Soltar gente a contagiar

Tomás Vega Moralejo

Cuando uno escucha al Vicepresidente de la Junta de Castilla y León hablar con severidad de todo lo que respecta al CoronaVirus, uno puede pensar que podemos estar más tranquilos que otros ya que estamos ante un gobierno que sabe lo que se hace. Lo malo es que, tras esa seriedad, no hay una gestión que vaya en consonancia. No sé bien cómo es la de otras comunidades autónomas, creo que las hay mejores y peores, y ya no defiendo tampoco al gobierno central porque ya no sabe uno a qué atenerse con tantos vaivenes, pero es que no voy a tratar en absoluto de comparar ni de entrar en rifirrafes políticos. Voy a hablar de lo que conozco; y lo que he sabido, por propia experiencia en los últimos días tras haber dado positivo por coronavirus, es lo que se refiere a mi comunidad autónoma y que se está traduciendo, en este mismo momento y en algunos casos, en lo que pongo por titular: están dando altas, y por tanto dejando «libres», a personas positivas en coronavirus sin molestarse en comprobar si han dejado de serlo. Justificaré esto que digo; os lo detallaré (no del todo porque me saldría un libro), tened paciencia; es que son tantos detalles que no sabía ni por dónde empezar… solo que de algún modo debía hacerlo e ir desarrollando.

Es indignante esto de la Junta, particularmente cuando tenemos un gobierno especialmente severo en cuando a maltrato a la hostelería y otros sectores que usa como chivos expiatorios, mientras resulta que ese mismo gobierno está obrando mal a sabiendas en cosas que directamente le competen.

Es un problema sanitario, ojo, pero no provocado por los sanitarios.

Me molesta que hemos llegado a un punto en que los sanitarios, que son quienes más directamente cargan con las consecuencias de la pandemia, parecen no tener ya ni el favor del público.

Lo que en la primera ola fueron aplausos, ahora son enfebrecidas críticas. No hay más que echar un vistazo a las redes sociales o acudir a distintos centros de salud y hacer oídos.

Ahora resulta que es que son unos vagos.

Y claro, es que la gente lo que percibe es que se atiende a menos personas que cuando las cosas eran normales, y se atiende peor (esto es así en cierto sentido, la cuestión es el porqué).

Entonces, en un análisis superficial, la conclusión a la que llega la gente es: que los sanitarios no quieren atender bien.

Y los medios de comunicación, tan centrados en decir frías cifras hora tras hora y día tras día, no ayudan a arrojar luz con sus fríos titulares como «los sanitarios se quejan de falta de personal», con los cuales quien lo escucha efectivamente se queda en la superficie y no tiene idea de la dimensión de lo que pasa realmente.

Y lo que pasa realmente, y ahora voy a hablar de lo que tengo más cerca que es mi área de salud, pero no dudo de que esto estará pasando en toda la autonomía… lo que pasa, decía, es que por ejemplo en verano, con nuestra zona con la población duplicada, estaban en activo solo un tercio de los médicos que tenía que haber en el Centro de Salud de Bembibre, porque la Junta no suplía vacaciones, bajas o jubilaciones. Es decir, que como nuestra querida Junta no es capaz de poner un médico de sustitución no ya por cada uno que falta sino que apenas sustituye a alguno: pues teníamos a unos cinco médicos haciendo el trabajo de una quincena. Y lo que yo pienso es que bastante que esos pocos no lo mandan todo al carajo o se dan de baja por depresión, que es para que la tengan.

En enfermería no se llega a la precariedad de lo que ocurre con los médicos, pero también hay de menos.

Bueno, pues ya tenemos unas condiciones de carga de trabajo para cada profesional que no dan para ofrecer el mejor servicio.

Ahora viene la otra parte, y es que aunque hubiera una plantilla normal en número, las condiciones de trabajo han cambiado para peor: tanto para el paciente como para el sanitario. Ahora tienen que perder mucho tiempo al teléfono, tanto para hacer llamadas (a menudo no respondidas, con lo cual tienen que hacer más intentos) como para recibir llamadas de pacientes. Habrá quien piense que el médico o enfermera estará muy pancho al teléfono, pero es más estresante eso que la atención personalizada, porque complica el entendimiento y el diagnóstico; y está el tema de desinfección entre cada paciente y precauciones con cada paciente, por no hablar de cuando toca uno con síntomas respiratorios y hay que ponerse «el traje».

En definitiva, que todo esto es una faena para el paciente, pero también para los sanitarios.

