A CIENCIA CIERTA / El magosto de Albares de la Ribera y el carbón berciano (y II)

En los últimos años del siglo XVIII y como ya señalé en la parte primera de este artículo, la existencia del carbón de piedra debía ser muy bien conocida en muchos pueblos bercianos. Otro tema es que se intuyese su valor. Aunque he realizado varias investigaciones en el Catastro de Ensenada (años centrales del siglo XVIII) y en pueblos asentados en terrenos con capas de carbón, no he hallado referencia alguna a este mineral anterior a los escritos de Lemaur. Sin embargo a partir del año 1800 y sobre todos después de la Guerra de la Independencia empiezan a aparecer algunos datos.

Los actuales ayuntamientos (llamados ayuntamientos constitucionales) se formaron después del año 1812 (Constitución de Cádiz) y creo que ya en los años 30 del siglo XIX, en la localidad de Viloria (Municipio de Castropodame) se debió poner en marcha una mina de carbón de piedra llamada Mina “La Gata”, que llegó a funcionar hasta ya bien entrado el siglo XX, aunque no son muchos los datos que tengo sobre la misma. En 1866 (Archivo Histórico Municipal de Castropodame) hay referencia de nuevo a una mina de carbón en Viloria. Quizá es la misma anteriormente señalada.

No obstante sería a partir de las últimas décadas del siglo XIX y casi con total seguridad gracias a las excavaciones para hacer la vía férrea que discurre entre Astorga y Bembibre, cuando muchos emprendedores se fijaron en el carbón y en la posibilidad de iniciar su explotación a gran escala. En 1875 ya parece que se conocía bastante bien la existencia de carbón mineral y sobre todo su potencial económico. Esta es la clave. Luego el ferrocarril permitió descubrir más capas.

En 1883 el ingeniero J. María Soler en un amplio informe sobre la minería de la provincia de León, cita una mina de carbón en Tremor de Arriba, otra cerca de la Granja de San Vicente y otra en Otero de Naraguantes. No era mucho para un informe general de la minería en toda la provincia de León. Pero está claro que se iba avanzando. En los primeros años del siglo XX, Julio Lazúrtegui al exponer sus planes para industrializar El Bierzo, fijó lógicamente su atención en el carbón y presentó un rudimentario mapa señalando la extensión de terrenos carboníferos. En aquellos tiempos la formación del Mapa Topográfico Nacional, para ser publicado con detalle (escala uno a 50 000) sólo era un proyecto, que se empezaría a ejecutar en los años 20 de ese siglo XX.

En torno a 1952 el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ya presentó un estudio bastante amplio de la geología berciana. Se hizo publicando hojas diversas. Una de ellas es la de Bembibre (número 159). Se publicaron entiendo varias más, pero en Internet y por lo que respecta a terrenos carboníferos, solo he localizado en la de Bembibre información en abundancia. Es posible que en la biblioteca del IGME si exista información que no se localiza en Internet. No obstante en Albares de la Ribera y en el municipio de Torre del Bierzo en general, lo que más ha de interesar es justamente lo referente a la zona de Torre-Bembibre. En la memoria del IGME del año 1952 aparecen una serie de datos interesantes. Merece la pena leer con calma esa memoria y contrastarla con otros informes. Hay detalles curiosos como que un tal D. Ricardo de Llano, vecino del Bilbao, debió ser uno de los primeros empresarios en solicitar concesiones mineras entre Torre del Bierzo y Cerezal de Tremor. En 1891 un tal D. Carlos Hope, natural de Santander, denunció 100 pertenencias (lo que hoy llamamos concesiones mineras) en Tremor de Arriba.

En la Memoria del IGME aparecen más nombres de personas, que fueron digamos los pioneros de la explotación del carbón. Por ejemplo el químico francés Juan Targebayle, otro francés llamado Tisne, el ingeniero Amadeo Larán, Marcelino Suarez que en 1901 que fundaría la sociedad “Antracitas de Brañuelas”, un representante del Marqués de Comillas y ya en tiempos más recientes (1931) un tal Ricardo Hermosilla y también un canónigo de la Catedral de Barcelona llamado Francisco Blanco…en definitiva un relato ameno y entretenido, que recuerda un poco a una novela de aventuras económicas y empresariales en este caso. Insisto en que merece la pena leer con calma esta Memoria del IGME de 1952 y entre otros motivos, porque ya hace alusión a numerosas empresas, muchas de ellas del Municipio de Torre del Bierzo, dando detalles sobre el número de obreros y el grado de mecanización de las explotaciones.

