Arsénico para autónomos, por compasión

Tomás Vega Moralejo

Funcionarios vs Autónomos como título sería para goleada en casa, por eso me he decantado por título el que se ha quedado aunque la idea inicial era básicamente enfrentar datos, y la chispa de este artículo finalmente ha sido un cabreo con el que sigo.
 
Los funcionarios son los trabajadores que menos trabajan, cosa que es bien sabida pero quería el dato, que me proporcionó businessinsider.es en medias: Autónomos, 40,7 horas a la semana. Empleados por cuenta ajena en empresas privadas, 32,8 horas semanales. Trabajadores del sector público (funcionarios), 31,5.
 
Encuentro luego que resulta que los autónomos incluso cotizamos más para el sistema de previsión social que los funcionarios, ya que éstos pasan por mutuas, y ya es lo que me faltaba por oír…
 
22 días al año de vacaciones a colocar a conveniencia, que por tanto se convierten en unos cuantos más, ya que tienen todos los sábados, domingos y festivos.
(Hablo todo el rato de la subespecie de funcionarios de la administración, eh, no de  sanitarios, policías o bomberos)
A esos 22 días se van añadiendo hasta 4 más por años de servicio. Y aún tienen los días de libre disposición, que pueden llegar a 9 al año.
 
A ver… 52 semanas que tiene un año, por 2 sábados y domingos a la semana ya son 104 días libres. Más 14 festivos del año. Más los 22 de vacaciones como mínimo y pongamos 5 de libre disposición. Son 145 días libres al año.
 
145 días no los he librado yo, sin contar los obligados parones de la pandemia (únicas “vacaciones” pagadas que he tenido en mi vida), en los diez años que llevo casado. Sí, lo habéis adivinado, trabajo en hostelería. No de los pobrecillos que están asegurados 4 horas, les pagan por 8 y trabajan 12 o más para que disfruten, entre otros, los funcionarios…
No de esos, pero soy autónomo. Un buen trozo de lo que gano se lo tengo que pagar al Estado como cotización. Cuando a otros le han subido el sueldo, a nosotros nos han subido lo que tenemos que restarnos para pagar como cotización.
Quiero acordarme también de autónomos como los de albañilería, trabajo a menudo penoso y sin coeficiente reductor: a la misma edad se jubilan que un trabajador de oficina.
 
No voy a hablar ahora de lo que hacen algunos funcionarios en los 220 días de trabajo, que con eso ya me metí en el artículo “Los dioses del trabajo”, pero sí os voy a contar un caso real corto de hoy mismo que es la que me trajo a escribir este artículo como desahogo:
 
Voy a sacar el DNI + pasaporte para mi hija pequeña… por segunda vez, ya que la anterior se me olvidó llevar su partida de nacimiento. Pero apunto que esa vez anterior nos atendieron personas distintas y con una buena disposición, y al menos nos hicieron los trámites a los demás componentes de la familia aún habiendo alguna cosa que no estaba perfecta por nuestra parte.
Hoy ya llevé ese papel, y vamos a admitir que entendiera yo mal cuando me dijeron que con ese papel, el libro de familia y los DNIs de los padres valía. Vamos a admitir que fuera fallo de entendimiento mío el no llevar un Volante de empadronamiento. Pero a ver, como le dije a la mujer que me atendió: Tienes aquí el libro de familia, tienes la partida de nacimiento, en que pone la dirección, que coincide con la de los DNIs de los padres y con la del DNI de su hermana que hicisteis hace unos días aquí mismo ¿Dónde va a estar empadronada la niña pequeña? ¿Se nos ha emancipado con tres años y tiene piso en Alcobendas? (esto último ya no se lo dije, solo lo pensé).
Pero no. Según ella no podía hacer nada.
Porque claro, ella, desde su pedestal de funcionaria de la administración, con su sueldo que puede que doble al mío, con sus 145 días libres al año y sus 220 de sufrido trabajo de oficina, tiene que sacarse más tiempo de no hacer absolutamente nada despachando en unos segundos a personas para la que tenía asignados tal vez 20 minutos para atender. Porque a ella le importa un comino que yo haya tenido que hacer ajustes de agenda para poder ir allí, a media hora de donde vivo, para sacar un DNI y pasaporte que además arrean bien porque son 12 y nada menos que 30 euros respectivamente.
Supongo que se tomaría una infusión en ese tiempo libre que se ganó por aplicar una norma o lo que sea a rajatabla, en lugar de servir al ciudadano que es para lo que se supone que está.
 
Afortunadamente hay funcionarias de la administración que realmente funcionan. Desde luego, los hay que me han arreglado en ocasiones cosas bastante más complicadas que la falta de un obvio Volante de empadronamiento que suplían perfectamente otros documentos. Funcionarios con ganas de trabajar y/o voluntad de ayudar.
 
Pero se topa uno con artistas así, a la que además no hay quien tosa porque, precisamente, es funcionaria y va a cobrar lo mismo viendo las horas pasar que haciendo bien su trabajo, y…
 
…y leo también que el ministro Escrivá se compromete en Bruselas a subir las cuotas de los Autónomos a partir de 2026, para que soportemos casi la mitad de las cuentas que tienen que aumentar para que aguante el sistema de pensiones.
 
Y creo que, ya que la consigna parece ser acabar con los autónomos (¿Y si no los hubiera?) como si del tabaco se tratara, ya solo nos queda pedir al Ministerio de Sanidad que al menos nos entre el arsénico por receta.
 
 Tomás Vega Moralejo 

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