No me olvido de señalar que para colmo a un paciente le puede coincidir un mal profesional, que los hay, como en todas las profesiones… pero es que en ésta lo habitual es incluso una ética por la que ni siquiera hacen huelgas «como dios manda» porque saben que eso supone, en la práctica, tiempo que no están atendiendo a sus pacientes.

Y razones han tenido siempre para la huelga, con una Junta que los ningunea de distintas formas, como con bolsas de trabajo que no se actualizan, pocas ofertas públicas de empleo y mal resueltas (la última, tras año y medio, está aún en fase de valoración de méritos)… y una saturación constante de trabajo, en el caso de las enfermeras especialmente en el hospital.

Todo eso y más lo vienen aguantando estoicamente, ya como un mal endémico de su profesión… y llega la pandemia y aún nos sacan a todos para adelante con ella, a pesar de las dificultades, pero llega la Junta y tiene la ocurrencia de querer solucionar las cosas con un decretazo de hace unos días por el que, si lo estiman oportuno, pueden desplazar a sanitarios de cualquier punto a cualquier otro de la comunidad autónoma (como es pequeña, además…).

Supongo que con eso conseguirán que unos cuantos sanitarios, antes que desplazarse, se den de baja, pero lo seguro es que lo que ya han conseguido es terminar de putearlos, y perdón por la expresión.

En fin… que gracias que tenemos los mejores sanitarios del mundo, porque lo de la mejor sanidad del mundo de la que tanto presumía España, desgraciadamente ha quedado al descubierto que no es así.

Bueno… me parecía de justicia decir estas cosas sobre lo que tienen que aguantar los sanitarios, pero vamos ya al tema de que se está haciendo que gente con CoronaVirus pulule por ahí a sabiendas. Y no me refiero a «delincuentes» que se saltan la cuarentena, porque eso es responsabilidad individual ya que no se puede poner un policía a vigilar a cada uno; me refiero al protocolo de la Junta. Veréis, es que lo sé de primera mano porque soy positivo en coronavirus, desde el día 2 cuando me miré no por estar mal sino de rebote (al día siguiente se hicieron la prueba mi mujer y mis dos hijas y también resultaron positivo).

Esta mañana fui a una segunda prueba PCR, pero no sé si me darán resultado porque lo que está pasando es que están rechazando muchas «varitas» de esas con las que casi nos tocan el cerebro…

Me lo contaba hace días «alguien», pero no me lo podía creer, porque además hasta hace días sí se analizaban todas las PCR… pero como cada vez se están pidiendo más, la cosa es que han llegado órdenes «de arriba»: para los centros de salud, hacer las menos PCR posibles; y para el laboratorio, rechazar las que no cumplan el protocolo.

Cuando ayer recibí la llamada de un médico porque ya terminaba mi período inicial de cuarentena, supe que era cierto tal disparate.

Fue algo así como -Bueno, ya llevas los 14 días de cuarentena ¿Cuándo tuviste síntomas por última vez?- (Ojo al dato, que aquí hay uno de los agujeros del sistema: el médico no tiene más remedio que creerse lo que le digas, porque no lo ha podido comprobar; entonces, si una persona algo jeta, especialmente si no trabaja, quiere quedar «libre» aunque tenga síntomas, ahora lo tiene tan fácil como mentir).

-No he tenido síntomas en todo lo que llevo en cuarentena- (bueno, he tenido algún dolor de cabeza, pero es que yo creo que no hay una semana del año que no tenga alguno)

-Vale, entonces ya está, no hace falta una nueva PCR-

Digo -Pero a ver, yo trabajo en un bar… y es probable que amplíen el cierre de bares, pero si este viernes nos dejan abrir, me gustaría ir a trabajar con la tranquilidad de saber que no voy a contagiar a nadie-

-Vale, yo te pido PCR y pongo que trabajas en hostelería, a ver si así, porque lo que no te garantizo es que te la analicen porque están poniendo muchas como «muestra rechazada» porque no cumple con el protocolo, que es dar de alta tras catorce días y tres últimos sin síntomas-

Por si fuera poco, ahora viene la parte infantil: hablamos con un pediatra y a mis dos hijas, de 4 años y 7 meses, nos dice que mejor no hacerlas pasar por la molesta prueba (no tanto, eh, que al fin y al cabo son unos segundos) porque en este momento sabe que van a rechazarlas, porque de hecho ya ha tenido varias discusiones con «alguien» precisamente porque varias que había pedido en los últimos días las notifican como rechazadas porque el protocolo dice que ya hay que darles el alta sin prueba de comprobación (mi hija de 4 años ha sido absolutamente asintomática, y mi hija de 7 meses tuvo al principio una noche de fiebre, tres días de afonía e irritabilidad y ya). Total, que esta mañana solo nos han hecho PCR a mi mujer y a mí, y solo tenemos garantías de que analicen la de mi mujer porque ella es sanitaria.

