IA, uy…

Había escrito yo hace años un artículo (Titulado “IA, ea”) pensando en la Inteligencia Artificial como salvadora de la propia humanidad, cuando ésta trascienda a la inteligencia humana (si es que eso llega a suceder)… ya que una inteligencia superior se dejaría de intereses económicos y otros, y atendería sin pamplinas a solucionar problemas como el cambio climático que estamos causando.

A la humanidad, desde luego, no la veo capaz de solucionar el lío en el que estamos metidos. Porque las soluciones tienen que planificarse; tienen que venir desde los gobiernos. Y si a algún político se le ocurre ponerse en serio con esas cosas, pues no se le vota porque somos muy cómodos y entonces no gobierna. Es decir, que seguirá habiendo gobiernos que pasarán en mayor o menor medida del medio ambiente, poniendo solo parches para ir tirando.

Cuando sintamos el agua en la barbilla, solo entonces, las masas se darán cuenta y votarían a alguien que realmente propusiera medidas contundentes contra el destrozo de la naturaleza y la sobrepoblación… pero entonces ya será demasiado tarde.

A continuación llegaría el caos.

Se me ocurre que la única solución que tenemos podría llegar precisamente desde esa singularidad de una Inteligencia Artificial transhumanista.

…pero vaya, pensaba que esa IA superior llegaría como de repente para los ciudadanos de a pie, porque estaría contenida hasta entonces por quienes la tuvieran entre manos.

Pero claro, eso no va a ser así. Inocente de mí. Porque claro, antes tocará experimentar con la gente y sacar provecho económico de las inteligencias artificiales previas a esa que nos pudiera trascender.

Parece que ya estamos en ello. Lo más conocido es el famoso ChatGPT, con el que he tenido el gusto de conversar. Le hice algunas preguntas sobre mi querido Vangelis y, como no fue precisamente el músico más mediático, pues tampoco es un músico sobre el que haya mucha información por ahí… pero ChatGPT no me dijo que no supiera las respuestas, sino que, ni corto ni perezoso, me contó varias invenciones. Eso sí, cuando le dije que eso no era como de contaba sino de otra manera, se disculpó amablemente.

Le hice otras preguntas de tipo filosófico y de psicología, y la verdad es que me gustó. He charlado con algún psicólogo que me alivió menos… y fue mucho más caro.

Ya de estar registrado en ChatGPT, probé el generador de imágenes también de la compañía OpenAI: DALL-E. La imagen que acompaño con este artículo, hecha al efecto, es una de las cuatro que me fabricó al escribirle “Imagen de arte digital, de cómo sería una inteligencia artificial transhumanista, que solucionaría los problemas de cambio climático y sobrepoblación”. Eso es bastante abstracto, lo sé. Días atrás había probado a decirle cosas más precisas sobre otros temas, pero nunca me generó una imagen satisfactoria. Entre otras cosas, cómo no, parece que es mejor hablarle en inglés, aunque sabe traducir en múltiples idiomas. Midjourney logra imágenes más bonitas, pero su uso me resultó mucho más engorroso, con un registro en el que tardé en aclararme, y para generar las imágenes hay que meterse en una especie de Chat que a mí me pareció un lío.

La cuestión, es que ya habréis visto que con inteligencia artificial se están generando imágenes, por ejemplo de personajes famosos, indistinguibles de imágenes reales.

Esto, por supuesto, se va a usar para hacer aún más difícil distinguir la información falsa de la real. Y ya sabemos que la información es el cuarto poder (a veces, hasta adelanta a los otros)…

No digo más….

Y con un generador de textos realmente inteligente, muchos más trabajos peligran.

No digo más tampoco.

De modo que dejadme tirar una vez más de Vangelis, que además de (el mejor) músico fue también buen pintor y filósofo, cuando le preguntaban por sus expectativas sobre la ciencia para el futuro:

“Cualquier cosa que la ciencia traiga, espero y deseo que sea usada sabia y correctamente para el bien de la humanidad. Todo depende de cómo se manejen esos logros. La mayoría de las veces, los desarrollos científicos se utilizan contra la naturaleza y, por lo tanto, contra la humanidad, pero nunca contra la búsqueda de ganancias”.

De modo que sí digo, o me desdigo, para concluir, que me temo que la humanidad ya se va a encargar también de que la inteligencia artificial no la trascienda, sino que sea un elemento más para el desconcierto.

Tomás Vega Moralejo 

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