Hartos de robos

Mi nombre es Marco González, desde hace 14 años mi familia posee un pequeño bar en Villar de los Barrios, el cual hemos sacado adelante con mucho esfuerzo. Las políticas del Ayuntamiento de Ponferrada y las de la Junta de Castilla y León contra la despoblación rural -alguna fotografía en prensa de algún cargo y poco más- han ayudado a que los pueblos bercianos, año tras año, queden despoblados.

El bar de mi familia -el bar de “Mari” o el bar de” Manolo”- como muchos bares de pueblos, no es el negocio más rentable del mundo, esto lo saben las personas que sean propietarias de uno de ellos en las decenas de pequeñas poblaciones bercianas.  Creo que todos y todas sabemos que un bar es algo más que un lugar donde se sirven bebidas, es un lugar de reunión y dónde sabes que cuando el aburrimiento asedia, alguien habrá, aunque solo sea Mari o Manolo, los propietarios.

Mi tía Mari, paga todos los meses su cuota de autónomos, cada año paga el IBI, religiosamente paga IVA e IRPF, paga la tasa de depuradora, tasa de residuos, etc… lo que viene a ser una contribuyente ejemplar. Tiene la mala costumbre de esperar algo a cambio por ser tan buena “pagana”.

No voy a entrar en el debate de la necesidad de celebrar un Mundial o no. Posiblemente veré el mundial de ciclismo en el bar de mi tía, si los cacos tienen la delicadeza de devolver la televisión de plasma o, a lo mejor, alguno de los patrocinadores del evento  sortea alguna, estaré pendiente. Sí que me gustaría que la “donación involuntaria” del negocio de mi tía gozara de los beneficios fiscales de la cita ciclista, me informaré para ello. Más que nada, lo digo, por si los cacos emplean las botellas de whisky y ginebra chorladas durante esos días para embriagarse más, si cabe, con del deporte de las dos ruedas.

Marco González
Villar de los Barrios

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