En ese último apunte hay algo interesante: a una sanitaria sí le analizan la PCR y si sale positiva no se incorpora a trabajar… ¿Os dais cuenta de la paradoja? O sea, eso es lo lógico, y será porque con PCR positiva aún podría contagiar, pero entonces ¿Por qué a otros les levantan la cuarentena sin comprobar PCR?

Y con lo de mis hijas ¿Os dais cuenta de lo que se está haciendo con los menores? Se les da el alta sin comprobación.

¿Qué hago yo ahora? ¿Mando a mi hija al colegio, cuando en infantil no se usa mascarilla? ¿La envío a (quizás) contagiar? ¿La dejo indefinidamente sin colegio?

¿Y si la pequeña tuviera que dejarla en una guardería?

(¿Y si, como pasa en unas cuantas familias, unos hubiéramos dado positivo y otros negativo y tuviéramos que estar con la filigrana de vivir separados dentro de la misma casa? ¿Nos juntamos sin PCR? ¿Continuamos separados por precaución autoimpuesta? ¿Hasta cuándo?)

Es de miedo. Es de una irresponsabilidad tal de los que mandan, que es increíble la caradura que tienen al pedir los esfuerzos que piden a la ciudadanía, cuando lo están haciendo ellos fatal de base.

Y no se lo pierdan, amigos, que la gestión de la Junta se anima: como si Madrid fuera el ejemplo a seguir, ahora la consigna es fiar cada vez más las cosas a los test rápidos, los de antígenos (antígeno, en este caso, es un componente del CoronaVirus) y ¿Qué pasa? Que esta prueba es muy útil si alguien tiene síntomas compatibles con CoronaVirus, para saber si efectivamente esos síntomas se deben a éste… pero resulta que esta prueba no es fiable si no hay síntomas porque, digamos (por simplificar), es menos sensible que la PCR y necesita de más carga viral para «cantar».

La PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) tampoco es la panacea, porque con ésta ocurre un poco al revés: esta prueba detecta fragmentos de material genético del CoronaVirus, pero detecta, digamos, desechos ya del CoronaVirus incluso después de un tiempo superada la enfermedad.

Es conclusión, que por supuesto es muy difícil de gestionar todo esto, y es muy difícil encontrar el equilibrio entre economía y salud… eso hay que reconocérselo a los distintos gobiernos y organismos y debemos ser un tanto indulgentes, pero hombre… está claro que fiar la gestión a una prueba (la de antígenos) que solo es fiable con síntomas, cuando se sabe que el CoronaVirus se contagia también en fases asintomáticas, pues bien no está. Y un protocolo que da de alta a gente sin asegurarse de que ésta ya no pueda contagiar, pues bien no está.

Epílogo: He leído unos cuantos artículos últimamente, y me ha parecido muy interesante, para ir terminando con el mío, una frase de Howard Markel, director de un Centro de Historia de la Medicina: «Todas y cada una de las epidemias que he estudiado culminan con una amnesia global. Volvemos cada uno a lo suyo como si tal cosa». Eso sucederá también con la presente pandemia de CoronaVirus, y sucederá gracias a la ciencia. La ciencia ahora da la impresión de que está un poco perdida, y da esa impresión porque estamos presenciando en directo, incluso con sobreinformación, uno de los fundamentos de ésta: ensayo y error hasta dar con la solución. Pero más pronto que tarde los conspiranoicos, negacionistas y demás personajes de esta página de la historia, tendrán que cerrar la boca.

…y una última cosa. Soy de la opinión, como mi querido sobrino Roberto García Vega en su artículo, de «Salvar la Navidad», porque hay salud más allá del CoronaVirus; el CoronaVirus no lo es todo. Está también la salud mental, y las Navidades son fechas con profundas implicaciones en nuestra cultura (y no digamos para quien sea religioso).

El maltrato a la economía también puede acabar con mucha gente enferma, aumentará la delincuencia, etc.

Y estarán pensando los sanitarios que «salvar la Navidad» así en genérico, supone fastidiársela a ellos ya que puede implicar más contagios y más hospitalizaciones… pero precisamente en eso la Junta tiene una oportunidad para por una vez pensar en los sanitarios: menos decretazo y más medios y personal.

 

Tomás Vega Moralejo

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