidad de Ponferrada.
El escaso tiempo libre que le permitía su trabajo lo dedicaba a su gran afición: la fotografía. Siempre acompañado por su cámara “Leica” no dejaba pasar las oportunidades que le brindaban las tardes de paseo para captar con su objetivo lo más pintoresco de la villa, de la Cuenca del Boeza y, en suma, de la Comarca Berciana, aprovechando los cambios de estación, los juegos de contraste que la luz va modelando a lo largo del día, los rincones y lugares más típicos, captando las escenas de la vida cotidiana a modo de retratista, fotografía de carácter documental, de detalle… Como buen viajero que era en su álbum encontramos también instantáneas de León y de países como: Portugal, Francia, Italia, Grecia, Holanda, Inglaterra, Finlandia o Suiza. Un legado artístico que conforman varios centenares de clichés, con predominio del blanco y negro y que van de 1940 a 1970.
Muchas de sus obras han servido para ilustrar libros, revistas y hasta programas de fiestas y han contribuido también a realzar organismos públicos de Bembibre como la Biblioteca, los Centros de Enseñanza, el Centro de Salud “Ángel Alonso Martínez”, el Centro de Día para Personas Mayores, la Residencia de Tercera Edad “El Santo”.
En las Fiestas del Cristo del año 1986 se realizó una exposición en la Obra Cultural de Cajaleón -actualmente Caja España- y en 1989 en la Sociedad de Socorros Mutuos “La Berciana” -más conocida como “La Obrera”- se pudo contemplar una selección de aquellas fotografías más representativas de su trayectoria profesional. Un homenaje a su buen hacer.
Merece especial mención su condición de benefactor y mecenas de Bembibre, haciendo generosas aportaciones económicas para la construcción del Museo “Alto Bierzo”, la Residencia de Tercera Edad “El Santo” o la rehabilitación del Santuario del “Ecce Homo”.
En reconocimiento a esta importante labor, el Ayuntamiento de Bembibre le otorgó la “Medalla de Oro de la Villa” y el 9 de octubre en 1998 fue nombrado “Hijo Predilecto de la Villa”; una distinción que no quiso que se le concediese en vida. En su memoria llevan su nombre la Casa de Oficios -de la que fue uno de sus más fervientes promotores- y la plaza que acoge el parque infantil, al haber cedido los terrenos donde hoy se levanta.
Como se dijo en una de sus exposiciones: “Este hombre que tenía sensibilidad de artista, alma de poeta, magnífico corazón y buena dosis de espíritu quijotesco, dejó tras de sí una brillante estela de aportaciones y gestos que testifican su altruismo, su amor sin condiciones hacia su pueblo natal, hacia sus gentes.”
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