En 1973 se publicó una nueva hoja (mapa) geológica de la zona de Bembibre (número 159) y su correspondiente memoria. Yo era estudiante de geológicas por aquellas fechas y recuerdo haberla estudiado con más o menos interés como es lógico. También se cita lógicamente el carbón y ya a finales de los años 70 ó comienzos de los 80, la Empresa Nacional ADARO publicó un muy extenso estudio con planos y profusión de textos, que a mi personalmente me sirvieron de guía en gran medida, una vez que empecé a trabajar ( a partir de 1982) en la minería del carbón, en las empresas conocidas como Campomanes Hermanos y MILE. Hay que señalar que según yo creo recordar, en los años 70 hubo una crisis del petróleo que impulsó a países como España a buscar otras fuentes energéticas como el carbón. Ello dio lugar a lo que se llamó la “primavera del carbón” y generó numerosos puestos de trabajo en la zona debido al impulso de la minería. En este contexto se produjo la iniciativa del Gobierno de España, que dio lugar al establecimiento en Bembibre de un grupo de geólogos. Antes de terminar la carrera de geológicas y en un verano, recuerdo haber estado con ellos haciendo prácticas y observando el método de trabajo que usaban para realizar ese estudio geológico y minero detallado de la Cuenca Carbonífera del Bierzo.

EL ORIGEN GEOLÓGICO

Al margen de la historia digamos humana del estudio y explotación del carbón, hay que señalar algo sobre la historia geológica. Hace ya casi 20 años (2006), publiqué en la revista del I. E. Bercianos un artículo sobre este tema. Hace unos 303 millones de años vivieron en lo que es hoy El Bierzo una serie de plantas, con cuyos restos se fueron formando turberas que hoy se han transformado en capas de carbón. El carbón acumulado se estima que se generó durante un período de tiempo, que tuvo una duración corta en términos geológicos. Unos 5 millones de años. Es decir entre 305 y 300 millones de años antes del presente se formaron las turberas que hoy son capas de carbón.

El espesor (potencia) de los terrenos que contienen capas de carbón, es de unos 1800 metros. En sus orígenes debieron ser unos 2000. El número de capas de carbón es de unas 30 capas a grandes rasgos. No obstante debería hacer un recuento más detallado. Hay eso si una gran cantidad más de carboneros, cuya potencia en algunos casos no llega ni a un centímetro. Hace unos 300 millones de años, había capas formadas por materia vegetal acumulada (turberas) y también capas de arena y otras de limo o barro. Las capas de arena hoy son areniscas y el barro capas de pizarra. Hay también conglomerados que son arenas pero de grano tan grueso que se ven a simple vista ya que son del tamaño de un nuez o incluso más grandes.
Podemos hacer un pequeño tanteo y sabiendo el espesor total de capas (los 2000 metros) y el tiempo (pongamos 5 millones de años) es fácil deducir que en una primera aproximación y por término medio, cada 1000 años se produjo una acumulación final de unos 40 centímetros de terreno. Estamos hablando no obstante de datos promediados y de un primer tanteo. En el estudio ya precitado que publiqué en 2006, hay una serie de detalles más sobre este asunto.

EVOLUCION DEL TRABAJO TECNICO

Como lo que yo principalmente hice fueron labores de índole técnico (geología/topografía), es de estas de las que puede hablar con mejor conocimiento. En los inicios de los años 80 los planos se dibujaban primero en papel cuadriculado, luego se calcaban en papel vegetal y a partir de este se hacían copias que luego había que colorear, como se hacía en la escuela de mi pueblo en los años 60. Los cálculos se hacían con calculadoras de bolsillo. En los últimos años sin embargo los ordenadores acabaron imponiéndose como por otra parte es lógico.

En aquellos años cada explotación minera tenía su propio sistema de referencia de coordenadas, hasta que un profesor de la Universidad de León (D. Luis Fernández Fernández), tuvo la buena iniciativa de fijar un mismo sistema para todas las minas. Era algo esencial ya que sólo así es posible relacionar y situar las labores de una explotación con respecto a las de otras vecinas y evitar situaciones que podrían derivar en por ejemplo graves accidentes.

La geología era algo a lo que apenas se le prestaba atención. Yo procuré en la medida de mis posibilidades, cambiar esa situación. La geología es esencial para identificar y correlacionar las capas de carbón en las diferentes partes de la mina y también con las de las minas colindantes. También es imprescindible para conocer la estructura, es decir la forma que adoptan las capas; esto es si hay un sinclinal (“fondo de barco”) , un anticlinal (“concha de tortuga”) , si las capas se van a “tumbar”, si van a ponerse “colgadas”, si hay “saltos” (fallas) importantes… Todo ello era como digo esencial y podría contar más de algún disgusto y sorpresa por no haber prestado atención a la geología. Tengo la sensación de que durante muchas décadas, se prestó mucha atención a las técnicas de explotación pero no tanto a los métodos de investigación geológica.

Los planos topográficos que al final se terminaron elaborando con ordenadores y programas de dibujo, siempre fueron el soporte o la base en la que se sustentaban los estudios geológicos.

Rogelio Meléndez Tercero